Los “encuentros mortales” con la policía estadounidense
Una organización hace un recuento de los asesinatos donde estuvieron involucrados agentes de seguridad en Estados Unidos
Tomás Sánchez Ozuna murió después de que “fue rociado con spray (aerosol) pimienta, esposado y violentamente golpeado por agentes de la patrulla fronteriza” en San Clemente, California, en los Estados Unidos. El hecho ocurrió el 7 de octubre de 2008. El mexicano tenía 39 años cuando falleció y las versiones sobre su muerte cambian según el idioma en que se busquen en la web: su segundo apellido, Ozuna u Orzuna, está escrito de forma distinta en los medios de habla hispana que en los de anglosajona. Su verdadero apellido es Ozuna.
El inmigrante forma parte de la lista de Encuentros mortales, una base de datos en internet que lleva un registro en español de las muertes en las que estuvieron involucrados agentes de policía estadounidenses. Tienen 80 casos registrados como el de Tomás Sánchez, es la base de datos más grande que existe actualmente en Estados Unidos: el resto tiene solo entre 20 y 25 casos. “La mayoría de las víctimas que hemos recabado es gente indocumentada que no tiene registro y por lo tanto son muertes o crímenes que no se persiguen. Gente que fue disparada por arrojar rocas a la patrulla fronteriza, de lo cual no se tiene evidencia”, dice Dalila Estrada, de 23 años, coordinadora del sitio. El proyecto, que apenas surgió en abril, es parte de la organización Fatal Encounters –el mismo nombre en inglés- que lleva dos años con el proyecto de crowdsourcing o colaboración abierta distribuida que permite que cualquiera que entre a su sitio registre un caso, ellos comprueban los datos contrastando información oficial y publicaciones en los medios de comunicación.
Brian Burghart (52 años), un periodista de Nevada que es el fundador del proyecto, dice que la versión en español era necesaria pues observó que la prensa en inglés daba poca o nula cobertura a los casos de muertes de migrantes sin papeles: “Los medios de comunicación en español están haciendo un mejor trabajo”.
La organización tiene abiertos más de 230 requerimientos de información pública al Gobierno de Estados Unidos
Medios internacionales como The Guardian o The Washington Post iniciaron sus propios conteos con la información de Fatal Encounters. Burghart cree que recabarán alrededor de 20.000 casos para agosto de 2016, fecha en que cierra el proyecto: empiezan a contar desde el año 2000 y a día de hoy llevan registrados 9.471 incidentes. “Me di cuenta de que el Gobierno de Estados Unidos no está recabando esta información o lo está haciendo de manera muy deficiente, y cuando dan los resultados estos son muy inexactos”, dice Burghart.
La idea del proyecto surgió un día por la noche cuando Burghart regresaba de su trabajo en un periódico de Reno, Nevada, y vio una numerosa concentración policiaca que sugería que, o bien un agente había sido asesinado, o un civil había sido asesinado por un policía. Al buscar la información oficial al respecto, Burghart comprobó la poca transparencia del Gobierno de Estados Unidos: “Reportaban que eran 400 personas al año asesinadas por policías, pero en estos tres años hemos probado que la cifra es cercana a los 1.200. Y lo hacen utilizando armas de fuego, pistolas de electrochoques y atropellando con sus vehículos”.
Para completar y complementar la información de su base de datos, la organización tiene abiertos más de 230 requerimientos de información pública al Gobierno de Estados Unidos. Con Burghart y Estrada trabajan un grupo de periodistas y profesionales de diferentes disciplinas en Nevada, Oregón, California, Nuevo México, y del otro lado de la frontera, en México y Guatemala. El proyecto se sostiene de donativos privados y fondos de organizaciones que apoyan proyectos periodísticos como J-Lab.
“El FBI ha mencionado que la información que usan es la que hay en nuestro sitio de internet. A los policías normalmente les gusta el trabajo de Fatal Encounters porque somos neutrales, no escribimos cosas para hacer quedar mal a los policías, tratamos de enfocarnos en los datos y siento que ellos lo valoran, porque hay otros sitios que están tratando de hacer algo similar pero que son claramente anti-policías”, dice Burghart.
Una mayor transparencia, el uso de tecnología como las cámaras que llevan los agentes, así como las de los móviles de los ciudadanos y una capacitación policiaca para manejar momentos de crisis son algunas de las alternativas que dicen los investigadores podrían ayudar a que se modifique una tendencia de la autoridades de seguridad estadounidenses con tintes racistas, pues la mayoría de las víctimas son personas afroamericanas y latinas. Según el sitio The National Police Violence Map (El mapa nacional de la violencia policiaca) que integra información de Fatal Encounters, es tres veces más probable ser asesinado en un incidente policiaco si se es negro.
Para Dalila Estrada otro problema es la poca “presión” de los gobiernos latinoamericanos por las muertes de sus connacionales en la frontera o en territorio estadounidense: “Tenemos muchos casos de Guatemala y México pero ni el gobierno guatemalteco ni el mexicano realmente piden cuentas al Gobierno de Estados Unidos”.
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