México intentará reproducir en cautiverio a la vaquita marina
El cetáceo, en peligro de extinción, tendrá un santuario en el golfo de California
La probable extinción de la vaquita marina ha llevado a México a tomar medidas extremas. El Gobierno mexicano emprenderá este año un plan para reproducir al cetáceo más pequeño del mundo en cautiverio. La estrategia llega cuando el número de ejemplares apenas alcanza la treintena y dos años después de la implementación de una estrategia de protección de su hábitat en el alto golfo de California. El ministro mexicano de Medio Ambiente, Rafael Pacchiano, ha explicado este lunes en la televisión el programa para conservar a este mamífero marino.
El primer paso será la construcción de un santuario en el golfo de California que Pacchiano ha descrito como “similar a los delfinarios a mar abierto”. Allí los ejemplares de la marsopa estarán alejados de los depredadores naturales —como tiburones y otros cetáceos— así como de los pescadores. En septiembre, especialistas del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) comenzarán la recolección de vaquitas para atraerlas al santuario. “Vamos a capturar a las vaquitas, en este santuario, donde vamos a garantizar que nadie pueda entrar y que no haya ninguna amenaza. Con un grupo de expertos internacionales vamos a ayudarlas a que se reproduzcan”, ha explicado Pacchiano.
Las autoridades medioambientales utilizarán tres delfines de la Armada de Estados Unidos, que regularmente rescatan buzos, para encontrar los ejemplares y guiarlos hasta el santuario. La tarea es compleja debido al tímido comportamiento de la vaquita marina. La marsopa suele vivir en lo más profundo del mar y solo se asoma unos segundos a la superficie para respirar. La vaquita marina evita a toda costa el contacto con las embarcaciones, lo que dificulta su preservación en cautiverio. En este intento desesperado por mantener la especie con vida, el Gobierno mexicano invertirá tres millones de dólares y organizaciones civiles contribuirán con un millón más.
Pacchiano ha estimado que al terminar el 2017 existirá evidencia suficiente para saber si el plan de reproducción en cautiverio funciona. “Esta es la última llamada que tenemos para evitar la extinción de la especie”, ha dicho. Las alertas se dispararon hace más de tres años cuando las organizaciones ambientalistas encontraron que en un año, de 200 ejemplares la población de vaquita marina se redujo a la mitad. Entonces, las autoridades prohibieron la pesca en el alto golfo de California, compensaron económicamente a los pescadores e iniciaron un programa de vigilancia a cargo de la Fuerzas Armadas.
La población de vaquita marina se encuentra en mínimos y la pesca ilegal en el golfo de California continúa. La muerte de la marsopa suele ser colateral, ya que los pescadores furtivos buscan capturar peces totoaba. La vejiga natatoria de la totoaba se exporta ilegalmente a China donde se sirve en sopas como un afrodisíaco y remedio medicinal. El plato puede costar hasta 20.000 dólares. La vaquita marina muere atrapada en las redes que sirven para capturar a este pez. La semana pasada el actor Leonardo DiCaprio llevó la atención sobre la extinción del cetáceo al exigir, a través de sus redes sociales, al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, acciones para evitar la desaparición de esta especie. El Gobierno mexicano pedirá a la fundación de DiCaprio fondos para costear el último esfuerzo para salvar a la vaquita.
“El cautiverio es riesgoso, pero viable”
Ante la pérdida exponencial de vaquitas los especialistas del CIRVA han trabajado con el Gobierno mexicano en un plan para el cautiverio de la especie. El consenso ha sido unánime y la decisión fue tomada como un último recurso para evitar que la marsopa se extinga. María José Villanueva, directora de Estrategia y Ciencia del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) explica que se trata de una de las últimas medidas consideradas para rescatar a la especie. “Reconocemos que debido a que el número [de vaquitas] es bajo, esta es la salida más viable para evitar la extinción. Es muy riesgoso y las probabilidades son bajas, pero es viable”, reconoce.
En 2011, en el golfo de California se habían contado a más de 250 ejemplares. La pérdida de vaquitas ha sido de un 90% en los últimos seis años. Aunque la ONG ha propuesto diversas opciones para terminar con la pesca ilegal, los ambientalistas señalan que este plan es una medida de emergencia que puede contribuir a restaurar las cifras. “Es difícil saber cómo van a reaccionar las vaquitas a la reproducción en cautiverio porque sabemos muy poco de ellas”, señala Villanueva.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.