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Otto Pérez Molina: del poder al banquillo en 24 horas

El mandatario ha merecido el mayor repudio desde el fin de las dictaduras militares

Otto Pérez este jueves.
Otto Pérez este jueves.AFP

Otto Pérez Molina, quien en diciembre cumplirá 65 años, fue el 48 presidente de la historia de Guatemala y se ha despedido del poder con el nada honroso título de haber sido el mandatario que, en la recta final de su gobierno, ha merecido el mayor repudio desde el fin de las dictaduras militares en 1985: más del 98% de los consultados calificaron su gestión como ‘mala’ o ‘muy mala’, según la última encuesta del matutino Prensa Libre.

Fue también el primer militar en llegar al poder desde la restauración de la democracia.

Su trayectoria política empieza en 2001, con la fundación junto a la exvicepresidenta Baldetti, del Partido Patriota

Su carrera militar –ganó sus galones de brigadier en el Triangulo Ixil, zona donde se cometieron las masacres más sangrientas de la guerra civil librada en esta país centroamericano entre 1960 y 1996– fue ejemplar de acuerdo a los valores castrenses y uno de los primeros instructores de la escuela de Kaibiles, las tropas de élite y orgullo del Ejército guatemalteco. Un coronel en situación de retiro, que pide el anonimato, cuenta a este periódico que el carisma de Pérez cautivaba a los alumnos de la Escuela Politécnica (academia militar). “No disimulábamos la admiración que nos inspiraba. Casi todos queríamos ser como él”, dice para rematar: “¡Quién iba a imaginar que terminara como vergüenza del Ejército!”.

Su trayectoria política empieza en 2001, con la fundación junto a la exvicepresidenta Baldetti, del Partido Patriota, del cual fue secretario general hasta enero de 2009, cuando dimitió tras ser electo presidente de Guatemala. Ya en el gobierno sorprendió a la comunidad internacional con su propuesta de legalizar el consumo y tráfico de drogas, después de amenazar durante su campaña con utilizar a los kaibiles para combatir a las mafias del narcotráfico. Sus otras dos grandes promesas electorales fueron la seguridad ciudadana, la ‘mano dura’, y la transparencia en la utilización de los recursos del Estado, sus dos más grandes fracasos.

El desprestigio del régimen empezó a las pocas semanas de asumir, cuando se hizo evidente el descaro con que funcionarios de todo nivel entraron a expoliar los bienes del Estado. Las investigaciones del matutino elPeriódico pusieron en evidencia como Pérez y Baldetti levantaban mansiones de lujo en los sitios paradisiacos de Guatemala, así como de la adquisición de jets privados y yates, cuyos precios están muy por encima de los ingresos de los funcionarios.

Pero la gota que colmó el vaso fue cuando la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) lo acusaron directamente, el 21 de agosto, de ser el máximo líder de una organización mafiosa que expoliaba los recursos del Estado desde las adunas. Así dio inicio al proceso de desafuero consumado este martes con el voto a favor de todos los diputados presentes, menos uno que permaneció fiel a Pérez Molina.

El epílogo es cuestión de horas cuando el juez, ante el que rinde declaración, ordene su encarcelamiento para cerrar un día particularmente dura: de presidente de la nación, a reo. Todo en menos de 24 horas.

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