_
_
_
_

Cuando el deporte de élite se compromete

Las estrellas denuncian nuevas formas de segregación en Estados Unidos

Marc Bassets
Colin Kaepernick y uno de sus compañeros se arrodillan ante el himno en señal de protesta.
Colin Kaepernick y uno de sus compañeros se arrodillan ante el himno en señal de protesta.GRANT HALVERSON (AFP)

Todo empezó este verano, cuando el quarterback del equipo de fútbol americano San Francisco 49ers, Colin Kaepernick, hizo un gesto poco habitual que ha abierto una discusión sobre el sentido del patriotismo en el siglo XXI, las injusticias seculares que siguen dividiendo EE UU y el compromiso de los deportistas mejor remunerados. Al sonar el himno de las barras y estrellas en los partidos de pretemporada, Kaepernick, que es afroamericano, decidió no levantarse. Se mantuvo apoyado con una rodilla en el suelo. Fue un acto de protesta contra la brutalidad policial contra los negros, una denuncia contra el racismo persistente en este país. Lo repitió en los partidos siguientes y otros deportistas lo imitaron.

Los deportistas de élite, habitualmente tímidos a la hora de adoptar posiciones públicas, han dado un paso en frente ante los repetidos episodios de brutalidad policial, o la evidencia estadística de que la minoría negra, medio siglo después de que las leyes segregacionistas se declarasen ilegales, sigue sufriendo otras formas de segregación.

Se atribuye a Michael Jordan, la leyenda del baloncesto de los años noventa, una frase, posiblemente apócrifa, que habría usado para evitar pronunciarse sobre política: “Los republicanos también compran zapatillas”. Jordan representa un tipo de deportista despolitizado, centrado en su profesión y condicionado por los patrocinadores.

No siempre fue así. Existe una tradición heroica de deportistas negros que pusieron en juego sus carreras por causas que consideraban justas. Muhammed Ali murió el pasado junio rodeado de un aura de héroe nacional, pero en los años sesenta sufrió el ostracismo cuando se negó a servir en la Guerra de Vietnam. Lo mismo les ocurrió a Tommie Smith y John Carlos, los atletas que levantaron el puño en el podio de los Juegos Olímpicos de México 68.

Los críticos de Kaepernick ven su gesto como un insulto a la patria. Algunos, más sofisticados, lo interpretan como una expresión cosmopolita, un ejemplo de la crisis del patriotismo en EE UU. En 2003, un 70% de estadounidenses se sentían “extremadamente orgullosos” de su país, según un sondeo de Gallup. En 2016, el porcentaje ha caído al 52%.

El presidente, Barack Obama, ha defendido el derecho constitucional de Kaepernick a expresar su opinión. “Cuando el Gobierno fracasa en [la obligación de garantizar los derechos constitucionales], es la responsabilidad de los patriotas hablar alto y recordarle su deber”, escribió el exbaloncestista Kareem Abdul-Jabbar. La negativa a levantarse cuando suena el himno puede entenderse como un gesto patriótico, el reclamo de que EE UU esté a la altura de sus ideales fundadores y sea, como dice el himno, “el país de los libres y la patria de los valientes”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_