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Los republicanos debaten sin Trump y pelean por el voto conservador de Iowa

Cruz y Rubio pugnan por convertirse en la alternativa al empresario neoyorquino

El candidato Ted Cruz durante el debateFoto: reuters_live | Vídeo: Bloomberg
Marc Bassets

Los aspirantes republicanos a la Casa Blanca debatieron este jueves, por primera vez desde el verano, sin la presencia del magnate y showman Donald Trump. Trump encabeza los sondeos en vísperas del inicio de las votaciones para elegir a un candidato a las presidenciales de noviembre.

El espíritu de Trump estuvo presente en todo momento. No estaba, pero estaba.

Su propia ausencia era una presencia, virtual para los políticos que debatían y los periodistas que lo cubrían, pero bien real para millones de televidentes que podían ver, en paralelo, el mitin que el magnate organizó con excombatientes. Y las ideas que Trump ha introducido en la campaña —la lucha contra la inmigración, la retórica contra los musulmanes— provocaron los choques más intensos entre los candidatos.

Sin Trump en el escenario, la atención se fijó en dos senadores de origen cubano que aspiran a disputarle la nominación republicana: Ted Cruz, un conservador ortodoxo de Texas con posibilidades de imponerse en los caucus (asambleas electivas) de Iowa el lunes, y Marco Rubio, el político de Florida que hoy es la esperanza del establishment republicano para frenar al imprevisible Trump y al intransigente Cruz.

Al abordar las políticas migratorias, Rubio y Cruz, hijos de inmigrantes, compitieron por demostrar que son los más severos con la entrada a EE UU de inmigrantes indocumentados y se esforzaron por desmentir pasados cambios de posición. Estos cambios son más flagrantes en el caso de Rubio, que en 2013 promovió en el Senado una reforma migratoria pactada con el Partido Demócrata. Ahora se arrepiente.

En los caucus del Partido Republicano en Iowa, el voto de los evangélicos —los cristianos que creen en una interpretación literal de las escrituras— es decisivo. Es un voto muy religioso y con frecuencia ultraconservador.

Rubio tiene pocas posibilidades de ganar en Iowa: aspira a un digno tercer lugar, por detrás de Trump y Cruz, los favoritos. El debate fue para él un esfuerzo continuo por subrayar sus credenciales conservadoras: en la política exterior, en la inmigración y en la exhibición de su fe.

La dureza de candidatos como Rubio y Cruz, que cortejan al votante trumpiano (los trumpetistas, como les llaman), contrasto con la moderación de otros, como Jeb Bush, exgobernador de Florida, y hermano e hijo de presidentes, favorable a una política migratoria más abierta.

Trump ha dinamitado la campaña con insultos a los rivales y retórica xenófoba. El martes, Trump anunció que se ausentaría porque estaba en desacuerdo con el trato que le había dispensado la cadena Fox News, coorganizadora del acto.

El debate de Iowa, el séptimo de los republicanos y último antes de los caucus del 1 de febrero, fue uno de los más extraños en las últimas décadas.

Estaban todos, menos el favorito. La discusión fue intensa, pero faltaba el espectáculo. Parecía un debate de los de siempre: contrastes marcados en cuestiones como la inmigración o la política exterior, pero cortesía y respeto mutuo.

Fue una noche de doble pantalla: mientras los otros siete candidatos exponían sus diferencias en un centro de convenciones de Des Moines, la capital, a unos kilómetros de allí contraprogramó el debate con un acto de recaudación de fondos para veteranos de las fuerzas armadas.

Durante el día Trump negoció con Roger Ailes, el poderoso presidente y consejero delegado de Fox News, propiedad de Rupert Murdoch. Según fuentes de Fox News, citadas por la agencia Reuters, Trump ofreció asistir al debate si Fox donaba 5 millones de dólres a las causas filantrópicas de Trump. Fox se negó.

En los próximos días las cifras de audiencias serán munición electoral. Las cadenas CNN y MSNBC cubrieron generosamente el acto de Trump.

La apuesta era arriesgada, como todas las de Trump. Si gana en Iowa, su ausencia en el debate parecerá un golpe de genio: ¿para qué desgastarse con sus rivales si puede desplegar por su cuenta su talento para el show? Un mal resultado alimentará las dudas: ¿interpretarán los votantes de Iowa el gesto como un desaire?

Los candidatos se dedicaron a Trump durante los diez primeros minutos. Cruz ironizó con su estilo insultante y dijo que, por respeto a los votantes de Iowa, este sería un debate serio. Rubio dijo que el objetivo de esta campaña no debía ser Trump sino derrotar a Hillary Clinton, la favorita del Partido Demócrata, y recuperar el carácter excepcional de EE UU, al que el presidente Barack Obama supuestamente ha renunciado.

Aliviado, Bush, uno de los rivales que más insultos ha recibido de Trump, bromeó: “Casi le echo de menos”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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