Un heredero cuestionado
El príncipe Maha Vajiralongkorn, sucesor de Bhumibol, goza de mucha menos popularidad que su padre tras una vida envuelta en el escándalo
La sucesión al trono en Tailandia lleva años acordada y centrada en la figura del príncipe heredero, Maha Vajiralongkorn, pero no por eso será una transición fácil. El único hijo varón del recién fallecido monarca Bhumibol fue designado heredero de forma oficial hace más de 35 años, cuando apenas había cumplido la veintena, y desde entonces ha vivido siempre bajo la alargada sombra de su padre. Envuelto en varios escándalos vinculados a su vida personal que han mermado su imagen pública entre los tailandeses, está por ver si Vajiralongkorn será capaz de garantizar la unidad nacional en un país políticamente dividido y donde el Ejército sigue marcando la agenda.
Maha Vajiralongkorn estudió en Reino Unido y Australia. Una vez de vuelta en Tailandia ingresó como oficial en el Ejército y fue nombrado jefe del batallón de la guardia personal de su padre. Pero aquí termina su impecable trayectoria, que empezó a descarrilar por sus vaivenes amorosos. Primero se casó con su prima hermana por parte de madre, después con una aspirante a actriz y más tarde con una empleada de su servicio personal. Las tres relaciones terminaron con sospechas de amantes y sonados divorcios, el último anunciado oficialmente en 2014, con la entonces princesa Srirasmi. La relación acabó tan mal que ella fue despojada de sus títulos reales y muchos de sus familiares detenidos por haber amasado ilegalmente una inmensa fortuna gracias a sus conexiones con la Casa Real. Algunos apuntan a que Vajiralongkorn, de 64 años, podría volver a casarse.
La fama de mujeriego del príncipe es conocida por los tailandeses a pesar de que las informaciones sobre la monarquía son prácticamente inexistentes en los medios de comunicación. El rey, la reina, el príncipe heredero o el regente están protegidos por una durísima ley que impone penas de hasta 15 años de prisión por actos de lesa majestad, incluidos insultos, amenazas o difamaciones. Y desde que los militares llegaron al poder en 2014 los procesos judiciales por infringir esta norma se han multiplicado.
Las sospechas de que el príncipe era proclive a las excentricidades se confirmaron en 2009, cuando se filtró un vídeo del año 2001 en el que el heredero celebra el 30º cumpleaños de su tercera esposa. Las imágenes provocaron estupor entre los tailandeses al mostrar primero a la princesa disfrutando de la cena junto a su marido (y ante varios de sus ayudantes y camareros) ataviada solamente con un tanga y después acostada en el suelo dando un trozo de pastel al perro de la pareja, sonriendo para la cámara. Aunque el vídeo se eliminó rápidamente, fue suficiente para terminar de hundir la reputación del heredero.
Muchos tailandeses sugieren con discreción que preferirían a la hermana menor del príncipe, la princesa Maha Chakri Sirindhorn, como nueva reina. Su imagen estrechamente unida a la filantropía, al interés por las culturas ajenas y a la conservación del medio ambiente es antagónica a la de su hermano, pero la ley de sucesión da prioridad a los varones sobre las mujeres y Bhumibol dejó claro hasta sus últimos días que su sustituto sería el primogénito.
La inquietud por el futuro de la monarquía en el país asiático una vez Maha Vajiralongkorn sea coronado como nuevo rey no se palpa solamente entre los ciudadanos de a pie. Varios cables de Wikileaks también muestran las dudas de las elites del país sobre la idoneidad del príncipe para convertirse en el nuevo monarca: el embajador estadounidense en Bangkok entre 2007 y 2010 escribió que, en conversación con tres miembros del Consejo Privado (órgano que asesora directamente al rey), "todos ellos tenían comentarios bastante negativos sobre el príncipe heredero y, si bien afirmaron que se convertiría en rey, insinuaron que el país iría mejor si se adoptaran otras medidas". En sus informes, el diplomático también asegura que Vajiralongkorn "es bien conocido por sus violentos e impredecibles cambios de humor". Un exministro de Asuntos Exteriores singapurense le tachó de "errático y fácilmente influenciable" y sugirió que tenía problemas con el juego.
A medida que la salud de Bhumibol iba empeorando, los militares y el mismo príncipe iniciaron una campaña para tratar de lavar su imagen. La presencia del heredero en actos oficiales aumentó (antes raramente se le había visto en público) y encabezó varios eventos multitudinarios en honor a sus padres. Pero a pesar de los esfuerzos, muchos ven poco probable que, con 64 años y una vida poco entregada a la causa, Maha Vajiralongkorn sea capaz de ganarse el aura de semidiós que tuvo su progenitor durante sus siete décadas de reinado.
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