¿Otra sorpresa en 2016? Texas está en juego en estas elecciones
Varios sondeos afirman que Hillary Clinton puede hacer historia para los demócratas después de 40 años de dominio republicano
Los demógrafos apuntaban a que habría que esperar a las elecciones presidenciales de 2020, pero Texas puede dar la sorpresa cuatro años antes, si el próximo 8 de noviembre elige por primera vez a un candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos desde hace cuatro décadas. Así lo revelan los resultados de los últimos sondeos, que han llevado a la web especializada Real Clear Politics a declarar que Texas está en juego y puede sumarse al grupo de Estados decisivos de estas elecciones.
Texas ha votado republicano desde 1980 y en las presidenciales de 2012, Barack Obama perdió por una diferencia de 16 puntos. Que este Estado haya sido declarado competitivo por los demócratas es ya una sorpresa —gane o no allí la demócrata Hillary Clinton— teniendo en cuenta que en las últimas cuatro convocatorias electorales, Texas ha estado en la lista de los 10 peores resultados para los demócratas.
El color de Texas ha pasado de sólido rojo republicano a gris indeciso en el mapa de Real Clear Politics. Su media de sondeos en el Estado refleja que el republicano Donald Trump lidera con un 43,6% de apoyos y Clinton le sigue con un 38,8%. La demócrata ha roto el umbral de los cinco puntos de diferencia, Texas está en juego y los 38 votos electorales que distribuye ya no están garantizados en el bando republicano.
A mediados de octubre, otro sondeo de dos televisiones locales del Estado reducían la diferencia a cuatro puntos, 47% para Trump y 43% para Clinton, con un margen de error del 4%. Ese resultado, a pesar de la victoria del empresario, puede resultar alarmante para el Partido Republicano, que hace cuatro años vio como Romney se llevaba allí la victoria por 16 puntos sobre Obama, en 2008 McCain ganó por 13 puntos y George W. Bush por 23 y 22 puntos en 2004 y 2000 respectivamente.
El primer sondeo que alertó de esta posibilidad fue revelado en septiembre por The Washington Post y sus resultados abarcan la situación actual en los 50 Estados. En Texas, la encuesta de SurveyMonkey en colaboración con el diario encontró que Clinton obtendría un 46% de apoyos, por un 45% para su rival republicano, Donald Trump, que puede obtener un resultado mucho peor que el de John McCain en 2008 tanto entre votantes blancos como hispanos.
Los datos fueron obtenidos antes de que se celebrara el primero de los debates presidenciales y la mala actuación de Trump en todos ellos puede abrir aún más las opciones para que Clinton haga historia en este Estado. Si no es con una victoria, también puede sellar en el calendario el año en que Texas volvió a ser competitivo para los demócratas.
Battlegrounds: Presidential race tight in Florida – and Texas https://t.co/yAaLzLKYon pic.twitter.com/nH2bKQdFj8
— YouGov America (@YouGovAmerica) October 23, 2016
El cambio en Texas es consistente con el liderazgo de Clinton en los sondeos durante las últimas semanas —cuando quedan 14 días para las elecciones, la demócrata está seis puntos por delante de Trump (45%-39%)— pero detrás de la nueva tendencia también están las diferencias demográficas, económicas, raciales y de nivel educativo que han cambiado las reglas en estas elecciones.
En Texas, como en el resto del país, Trump está sufriendo entre el electorado hispano, femenino, más joven y más educado. Según un sondeo de YouGov, su liderazgo depende de los votantes más mayores (supera a Clinton por 22 puntos entre los mayores de 65 años y por 14 entre los que tienen entre 45 y 64 años), pero pierde por 21 puntos de diferencia cuando se trata de votantes entre 18 y 29 años y por 8 puntos en la franja de edad de 30 a 44 años.
El Estado fronterizo con México cuenta con una población de 27 millones de habitantes, el 40% de ellos hispanos, y Clinton supera a Trump por 50 puntos en este sector del electorado. Texas, además, es el segundo Estado con mayor número de votantes hispanos registrados (4,8 millones) por detrás de California (6,9 millones) y el primero en número de políticos hispanos que ocupan un cargo estatal.
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