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Al menos 23 muertos en un choque de trenes al sur de Italia

La colisión se ha producido en una vía única por la que circulan cada día unos 200 convoyes

Vista aérea de la zona en la que se ha producido el choque de trenes.Foto: atlas | Vídeo: AP / EL PAÍS
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La colisión frontal de dos trenes que circulaban entre las localidades de Corato y Andria, en la provincia de Bari (región de Apulia, sur de Italia), provocó en la mañana del martes la muerte de al menos 23 personas y heridas de diversa consideración a más de 50. Las autoridades, que aún desconocen las causas que provocaron la tragedia, prometieron una investigación rápida. El primer ministro, Matteo Renzi, declaró: “Siento dolor por las víctimas y sus familias, pero también mucha rabia. No pararé hasta que se esclarezca lo ocurrido”.

El accidente se produjo sobre las 11.30 en medio de un olivar a las afueras de Corato, una localidad de apenas 50.000 habitantes. Su alcalde, Massimo Mazzilli, fue de los primeros en llegar al lugar de la colisión y subir a su página de Facebook las primeras imágenes: “Es un desastre, como si se hubiese caído un avión”. De los cuatro vagones que formaban cada convoy, los primeros quedaron totalmente destrozados. Uno de los supervivientes, entrevistado por el canal Sky Tg24, contó que tras el impacto cayó de bruces, pero que con gran esfuerzo logró ponerse de pie y escapar de entre los amasijos del vagón.

—¿Qué ha visto cuando logró ponerse de pie?

—El infierno.

Un infierno que fue creciendo conforme pasaban las horas y la cifra de muertos y heridos iba aumentando. De 12 a 20. De 20 a 23... A última hora de la tarde, aún se temía por la vida de algunos de los heridos, cuyos nombres, edades y nacionalidades todavía no habían sido facilitados por las autoridades. Al parecer, la única víctima mortal identificada con seguridad es un agente de policía. Según algunos testimonios, los trenes regionales, pertenecientes a la empresa privada Ferrovie del Nord Barese, iban llenos de familias que se dirigían al aeropuerto de Bari y de estudiantes. “Es una tragedia inadmisible”, dijo Sergio Mattarella, el presidente de la República.

Tal vez se refería Mattarella a que el accidente se produjo en una vía única, que soporta más de 200 convoyes diarios y que debía haber sido desdoblada ya con fondos concedidos por la Unión Europea en 2012, pero cuyos trabajos —como suele suceder con demasiada frecuencia en Italia— se habían ido retrasando durante cuatro años. Por si fuera poco, el tramo donde se produjo el accidente era uno de los pocos de toda la red ferroviaria italiana que no disponía todavía de un sistema de seguridad automático y tenía que recurrir al teléfono entre las estaciones para regular la circulación. “No hay duda”, explicó uno de los expertos consultados por los medios italianos, “que había un agujero de seguridad”. Las autoridades tendrán que establecer si se trató efectivamente de un fallo técnico o de una negligencia. Se sabe que uno de los maquinistas murió en el accidente y que el otro está vivo. La fiscalía de Trani abrió, como es preceptivo, una investigación por homicidio culposo.

Nada más producirse el accidente, un gran número de agentes de policía, bomberos y miembros de la Cruz Roja se dirigieron al lugar para intentar rescatar con vida a las víctimas. Entre los olivos se instaló un hospital de campaña, pero enseguida se constató que la violencia del impacto se había cobrado un alto precio. Los servicios de rescate enseguida empezaron a extraer de entre los amasijos de los vagones cuerpos sin vida y a depositarlos sobre ataúdes de metal. “Me abrí paso por entre los restos del tren”, explicaba una señora mayor junto a su marido, que lucía un aparatoso vendaje en la cabeza, “a él logré salvarlo, pero vi mucha gente cortada en pedazos”.

Matteo Renzi, que se encontraba en Milán, suspendió su viaje y regresó a Roma, desde donde viajó a Bari a última hora de la tarde. El Gobierno se comprometió a ofrecer durante el miércoles un primer análisis de las posibles causas del accidente. “Queremos que se aclare todo”, insistió Renzi.

“Uno de los dos trenes no tendría que haber estado ahí”. La frase, aunque obvia, fue pronunciada por el ingeniero Massimo Nitti, director general de Ferrotramviaria (Ferrovie del Nord Barese), la empresa privada que gestiona los trenes regionales que colisionaron entre Corato y Andria. Una compañía que, ayer por la tarde, aún anunciaba en su página de Internet la ampliación del plazo para la adjudicación de las obras de desdoblamiento de la vía férrea en este tramo.

Un retraso más de unas obras financiadas por la Unión Europea hace cuatro años y que aún están pendientes de ejecutar. También sobre eso tendrán que informar las autoridades italianas, sobre cuyas espaldas pesan unos datos alarmantes de siniestralidad ferroviaria. Si bien una colisión entre dos trenes no se producía desde el año 2007, según consta en la memoria de la Agencia Nacional para la Seguridad Ferroviaria, son muchas las personas que cada año mueren en Italia en accidentes relacionados con el tráfico ferroviario (atropellos en la mayoría de los casos, pero también caídas y colisiones). Entre los años 2010 y 2014, en Italia fallecieron 366 personas, y durante el año 2015 fueron 59 los muertos y 41 los heridos.

La mayor siniestralidad se produce en las líneas regionales, muy deterioradas en relación con los trenes de alta velocidad que recorren el país desde Nápoles hacia el norte.

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