Transparencia y criterio técnico
La comunidad aeronáutica debe plantearse la necesidad de revisar determinados principios en materia de seguridad
Muchas opciones siguen abiertas en torno a las causas del accidente del vuelo KGL9268 sobre la península del Sinaí. La variedad de versiones, algunas contradictorias, sólo contribuye a generar más confusión respecto a los hechos que han desencadenado este trágico suceso, si bien es cierto que hasta que se vayan confirmando datos, todas las hipótesis son probables.
La disposición de los restos de la aeronave apunta más hacia una explosión en el aire que a un intento de aterrizaje forzoso por parte de la tripulación. A partir de aquí, no se puede descartar el fallo técnico, una descomprensión explosiva, el derribo de la aeronave desde tierra, un atentado desde el interior del avión o incluso otras posibles circunstancias no barajadas hasta ahora. La complejidad de la operación aérea nos puede llevar a plantear numerosas opciones, pero sólo con datos objetivos se pueden determinar las verdaderas circunstancias del suceso. Es el momento de honrar a las víctimas y tener la máxima prudencia respecto a las hipótesis, porque las partes implicadas intentan apuntalar las que les descargan de responsabilidad.
La información de las cajas negras será fundamental para aportar luz sobre las posibles causas, que deberán ser analizadas con transparencia y criterio técnico, para emitir recomendaciones que eviten nuevas tragedias. Pero la comunidad aeronáutica también debe plantearse la necesidad de revisar determinados principios en materia de seguridad. En los últimos años estamos asistiendo a accidentes cuyas circunstancias plantean escenarios nuevos. No basta con ceñirse a la investigación de las circunstancias específicas del vuelo, es necesario realizar una investigación sistémica que tenga en cuenta las circunstancias organizacionales que influyen de manera directa en el desempeño de una compañía y de sus profesionales. De igual forma, este enfoque permite identificar peligros y establecer mecanismos de prevención o mitigación del riesgo de manera proactiva. Por otro lado, la aviación no debe convertirse en rehén de conflictos e intereses económicos o políticos. Por encima de ellos está una industria global que facilita la conexión de culturas, genera riqueza y presta servicio a millones de usuarios cada día.
El gran desafío de la aviación actual es aplicar una seguridad preventiva que permita mantener sus niveles de crecimiento y expansión, especialmente en países emergentes, y garantizar los altos niveles de seguridad del transporte aéreo. Para ello es preciso contar con autoridades aeronáuticas consistentes, compañías bien estructuradas y profesionales bien formados.
No debemos perder de vista este enfoque si queremos evitar accidentes como el del A321 de la compañía rusa Kogalymavia y otros sucesos recientes. La seguridad absoluta no existe, pero aplicar medidas preventivas de seguridad fortalece el transporte aéreo.
Luis Lacasa Heydt es decano del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.