Una mujer recibe apoyos y amenazas tras lograr colarse en el fútbol en Irán
La joven iraní que se coló en un estadio aviva la polémica sobre la prohibición de que las mujeres presencien los partidos
Hanieh decidió el viernes pasado acudir al estadio Azadí de Teherán para ver el partido entre el Persépolis, su equipo favorito, y el Rahahan, del que iba a salir el campeón de la liga iraní. Nada sorprendente si no fuera porque en Irán las mujeres tienen prohibido el acceso a los campos de fútbol y para lograrlo, tuvo que sortear a vigilantes y policía. Para dejar constancia de su proeza se hizo una foto y la colgó en su cuenta de Instagram. “Había dicho que iría al estadio Azadí y ya estoy aquí”, escribió.
Fue toda una aventura. Hanieh, como la joven se identifica en esa red social, cuenta que se vio obligada a ponerse cinco camisetas y cinco pantalones, además de pintarse la cara de rojo, para parecerse a un hombre y que nadie la reconociera. De esa guisa, aguantó las altas temperaturas que estos días castigan la capital iraní. Todo para lograr su sueño sin pararse a pensar en el peligro que implicaba, desde el riesgo de detención hasta las amenazas de muerte que ha recibido.
Su acción, que ha reavivado el debate sobre la prohibición de que las mujeres asistan a partidos masculinos en Irán, le granjeó una popularidad casi instantánea. En solo tres días su cuenta de Instagram pasaba de 3.000 seguidores a superar los 20.000, más que los votos que reciben algunos políticos. La mayoría le mostraban su apoyo. Pero también ha recibido críticas feroces.
“Hay que detener a esta chica que no respeta las normas, ponerla en una jaula y quemarla ante el mismo estadio para dar una lección a todas las mujeres amantes del fútbol, no solo en Irán sino en todo el mundo”, afirma un comentario recogido en el sitio web conservador Tabnak.
La propia Hanieh lo difundió en su cuenta a la vez que respondía indignada: “¿Por qué delito quieren quemarme? ¿Quizá por el placer de mirar el partido de mi equipo favorito y animar a sus jugadores o quizá por haber estado entre hombres que se dirigían a mí de forma respetuosa?”.
Las amenazas son una parte de la moneda. Muchos comentarios piden que el Gobierno detenga a quien la ha intimidado y lo considere un acto de terrorismo. Ella ahora está tan preocupada por las consecuencias de esta polémica que, antes de restringir su cuenta como privada, escribió que no pertenece a ninguna tendencia política y no buscaba ningún objetivo especial al difundir sus fotos. “Soy una chica convencional de una familia convencional… y solo amo el fútbol”, insiste.
No es la primera vez que una mujer iraní intenta colarse en un estadio disfrazada de hombre. En el mismo partido al que acudió Hanieh, los policías impidieron la entrada a otra chica que al ver la negativa de los guardias protestó y les preguntó por qué en el derbi no le habían impedido el paso. De hecho, los aficionados aseguran que el número de las que lo consiguen está aumentando y que los espectadores las ayudan para que la policía no las descubra.
Según Abdosamad Khoramshahi, experto en asuntos jurídicos, “el código penal islámico no observa ningún acto delictivo en la entrada de las mujeres en los estadios. Todo es el resultado de una circular de la policía o de otros órganos que lo prohíben. Dicha circular es discriminatoria porque permite sin embargo la entrada de las mujeres extranjera”
Hace un año la vicepresidenta para Asuntos de la Mujer y la Familia, Shahindokht Molaverdi, anunció que se había aprobado la normativa que regulaba el acceso femenino a los estadios, generando una gran expectación. Sin embargo, el Gobierno de Hasan Rohaní, en plenas negociaciones nucleares con Occidente, prefirió ceder ante el empuje de los sectores más conservadores que se oponen a las reformas sociales.
Los analistas iraníes señalan que la opinión pública iraní no se opone a la presencia de las mujeres en los estadios. Al contrario, su prohibición afecta mucho a la imagen del país, por lo que sugieren que las autoridades tienen que adoptar las medidas necesarias para permitir su presencia en los eventos deportivos para evitar ese coste.
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