De fugitivo por robo en Túnez, a yihadista en Alemania
Anis Amri, de 24 años, estuvo encarcelado cuatro años en Italia y tiene una orden de arresto en Túnez
A través del relato de sus familiares y las pistas recabadas por la policía alemana, poco a poco se va perfilando la trayectoria seguida por Anis Amri, sospechoso de haber cometido el atentado de Berlín, desde un remoto pueblo del interior de Túnez hasta la capital alemana. Sin embargo, aún permanecen algunas lagunas en su biografía, como cuándo y dónde se radicalizó. Nacido en 1992 e hijo de un jornalero, Anis zarpó en una patera junto con otros tres amigos de su aldea en marzo del 2011 en busca de las oportunidades que le negaba su país natal. Rescatado por la guardia costera, fue internado en un centro de acogida de inmigrantes en la isla de Lampedusa, como otros miles de sus compatriotas.
Según su familia, Amri partió sin saber que un amigo suyo arrestado por la policía lo había inculpado del robo de un camión con violencia. El muchacho, que siempre se declaró inocente, fue condenado a cinco años de cárcel in absentía. Por esta razón, nunca se planteó volver a Túnez. “Su amigo se desdijo luego, e incluso el propietario del camión no le reconoció como uno de los ladrones. Por eso, nos habíamos dirigido a las autoridades para que anularan su sentencia”, cuenta su madre, mientras muestra un papel que recoge esta declaración.
Una vez en Italia, fue condenado a cuatro años de cárcel por vandalismo, robo, y el intento de incendiar el centro de acogiada en el que se alojaba. De acuerdo con las autoridades italianas, Amri tenía un carácter conflictivo y violento. Sin embargo, su familia asegura que realizó diversos cursos en la cárcel y que fue puesto en libertad antes de cumplir su sentencia por buen comportamiento. Probablemente, fue en el penal de Palermo donde se radicalizó, pues contaba con un importante núcleo de prisioneros yihadistas. No obstante, las autoridades italianas no lo detectaron.
En diciembre de 2015, se dirigió a Alemania, donde se mantenía gracias a trabajos temporales, siempre en negro. “El país no le gustaba, decía que no era capaz de entender la lengua y que se añoraba. Decía que quería quedarse unos meses más para ahorrar y montar luego un negocio en Túnez”, apunta su hermana. El joven, que solicitó asilo en Alemania pero le fue denegado, apareció en el radar de la policía germana tras entrar en contacto con un Abu Walaa, un iraquí acusado de reclutar voluntarios para alistarse al autodenominado Estado Islámico, según informa el rotativo Bild citando una fuente de las fuerzas de seguridad. Amri incluso se ofreció supuestamente para realizar una operación suicida. En julio fue arrestado al participar en una pelea con arma blanca en Berlín, y las autoridades intentaron infructuosamente deportarlo, pues las tunecinas no lo reconocían como nacional de este país.
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