La reunión entre Xi y Ma marca la campaña electoral taiwanesa
La candidata de la oposición y favorita en las presidenciales lo considera una injerencia
La histórica reunión del próximo sábado en Singapur entre los presidentes de China, Xi Jinping, y Taiwán, Ma Ying-jeou, la primera de los máximos líderes a ambos lados del estrecho desde 1945, ha caído como una piedra en el proceso electoral de la isla. A solo dos meses de unos comicios legislativos y presidenciales, la reunión no dejará de tener consecuencias en la consulta, donde la candidata de la oposición proindependentista del Partido Democrático Progresista (PDP), Tsai Ing-wen, se perfila como la favorita absoluta.
Tsai se ha apresurado a criticar la reunión, que considera una injerencia de Pekín en el proceso electoral. “El pueblo taiwanés perdió la confianza en este Gobierno y no quiere ver otra política delineada a escondidas”, ha asegurado. La candidata, que lidera los sondeos con un cómodo margen de casi 20 puntos, declaró que es inaceptable que Ma intente determinar el futuro político de Taiwán a pocos meses de agotar su mandato, en mayo del año próximo.
Aunque las relaciones estables con China fueron su punto fuerte en su primer mandato, la aparente carencia de beneficios económicos para Taiwán en el estrechamiento de lazos bilaterales, y una creciente suspicacia popular hacia el acercamiento a Pekín —plasmada en las manifestaciones estudiantiles del año pasado— han mermado drásticamente el apoyo al Kuomintang de Ma. Y la aproximación a la China continental se ha convertido en un asunto cada vez más espinoso en la isla.
Pero Pekín contempla con espanto la posibilidad de un nuevo Gobierno del PDP, tras los ocho años (2000-2008) de tensas relaciones durante el mandato de Chen Sui-bian. En momentos de tensión con muchos de sus vecinos por sus reclamaciones territoriales, necesita estabilidad en sus lazos con Taipei. En los últimos meses ha tratado, con más o menos discreción, de poner parches de cara al porvenir. El futuro de la isla no ha dejado de figurar, según han admitido altos funcionarios, en conversaciones entre Pekín y Washington, incluso en el viaje de Xi a EE UU el pasado septiembre. Y China parece haber decidido que no le quedaba otra opción.
Reticencia popular hacia China
Dada la reticencia popular hacia China, el encuentro en Singapur —que según la ciudad Estado, propusieron ambos líderes— parece que pueda perjudicar, más que beneficiar, a Ma y al Kuomintang en la campaña electoral. Hay quien plantea, incluso, que esa pueda ser la intención de Xi al acordar la reunión.
"Xi Jinping quiere forzar a Tsai a aclarar su postura en torno a las relaciones bilaterales y, quizás, mediante un reconocimiento tácito de la legitimidad del mandato de Ma Ying-jeou, forzar a la candidata proindependencia a moverse dentro del marco de una sola China", la política oficial que defienden tanto el régimen de Pekín como el Kuomintang, opina Lee Chih Horng, investigador del Longus Research Institute de Singapur.
Edward Chen, del Centro de Estudios Americanos de la universidad Tamkang en Taipei, cree que Xi quizás vaya a dar un paso más allá y busque reafirmar junto a Ma —con el visto bueno de Estados Unidos y ante la comunidad internacional en un tercer país como Singapur— el camino a seguir en las relaciones bilaterales, sin importar quién gobierne en la isla. "Los intereses de Ma, Xi y Washington quizás concuerden mejor en este aspecto que la ambigüedad de Tsai” acerca de las relaciones con Pekín, explica.
Estados Unidos, el gran aliado militar de Taipei, “da la bienvenida a todo paso en ambos lados del Estrecho de Taiwán que busque reducir las tensiones y mejore las relaciones bilaterales”, ha declarado el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. Pero "hay que ver qué resultados arrojará realmente la reunión”, ha precisado.
La visita de Xi a Singapur, anunciada oficialmente antes de que se conociera la reunión con Ma, se había presentado como una ocasión para conmemorar el 25 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre el gigante asiático y la ciudad Estado. Singapur desempeñó un papel importante como mediador entre Taiwán y China en la década de los 90, cuando Lee Kwan Yew, fallecido en marzo pasado, estaba al mando del país. Ante este trasfondo histórico, Lee, del instituto Longus, cree que "esta vez Singapur es solo el escenario y no un mediador. Es más, hasta es un regalo del líder chino por el aniversario de las relaciones".
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