Nueva leña al fuego
Con la Revolución de los Paraguas irrumpe una nueva generación en el mapa político de Hong Kong al abrigo de planteamientos más rupturistas
Tres son las cuestiones principales que se dilucidaban en estos comicios, sin duda, los más polémicos y cruciales de los últimos tiempos en Hong Kong, hecho reflejado en la alta participación. De una parte, si el campo prodemocracia podría mantener o incluso ampliar su franja de apoyo, cifrada en 27 escaños en la legislatura precedente. De otra, calibrar el impacto electoral del activismo asociado a la “Revolución de los Paraguas”. Por último, si los resultados podrían o no servir de argumento para que el actual Jefe de la Región Administrativa Especial, Leung Chun-ying, aspire a un segundo mandato el próximo año.
La primera cuestión es clave para evaluar la capacidad de ejercer el poder de veto sobre las reformas legales auspiciadas por Beijing. Es la retención de estos escaños lo que, a fin de cuentas, ha impedido que la legislación anti-subversiva o el proyecto de introducir una educación “patriótica” y una restrictiva reforma electoral salieran adelante en el Consejo Legislativo. La oposición conservará este valioso atributo.
Con la Revolución de los Paraguas (2014) irrumpe una nueva generación en el mapa político de Hong Kong al abrigo de planteamientos más rupturistas. Persistía la duda sobre su impacto en el campo demócrata, que podría llegar a dividir. A la postre, ha jubilado a históricos de la oposición, radicalizándola por la vía de un mayor apego localista. En la vecina Taiwan, el Movimiento Girasol (2014) irrumpió en el mapa político desarbolando la estructura de partidos tradicional pero contribuyendo a la vez a la clamorosa derrota del procontinental Kuomintang. La presencia de esta nueva fuerza en el Consejo Legislativo está garantizada y es un claro signo de que las nuevas generaciones no se conforman y exigen cambios.
El significado de la votación es también clave para la reelección de Leung Chun-ying. Su impopularidad ha ido en paralelo a la incapacidad para profundizar en el autogobierno y contener las intromisiones del gobierno central. A ello se suman las dificultades económicas. Con estos resultados, Leung, que no ha decidido si se presentará a la reelección, no salva del todo la cara. El balance final del campo pan-demócrata puede llevar al gobierno central a dejar caer a Leung.
Los resultados encallan la política continental en Hong Kong. Las insuficiencias y fragilidades de la fórmula “un país dos sistemas” aúpan a nuevos sectores sociales que no dudan en zarandear las inercias tradicionales, bien conocidas por el gobierno central. Están en cuestión los tabúes del sistema establecido, incluida la inflexibilidad del Partido Comunista de China a la hora de integrar las demandas de más democracia y un sufragio universal sin restricciones. Si no mueve pieza, Beijing tiene jaqueca para rato.
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China
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