El líder xenófobo Wilders asegura que solo le queda la libertad de expresión
El político holandés se enfrenta a una pena de un año de cárcel o a una multa de hasta 7.400 euros
Geert Wilders, el líder de extrema derecha holandés, ha comparecido este viernes a la sesión preliminar de un juicio por incitación al odio y discriminación de sus compatriotas de origen marroquí. Se trata del segundo proceso de este tipo en el que ha estado implicado en cinco años. Wilders aseguró durante la jornada de 10 horas que la libertad de expresión "es la única" que le queda y que si hablara “de que hubiera menos sirios" no estaría siendo juzgado.
“Este proceso es selectivo, porque otros colegas míos, de todos los partidos, critican con diversos adjetivos los problemas creados por los marroquíes en nuestro país”, aseguró. “¿Por qué no son perseguidos ellos, o bien, los que quieren sacarme de la circulación como sea? Porque este es un proceso político donde la libertad de expresión es abordada con una doble moral”, criticó durante el proceso. “Yo no odio a nadie ni tampoco incito a la discriminación, solo digo lo mismo que millones de holandeses”, afirmó Wilders ante el tribunal.
En 2014, en plena noche electoral, el político consultó a sus seguidores si querían “más o menos marroquíes en el país”. Repleta, la sala contestó a coro: “Menos, menos, menos”. Él añadió: “Lo arreglaremos”. Wouter Bos, el fiscal, ha repetido que el proceso “aborda derechos fundamentales como la libertad de expresión, que no es absoluta; el racismo y la discriminación son inaceptables”. Por otra parte, la arenga del acusado no parece espontánea. “Uno de los testigos dice que uno de sus ayudantes explicó, al menos en dos ocasiones, lo que iba a preguntar el jefe [sobre los marroquíes]”, ha recordado la acusación.
Geet-Jan Knoops, el letrado defensor, ha denunciado la filtración a la prensa de su estrategia defensiva asegurando “que repercutirá en el desarrollo del proceso”. Como responsable del supuesto pirateo señala al rotativo Algemeen Dagblad, y lamenta las dificultades que ello acarrea “cuando comunicarme con mi cliente, sujeto a fuertes medidas de seguridad, es ya muy difícil”. También ha descalificado buena parte de las 5.000 denuncias presentadas contra Wilders. “Mucha gente no sabía ni lo que firmaba”, ha apuntado. Wilders no es ajeno a una comparecencia de estas características. En 2011, fue absuelto después de comparar el Corán con Mein Kampf (Mi lucha), de Hitler, y de haber calificado de “ideología fascista” al Islam. Los jueces dijeron que sus comentarios eran “insultantes y condescendientes”, pero no punibles.
De ser condenado ahora, la pena puede oscilar entre una multa de hasta 7.400 euros o bien un año de cárcel. “Nadie me callará. Ni un terrorista, ni el primer ministro, ni tampoco un tribunal”, tuiteó el político, fuertemente protegido desde el asesinato del cineasta Theo van Gogh por un extremista holandés de ascendencia marroquí. Fuera de la corte, instalada en un complejo de máxima seguridad cercano a Ámsterdam, un grupo de seguidores del movimiento islamófobo Pegida le expresó su apoyo.
El abogado Knoops pretende “enmarcar en el contexto adecuado, es decir, un debate político, las polémicas palabras”. Para ello, pedirá que testifiquen varios ministros y alcaldes, incluido el propio primer ministro, el liberal Mark Rutte, aunque no será fácil conseguir que acudan. En cuanto a la convocatoria de expertos para que quiten fuerza al discurso de Wilders, puede verse malograda. Al menos uno de los estudiosos destinados a “encajar la arenga en el marco electoral, incidiendo en la reconocida tasa de criminalidad local de los jóvenes de ascendencia marroquí”, ha declinado la invitación. Teme ser asociado a la ideología extremista del político, y por la seguridad de su familia.
Al pedir que declaren varios de sus colegas más prominentes, el líder xenófobo quiere demostrar que solo le persiguen a él cuando critica “a los marroquíes”. En su opinión, si otros representantes con responsabilidad gubernamental también lo hacen y no pasa nada, “estamos ante un proceso político”. Se trata, según la defensa, “de respetar los límites impuestos por la ley, pero de señalar los problemas que nos rodean incluso si ello molesta a algunos”. El abogado sostiene que la inmunidad que asiste a su cliente como diputado, “puede extenderse fuera de la Cámara”. El pasado febrero, los sondeos daban al Partido por la Libertad de Wilders 41 escaños en un Parlamento de 150.
Según explica Algemeen Dagblad en su edición de este viernes, “no hemos hecho nada ilegal para obtener los escritos de la defensa, y el abogado Knoops, al que informamos a tiempo, no dijo nada de no publicarlos”. El juicio abrirá formalmente el 31 de octubre.
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