Castristas y anticastristas se enfrentan en la embajada de Cuba en Madrid
Detractores y partidarios del líder cubano discuten tras su muerte a los 90 años
La muerte de Fidel Castro congregó este sábado por la mañana a castristas y anticastristas frente a la embajada de Cuba en Madrid, donde unos y otros se enfrentaron por sus distintas opiniones sobre uno de los personajes políticos más relevantes del siglo XX. Con pancartas y botellas de champán para brindar por la muerte "del tirano" se presentaron los críticos con el expresidente cubano, mientras que los que se acercaron a honrarlo se esforzaron en destacar sus condiciones "de líder" y "salvador del pueblo". Lo único que les unía es que los dos bandos enarbolaban la bandera de Cuba.
La Policía tuvo que intervenir para que unos y otros, que se cruzaron insultos y cánticos, no llegaran a las manos y para requisar las botellas a los que se disponían a brindar por el fallecimiento del hombre que durante 47 años ostentó el poder en Cuba. La concentración duró unas tres horas frente a la legación cubana, donde la bandera ondeaba a media asta. "¡La revolución vive!", coreaban los partidarios del régimen. Desde la acera de enfrente los opositores al régimen de los Castro dieron réplica.
Jorge Ochoa Moncada lleva 17 años viviendo en Madrid y se acercó hasta allí para mostrar su apoyo "incondicional" al líder, fallecido este viernes a los 90 años en La Habana. "Hemos perdido a un padre", lamentó, aunque dijo creer que la muerte del comandante no supone "el fin de la lucha social". "Mientras haya pueblo habrá lucha", recalcó. Junto a él estaba Eduardo Villar, 50 años, cuatro de ellos (desde 1979 y 1983) pasados en Cuba como exiliado uruguayo.
Villar emigró a España a mediados de los ochenta. En Madrid, según cuenta, se había trasladado el centro de mando del movimiento contra la dictadura denominado Frente Amplio. Este diseñador gráfico vino hasta aquí para expresar su pésame por la muerte del líder y su agradecimiento a la Revolución. “El bloqueo ha sido impuesto desde fuera. Cuba es un referente para todos los países en desarrollo”, recalcó.
Críticos con el castrismo
Antonio Guedes, presidente de la Asociación de Iberoamericanos por la Libertad y residente en Madrid, se enteró de la muerte de Castro por una llamada de un periodista español. “Puse la televisión y lo vi casi en directo”, apunta por teléfono. “No me alegro de la muerte de nadie, pese a que Fidel ha sido un enemigo de toda una vida. Soy creyente y he orado por él y por Cuba”. Para Guedes, el día de descorchar el champán aún no ha llegado: “Solo descorcharé la botella cuando Cuba transite pacíficamente hacia la democracia después de tantos años de triste y larga noche; no hoy”.
Sin embargo, el opositor al castrismo destaca que “no sentir odio no significa olvidar” y subraya que el régimen ha supuesto la “destrucción de la antropología cubana” y el exilio político más importante en términos relativos de América Latina. “Ha dividido a familias y grupos de amigos, y provocado una castración mental a más de tres generaciones”, incide. El hecho de que la muerte de Castro haya sobrevenido cuando el emblema de la revolución cubana ya estaba alejado del poder ha dado a su hermano y al resto de dirigentes castristas “el tiempo suficiente para preparar al país para este momento”, apunta.
Carlos Payá, hermano del disitente cubano muerto en accidente de coche Oswaldo Payá, también se refirió a "la muerte del barbudo". "Las esperanzas de cambio no están en el hecho biológico. Este hombre [Fidel] ya no pintaba nada, no podemos estar esperando que las cosas cambian cuando también se vaya su hermano. Los cambios tienen que depender de los cubanos, de dentro y de fuera, por eso pedimos reformas".
Payá es el representante del Movimiento Cristiano de Liberación en España, una asociación cubana desde la que intentan ofrecer un cambio en la isla. En su opinión, deben comenzar con reformar la ley electoral para que en Cuba haya "unas elecciones plurales y libres". El movimiento ha entregado a algunos diputados esta iniciativa y el hecho de que la hayan recibido ya es un avance. "Es una interacción entre dos galaxias. Que tan si quiera te escuchen es un hecho histórico", subraya.
En la embajada, sin embargo, se habían congregado los más nostálgicos. José Rodríguez, de 75 años, quiso darle el último adiós a "un líder". Dice que su pasión por Cuba le ha llevado, en distintas ocasiones, a discutir con su mujer y con su su yerno. “Llevar el luto en el brazo habría sido demasiado”, ha afirmado, “pero hoy he sacado la foto de Fidel y la he colgado en la pared de mi cuarto”.
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