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Clinton rechaza las redadas para detener a indocumentados

Los candidatos demócratas presumen de medidas sociales en un foro sobre las comunidades hispana y afroamericana

La candidata demócrata Hillary Clinton.
La candidata demócrata Hillary Clinton. Charlie Neibergall (AP)

“¿Usted posee un arma?”. Es una pregunta tan directa como poco habitual para comenzar un debate presidencial. Bernie Sanders, el candidato demócrata, respondió drásticamente “No”. Se encontraba junto a sus rivales Hillary Clinton y Martin O’Malley en el el foro que tradicionalmente retrata con mayor transparencia las posturas de los candidatos en asuntos sociales, el Brown and Black Forum de Iowa.

El foro fue creado en 1984 por dos ciudadanos de la localidad para analizar con los candidatos presidenciales los problemas que afectan a la comunidad hispana y afroamericana en el país. Sus fundadores, Mary E. Domínguez Campos y el ex legislador estatal Wayne Ford, fueron recibidos con una ovación al comienzo de este debate en Des Moines. Desde que decidieron invitar a los candidatos demócratas hace más de 30 años, todas las apuestas por la presidencia de Estados Unidos han contado con una cita obligada más en Iowa.

La educación, la economía, la salud o la inmigración fueron los protagonistas de una serie organizada en coordinación con la cadena de televisión Fusion, y en la que Sanders aseguró que la desconfianza de la comunidad afroamericana en la policía está “totalmente justificada”, calificó la crisis de abusos sexuales que afecta a los campus del país como “epidemia” y pidió revisar la educación sexual en las escuelas para evitarlo. Minutos después, el exgobernador de Maryland Martin O’Malley justificó en la “acumulación de riqueza en las mismas manos” la falta de diversidad entre los candidatos demócratas, reconoció que no todas las escuelas públicas de su Estado han superado el reto de la desigualdad entre sus estudiantes y prometió “reformar la manera en que vigilamos a la policía”.

La ex secretaria de Estado Hillary Clinton, favorita en las encuestas para alcanzar la nominación demócrata, aseguró que no se convertirá en la próxima “deportadora en jefe”, como fue apodado despectivamente el presidente Obama por un sector de la comunidad hispana. Clinton insistió en la necesidad de acometer una reforma migratoria como la que prometió Obama y se comprometió a cambiar las leyes de asilo y refugio para inmigrantes, “para incluir factores más humanos”.

“Uno de mis intereses es ayudar a los países”, dijo Clinton, en referencia a las naciones centroamericanas desde donde llegó la última oleada de migrantes a Estados Unidos. La exsecretaria rechazó las redadas nocturnas para detener a indocumentados porque “no son herramientas adecuadas” y prometió respetar los derechos de los solicitantes de asilo, especialmente los menores de edad. A pesar de su firmeza, la ex secretaria de Estado evitó responder directamente a la pregunta del moderador, Jorge Ramos, sobre si deportaría a niños inmigrantes.

Sanders también se mostró “preocupado” por los menores inmigrantes que pueden ser deportados a países de Centroamérica tras llegar a Estados Unidos en el verano de 2014. El candidato demócrata, uno de los aspirantes con una propuesta de reforma migratoria más ambiciosa, volvió a pedir una protección temporal para los inmigrantes en riesgo de deportación que sea estudiada “caso por caso”, aunque no dio más detalles de cómo lo aplicaría. “Lo que me preocupa es que devolvamos a niños a países donde sus vidas serán miserables y estarán en peligro”, dijo.

La desigualdad económica y social de las minorías raciales ocupó buena parte de la conversación con los tres candidatos demócratas. Clinton declaró que quiere crear un sistema “desde la cuna a la universidad” para favorecer el acceso a la educación superior y atribuyó la falta de oportunidades a factores que van desde las diferencias económicas hasta el sistema carcelario, la falta de atención médica o un sistema de salud mental deficiente. “No es el momento de poner a blancos contra negros, debemos asegurarnos de que todos los jóvenes puedan acceder a la educación superior independientemente de su nivel de ingresos”, añadió el senador de Vermont Bernie Sanders.

Clinton se enfrentó a uno de las preguntas más espinosas de la noche -recibidas con un murmullo entre los espectadores- cuando una estudiante hispana le pidió que explicara lo que entendía por “privilegio blanco” y si alguna vez lo había sentido en su vida. La candidata demócrata respondió “¿por dónde quieres que empiece?” y narró después su experiencia como adolescente cuidando a los hijos de los trabajadores agrícolas en la iglesia a la que acudía. “Supe entonces que nuestras experiencias no eran las mismas”, aseguró Clinton, recordando la fortuna de haber crecido en una familia de clase media que le apoyó siempre y haber tenido acceso a educación pública de calidad.

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