El independentismo pierde terreno en Escocia
Los Nacionalistas de Nicola Sturgeon no logran mantener el extraordinario resultado de 2015. Gran subida de los conservadores
Un nuevo referéndum de independencia no parece ser el camino deseado para un buen número de escoceses, que retiraron ayer su apoyo al partido nacionalista escocés. El SNP de Nicola Sturgeon pierde parte del terreno que había ganado en 2015, cuando arrasó en las elecciones generales que lo consagraron como la tercera fuerza política del país. Con 35 escaños (de los 59 que aporta Escocia) lo sigue siendo. Y también el partido más votado en Escocia. Sin embargo, no ha conseguido revalidar el extraordinario resultado de hace dos años, cuando subió de seis escaños a 56. Y destaca que aunque los laboristas han logrado recuperar algunos de los puestos que perdieron hace dos años, ha sido el partido conservador, hasta hace nada una fuerza política prácticamente invisible, el que le ha arrebatado un buen número de votos. Y entre ellos dos escaños muy jugosos y simbólicos. El de Angus Robertson, en número dos del SNP y líder del partido en Westminister, y el del histórico Alex Salmond, antiguo ministro principal de Escocia.
La responsable de ese avance, y quizá la esperanza de futuro de un partido conservador que se ha despertado tocado, es Ruth Davidson. Quien encabeza a los tory escoceses es una mujer de clase obrera, alejada de la imagen fría y clasista que tienen en Escocia los tory de Westminister, abiertamente lesbiana, buena comunicadora y que hizo campaña contra el brexit. Su discurso y su argumento totalmente contrario a un segundo referéndum de independencia parece haberle dado resultado. Así que se ha hecho con algunos de los votos que hasta 2015 eran para los laboristas, que pasaron a apoyar al partido de la abogada Sturgeon, que no ha logrado mantenerlos. Los conservadores de Ruth Davidson han logrado 13 escaños, cuando en 2015 sólo logró uno.
Las elecciones en Escocia han sido un duelo entre dos mujeres: Davidson y la carismática Sturgeon. No por casualidad las tierras del norte, por encima del muro de Adriano, son terreno de lideresas. Una lucha entre dos posturas, el unionismo y el independentismo. Y los escoceses no han abrazado abrumadamente un nuevo desafío secesionista. El SNP, que ya auguraba una pérdida de escaños (el resultado de 2015 fue, de hecho, bastante inesperado), todavía es fuerte pero mucho menos de lo deseado para reclamar la consulta.
"Sin duda, el asunto del referéndum de independencia ha sido un factor en el resultado de las elecciones, pero creo que ha habido también otros factores", ha admitido Sturgeon este viernes por la mañana en Edimburgo, cuando los resultados ya eran definitivos. La líder escocesa ha recorda, no obstante, que el SNP ha ganado las elecciones; y con el mejor resultado de su historia. Aunque la derrota en algunas de sus circunscripciones es aún más amarga porque el partido se queda sin figuras como Robertson y Salmond, mentor de Sturgeon. La escocesa, que en 2015 llevó a su partido hasta la cima, ha reconocido que quiza sea tiempo de hacer "una pausa" para analizar los resultados y escuchar al electorado. Sin embargo, también ha apuntado que la cuestión constitucional no desaparecerá.
La incertidumbre de las negociaciones con Bruselas y la situación económica, que no es mala pero que no es demasiado halagüeña para una futura Escocia autosuficiente e independiente, no han jugado del lado de los independentistas. Porque pese a que desde el referéndum de 2014 el SNP ha experimentado una impresionante crecida, los últimos sondeos, de mayo, muestran que el 44% de los escoceses apoyarían la independencia. Una cifra muy similar a la de hace tres años, cuando los sueños de los nacionalistas saltaron por los aires (un 55,3% votó por la unión).
Además, cuando Sturgeon puso sobre la mesa un nuevo desafío independentista no contaba con que Theresa May fuera a convocar elecciones anticipadas. La conservadora había dicho en reiteradas ocasiones que no era el momento. Pero May lo hizo y eso ha pillado con el pie algo cambiado al SNP, que ha centrado su campaña en la necesidad de parar a los tory, en ser el contrapunto a sus programas de recortes y austeridad; en lugar de centrarse y abanderar solo la opción de una nueva consulta. Reclaman el voto para ser la “voz fuerte de Escocia en Westminster” y evitar “dar carta blanca” a los conservadores de May.
Pero el desafió independentista y el argumento de los conservadores de que ya que se hace un Brexit, que se haga con fuerza, ha cambiado un poco el terreno político en unas tierras en las que hasta hace unos años votar tory era algo bastante mal visto.
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