Adiós a un símbolo del turismo californiano
Las intensas lluvias que azotan California desde este fin de semana se llevan por delante una secuoya convertida en túnel hace más de un siglo
Una nube se cierne sobre California en esta transición de poder en la Casa Blanca. Una nube enorme, que ha dejado lluvias récord en el norte y cuyo efecto más visible es la desaparición de un icono de los parques californianos, una secuoya que era un clásico de las fotos familiares. El árbol, conocido como La Cabaña del Pionero y situado en el Parque Estatal de Calaveras, al norte del Parque Nacional de Yosemite, fue derribado el pasado domingo por la tormenta que está empapando California.
El árbol tenía 2.000 años de antigüedad y un diámetro en su base de más de 10 metros. Lo que le hacía especial era el túnel excavado en su base por el que se podía pasar andando o incluso conduciendo antiguamente. Hay varias secuoyas así a lo largo de los parques de la sierra, como atractivo turístico. Esta fue perforada hace 130 años y llevaba tiempo muerta. Miles de personas tienen fotos de recuerdo debajo del árbol, hasta el punto de que la peregrina noticia de su derrumbe (“Un árbol grande cae en el bosque”, tituló el Los Angeles Times), ha emocionado a los californianos.
Nadie más se hará esa foto. El árbol tenía nombres grabados de hace un siglo, de la época en que el naturalista John Muir descubrió esos bosques. Sus restos se quedarán donde han caído, informaron los responsables del parque a la prensa local. Solo hay que buscar una forma de desviar el camino que pasaba por debajo.
La pérdida de La Cabaña del Pionero ha sido la consecuencia más pintoresca de un sistema de tormentas que los científicos no habían visto en una década en California. El fenómeno, conocido como el Pineapple Express, un río atmosférico de aire húmedo que viene de Hawái y que ha dejado lluvias no vistas en años en el norte del Estado. Incluso ha hecho saltar las alarmas en el sur de Nevada, una zona desértica donde la lluvia más ligera puede provocar deslaves y cortes de carreteras. El gobernador Brian Sandoval declaró el estado de emergencia en Nevada.
Desde el sábado llueve sin cesar en el norte del Estado y con paradas, pero también de una manera extraordinaria, en Los Ángeles. En cualquier otro lugar templado son días de invierno normales. En California, ha sido en parte la ausencia de este fenómeno lo que ha provocado que el Estado afrontara su quinto año consecutivo de sequía. Aún es pronto para valorar la aportación de estas tormentas, pero los primeros datos permiten ser optimistas.
El lunes, las autoridades tuvieron que abrir las compuertas en el lago Folsom y en el río Sacramento para liberar agua. El río Merced llegó a su límite de caudal el domingo. Lo más importante es que se espera nieve por encima de la cota de 1.800 metros. La falta de reserva de nieve era la mayor preocupación de las autoridades del Estado durante la sequía, ya que son las montañas las que alimentan el sistema de trasvases que hace posible el suministro a San Francisco y Los Ángeles. Hace dos años, el gobernador se hizo una foto en un campo pelado donde debería haber nieve. Esa poderosa imagen contribuyó a tomar conciencia de la sequía y le permitió aprobar las primeras restricciones de agua obligatorias de la historia de California.
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