Cada dos días muere un menor en Estados Unidos en accidentes con armas de fuego
Los datos de una investigación periodística superan los de las estadísticas oficiales
En los primeros seis meses de 2016, un menor murió en Estados Unidos de media cada dos días en disparos accidentales con armas de fuego. Las cifras, reveladas en una investigación de la agencia Associated Press y el diario USA Today, superan las estadísticas oficiales y aportan otro prisma a la epidemia de la violencia armada en el país.
Los datos evidencian los peligros de la proliferación de pistolas y rifles en EE UU, donde se calcula que hay cerca del mismo número de habitantes (321 millones) que de armas de uso privado. Cada día, 297 personas reciben disparos de armas de fuego (89 mueren), según un promedio de la Campaña Brady.
La investigación analiza las cifras de muertes accidentales de menores de 18 años desde el 1 de enero de 2014 hasta el 30 de junio de este año a partir de los datos de la organización independiente Gun Violence Archive, estadísticas oficiales e informaciones periodísticas.
Las principales conclusiones son que la inmensa mayoría de víctimas y tiradores son niños de Estados del sur de EE UU. Y que los colectivos más afectados por muertes y heridas accidentales de bala son los menores de cinco años, y los que tienen entre 15 y 17 años. En el primer colectivo, los niños de tres años son las principales víctimas y tiradores. En el segundo, lo más común es que el tirador sea otro adolescente.
La investigación compara sus hallazgos con las estadísticas oficiales de 2014, el último año con datos públicos. Según el Centro por el Control de Enfermedades, 74 menores murieron ese año en accidentes con armas. Pero la investigación periodística ha encontrado 113 muertes ese año.
Según las organizaciones a favor de un mayor control de las armas, ese tipo de muertes serían prevenibles con leyes que obliguen a que las armas estén bloqueadas y sin munición. Sin embargo, el lobby armamentístico esgrime que eso impediría que las armas se puedan usar en casos de emergencia y que las muertes de menores son muy infrecuentes.
El patrón que dibuja la investigación es que niños pequeños encuentran armas sin un seguro de protección en casas o coches, y se tirotean a ellos mismos u otros. Por ejemplo, el caso de un niño de cuatro años que el pasado enero murió en Texas por el impacto de una bala en su rostro tras haber encontrado un arma debajo de la cama de su abuela y apuntarse sin querer contra él mismo.
En el caso de adolescentes, las muertes suelen ocurrir cuando están alardeando de las armas ante amigos o familiares.
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