Un bombardeo contra un convoy de ayuda humanitaria mata a 12 personas en Alepo
EE UU responsabiliza directamente a Rusia. El régimen de El Asad da por roto el alto el fuego
Una semana después del inicio de la segunda tregua general en Siria de este año, el régimen ha dado por roto el alto el fuego y ha comenzado a bombardear los barrios del este de Alepo. Al menos 32 personas han muerto en esta región y en áreas del oeste tomadas por fuerzas de la oposición, según informó anoche el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Doce de los muertos perdieron la vida en un ataque contra un convoy de ayuda humanitaria. Un portavoz de la ONU ha confirmado que al menos 18 de los 31 camiones fletados por la propia ONU y la Media Luna Roja han recibido impactos directos.
Los camiones de ayuda alcanzados estaban haciendo una entrega rutinaria en una zona del oeste de Alepo, y han sido bombardeados cerca del pueblo de Urm al-Kubra, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Un residente de este pueblo ha contado a Reuters que cinco misiles impactaron contra los camiones cuando estaban aparcados en un centro de la Media Luna Roja siria, hiriendo gravemente al jefe de las instalaciones y a varios otros. La ONU había informado este lunes de que esta localidad debía recibir el mismo día un cargamento de harina de trigo y suministros sanitarios para unas 78.000 personas. Este organismo y la Cruz Roja están investigando las circunstancias del ataque.
Un alto funcionario estadounidense ha responsabilizado directamente a Rusia del ataque, al tiempo que ha exigido a Moscú demostrar "rápidamente y de forma significativa" si todavía está comprometido con el acuerdo entre las dos potencias para un alto el fuego en el país árabe. El Gobierno estadounidense está seguro de que el ataque fue un "bombardeo" ejecutado o bien por las fuerzas rusas o por el régimen sirio, lo que "plantea muchas dudas sobre si los rusos pueden cumplir su parte" del frágil acuerdo negociado entre las dos potencias, dijo a periodistas un alto funcionario estadounidense.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha registrado 35 ataques desde el fin unilateral de la tregua. Más de 250.000 civiles permanecen atrapados en los distritos controlados por los insurgentes, asediados por las tropas gubernamentales desde hace semanas. La esperanza suscitada por el cese de hostilidades ha saltado por los aires tras las violaciones del acuerdo registradas en los últimos días.
El bombardeo por error de tropas sirias —confundidas con combatientes del Estado Islámico— por parte de aviones de la coalición internacional encabezada por Estados Unidos dio el golpe de muerte a la frágil tregua, pactada el pasado día 9 por EE UU y Rusia y que se tambaleaba con un rosario de incidentes en medio del bloqueo de la ayuda humanitaria a la población. Los planes de Naciones Unidas para reanudar las conversaciones de paz en Ginebra tendrán que volver a esperar, al igual que los convoyes de camiones con comida y medicamentos detenidos en la frontera turca.
El Asad acusó también ayer a Washington de la “flagrante y deliberada agresión” cometida contra sus tropas —entre las que contabilizó 90 muertos— cerca del aeródromo de Deir Ezzor, en el noreste de Siria. EE UU ha precisado que el ataque se debió a un error en el curso de una operación contra milicianos del ISIS que cercaban las instalaciones militares sirias.
Poco antes de las siete de la tarde (una hora menos en la España peninsular), las Fuerzas Armadas del régimen decretaron el “fin de la congelación de los combates”. El alto el fuego se quebraba así a los siete días exactos de vigencia. Apenas dos horas después del anuncio hasta 35 oleadas de bombardeos aéreos fueron confirmadas por los informadores del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos en la dividida ciudad de Alepo, que no determinaron si los aviones eran de las fuerzas gubernamentales o de las rusas. Testigos citados por la agencia France Presse daban cuenta del ir y venir de las ambulancias en torno a los edificios golpeados por los ataques en los distritos rebeldes.
El Grupo Internacional de Apoyo a Siria —en el que participan EE UU, Turquía, Arabia Saudí y otros aliados de la oposición, junto con Rusia e Irán, que respaldan al presidente Bachar el Asad— se va a reunir mañana en Nueva York, donde se celebra la Asamblea General de la ONU, para intentar contener el estallido de violencia. Al menos 27 civiles, entre ellos nueve niños, han perdido la vida en los incidentes armados registrados durante la semana de alto el fuego, según el Observatorio Sirio.
El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, todavía se mostraba optimista a primera hora de la tarde de ayer y confiaba en que la tregua iba a mantenerse poco antes de que el régimen de Damasco la diera por muerta. El Estado Mayor ruso, sin embargo, daba cuenta de más de 300 violaciones del cese de hostilidades atribuidas a las milicias rebeldes, a las que responsabilizó de la ruptura del acuerdo. Washington y Moscú seguían trabajando anoche en Ginebra para buscar una salida a la reanudación de las hostilidades, según confirmaron fuentes estadounidenses.
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