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Macri ya tiene la primera acampada frente a su despacho de Gobierno

Un grupo de kirchneristas monta tiendas de campaña en la plaza de Mayo para protestar por la detención de una dirigente social

Carlos E. Cué

Mauricio Macri no parece muy preocupado por la reacción que está provocando la detención hace dos semanas de Milagro Sala, una dirigente social muy conocida y polémica de Jujuy, en el norte argentino. Hasta Amnistía Internacional ha pedido su inmediata liberación, pero Macri no se inquieta y se indigna cuando se le compara esta situación con la de los presos políticos en Venezuela. Sin embargo la protesta va creciendo y Macri se encuentra ya con la primera acampada frente a su despacho, en la plaza de mayo. Son solo unas pocas tiendas de campaña para pasar la noche, con otra más grande en la que se realizan eventos durante el día, pero han llegado para quedarse al menos hasta que la policía les eche.Todo a pocos metros del despacho de Macri en la Casa Rosada.

La Organización Social Tupac Amarú acampa en la Plaza de Mayo.
La Organización Social Tupac Amarú acampa en la Plaza de Mayo.Ricardo Ceppi

La Casa Rosada, donde trabaja el presidente, está a pocos metros protegida por unas enormes vallas metálicas que dominan la plaza desde 2001, cuando una revuelta social acabó con la huida en helicóptero del presidente Fernando de la Rúa. Macri y los suyos quieren quitar las vallas para ofrecer sensación de normalidad pero con acampadas como esta no será fácil. De momento el Gobierno ha dado la orden a la policía de no actuar y ha permitido una primera noche de acampada. Parece evidente que quiere evitar las imágenes de represión. Habrá que ver qué sucede en los próximos días.

Los manifestantes, en especial miembros del movimiento de Sala, Tupac Amaru, aseguran que no se irán de allí hasta que la liberen. Sala es una dirigente muy polémica que afronta diversas causas por presunta corrupción, desvío de fondos y violencia, y se sospecha sobre su fortuna y su alto nivel de vida. Pero lo cierto es que está encarcelada por otro asunto muy diferente: por una acampada pacífica que ya dura más de un mes frente a la sede del Gobierno en Jujuy, en protesta por la retirada de ayudas.

Este proceso por el delito de “tumulto” que es el que lleva adelante la justicia de Jujuy, es lo que ha llevado a Amnistía Internacional a exigir la inmediata liberación. Sala es además diputada del Parlasur, el parlamento de Mercosur, por lo que su presidente, el kirchnerista Jorge Triana, exministro de Exteriores de Argentina, ha exigido también su liberación.

Sin embargo la fiscal y el juez rechazan sistemáticamente la posibilidad de liberarla y sus fieles mantienen la acampada en Jujuy y ahora en Buenos Aires, aunque su organización está cada vez más debilitada.

La detención de Sala se enmarca dentro de una feroz batalla política que ella mantiene hace años con Gerardo Morales, un aliado de Macri que ahora ha logrado hacerse con el poder en Jujuy. La llegada de Morales y Macri anticipaba la caída en desgracia de Sala, que siempre logró la protección política de Cristina Fernández de Kirchner, ahora fuera del poder, pero nadie pensó que llegaría a estar dos semanas en la cárcel.

Macri no solo no está preocupado sino que en la reciente entrevista con EL PAÍS y otros medios internacionales defendió la valentía de los jueces por encarcelar a alguien tan poderoso –Sala controlaba buena parte de los fondos sociales de Jujuy y ha construido barrios enteros- y además recibió el miércoles en la Casa Rosada a Morales, el gran rival de la activista, en un gesto más de apoyo.

A pocos metros se montaba la acampada con el cartel “libertad a Milagro Sala, no a la criminalización de la protesta”. Allí hay representantes de los grupos más kirchneristas, como Movimiento Evita o La Cámpora, y está Luis D’Elía, un sindicalista ultrakirchnerista que desde la carpa realiza su programa de radio. Sala mandó desde la cárcel una carta para agradecer el apoyo: “No bajemos los brazos en esta lucha de todos. Su presencia en Plaza de Mayo me fortalece y emociona”. El lunes podría ser finalmente liberada pero no hay certezas.

El presidente Macri tiene ahora una alta valoración social, con un apoyo del 71%, a mes y medio de su toma de posesión, y no parece preocupado por las protestas kirchneristas. Algunos macristas incluso creen que les benefician. De momento la oposición va poco a poco reorganizándose después de una durísima derrota electoral.

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