_
_
_
_

Hitos y frustraciones de la era Obama

Al menos parte del legado de los ocho años del demócrata está amenazado por el republicano Trump

Silvia Ayuso

Buena parte de las historias que iban a contar el “legado” de los ocho años de era Obama están siendo revisadas contrarreloj para adaptarse a la para muchos inesperada llegada de Donald Trump. El republicano, que ganó la Casa Blanca prometiendo revertir muchas de las políticas del demócrata, ha empezado ya a desmontar la era Obama, poniendo en duda si los hitos de su mandato perdurarán cuando el demócrata entregue el poder. Hacemos un repaso de los principales logros y fracasos del presidente 44 de EE UU.

El presidente Barack Obama en uno de sus últimos actos en la Casa Blanca
El presidente Barack Obama en uno de sus últimos actos en la Casa BlancaSusan Walsh (AP)

La recuperación económica

Más información
Obama deja un legado a medias y en riesgo de demolición
La herida racial sangra en Chicago
Obama, un expresidente que promete ser combativo
Medidas sociales para un país más diverso

Obama heredó la presidencia del país cuando este se hallaba sumido en su peor crisis económica desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado, con la tasa de desempleo, por encima del 10%, más alta en 26 años. Como ha dicho en reiteradas ocasiones, EE UU se asomó al abismo, pero no llegó a caer. El país que entrega a su sucesor ha creado casi 12 millones de empleos en ocho años y tiene cinco millones de parados menos que los que recibió de su predecesor, el también republicano George W. Bush. Aunque la mayoría de los indicadores son favorables, hay un pero en la historia económica de la era Obama: la recuperación económica no ha sido igual para todos, la pobreza se redujo apenas y los salarios se estancaron, dos de las claves de la frustración popular de la que sacó rédito Trump.

Cuba

El 17 de diciembre de 2014 supuso un antes y un después en la historia de EE UU y de toda la región. El anuncio de que EE UU y Cuba iniciaban la normalización de relaciones ponía fin a medio siglo de una Guerra Fría en el Caribe que entorpeció la diplomacia de Washington en toda América Latina. A pesar de que Washington y La Habana ya tienen sus respectivas embajadas, que Obama se convirtió en 2016 en el primer presidente estadounidense en casi un siglo que visitaba la isla y que hay un intercambio comercial creciente, la normalización de relaciones no ha sido completada y corre riesgo de dar traspiés en la era Trump. Una de las últimas decisiones de Obama en la Casa Blanca fue asentar su política hacia Cuba poniendo fin a un “irritante” en esta todavía frágil relación bilateral, el fin de los beneficios migratorios a los cubanos.

Reforma sanitaria

Obamacare, como se conoce popularmente a la reforma sanitaria de Obama, fue sin duda la principal apuesta política del presidente demócrata, que gastó buena parte del capital político de su primer mandato en promover un programa con el que pretendía garantizar cobertura médica a los millones de estadounidenses que no tenían seguro. Ha sido todos estos años el principal objetivo de la oposición republicana que no ha esperado ni a que asuma Trump para empezar ya a desmantelarla en el Congreso.

El pacto nuclear con Irán

El acuerdo que firmaron Irán, EE UU y otras cinco potencias internacionales en julio de 2015 en Viena supuso el compromiso de Teherán de no intentar obtener la bomba nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que durante décadas machacaron su economía. El fin del enfrentamiento abierto con el régimen de los ayatolás pretendía lograr además una mayor cooperación para luchar contra el extremismo en la región, algo que sin embargo todavía tiene más trabajo pendiente que logrado.

Matrimonio igualitario y otros avances de la comunidad LGTBI

Cuando Obama llegó a la Casa Blanca, los militares que se declaraban abiertamente homosexuales eran expulsados del Ejército. Ahora que se marcha, muchos soldados no solo han hecho pública su orientación sexual , sino que incluso están casados con personas del mismo sexo, al igual que lo han hecho miles de estadounidenses en todo el país desde que el Tribunal Supremo sancionó el matrimonio igualitario. Altos funcionarios, como el secretario de Estado, John Kerry, han pedido públicamente disculpas por la discriminación que el Gobierno hizo durante décadas a la comunidad homosexual y en la Casa Blanca están algunos de los primeros baños unisex del país, una medida que también ha querido llevar hasta las escuelas, aunque todavía hay múltiples resistencias a políticas igualitarias para ciudadanos transexuales.

La reforma migratoria, la gran relegada

La reforma migratoria es, sin duda, una de las grandes frustraciones de la era Obama, que no ha logrado que el Congreso apruebe una vía para regularizar a los más de 11 millones de indocumentados que viven, en muchos casos desde hace décadas, en el país. En 2012, ante la inmovilidad del Capitolio, aprobó por vía ejecutiva un programa de acción diferida, DACA, para jóvenes sin papeles que llegaron de pequeños con sus padres al país. Más de 750.000 se han acogido a este programa, que Obama intentó extender a finales de 2014 para que se pudieran beneficiar hasta 5 millones de indocumentados, no solo los jóvenes. Un tribunal le frenó. Trump ha amenazado con hacer deportaciones masivas y quiere construir un muro fronterizo. Paradójicamente, Obama es el presidente que más indocumentados ha deportado, más de 2,5 millones de personas.

Siria y el Estado Islámico, tareas pendientes

“No puedo decir que hayamos sido exitosos. Y eso es algo con lo que, como ocurre con numerosos asuntos en el mundo, me tengo que ir a la cama cada noche”, reconocía Obama en diciembre al hablar de la guerra civil en Siria. El conflicto armado en país es el exponente más claro de la frustración del demócrata en una región, Oriente Medio, donde ha cosechado más fracasos que éxitos y donde EE UU sigue militarmente implicado, a su pesar, en un intento de frenar la última gran amenaza terrorista internacional, el avance del Estado Islámico (ISIS).

La frustración de Guantánamo

La primera orden que firmó Obama al llegar a la Casa Blanca fue el cierre de Guantánamo en el plazo de un año. Ocho más tarde, la cárcel en la base militar estadounidense en territorio cubano está mucho más vacía, pero sigue lejos de estar desocupada y cerrada como hubiera deseado. Al menos una treintena seguirán allí cuando asuma el poder Trump, que no solo se niega a clausurar la controvertida prisión sino que amenaza con volver a llenarla.

Un país armado hasta los dientes

En EE UU hay un nombre que sigue provocando escalofríos, Sandy Hook. Así se llamaba la escuela de primaria en la que una mañana de diciembre de 2012 perdieron la vida 27 personas, 20 de ellas niños de entre 6 y 7 años, a manos de un joven armado. Pero ni siquiera esta masacre, una de las que más han estremecido al país en las últimas décadas, logró que Obama hiciera avanzar unas medidas mínimas de control de armas. Desde Sandy Hook ha habido más de mil masacres —con más de cuatro víctimas— en un país que tiene casi tantas armas como ciudadanos. Trump ha prometido defender a capa y espada la Segunda Enmienda de la Constitución que consagra el derecho a portar armas.

El resurgir de las tensiones raciales

Michael Brown, Eric Garner, Freddie Gray, Tamir Rice, Alton Sterling, Philando Castile… Tras estos nombres se esconden sendas tragedias y un denominador común: todos eran negros, todos estaban desarmados y todos murieron a manos de la policía. La llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca, destapó, paradójicamente, la tensión racial que EE UU no ha logrado disipar pese a más de medio siglo de lucha por los derechos civiles.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_