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Japón quiere copiar el Camino de Santiago

Las autoridades niponas desean aprender de la Ruta Jacobea a explotar turísticamente las sendas de peregrinación religiosa

Alicia González
Un peregrino recorre un tramo de la Ruta de los 88 templos de la isa de Shikoku
Un peregrino recorre un tramo de la Ruta de los 88 templos de la isa de ShikokuAGE

Ahora que el mejor whisky de malta del mundo ha perdido su aroma escocés y tiene sello nipón, Japón también quiere tener —y explotar— su propio Camino de Santiago. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoó, y el gobernador de Kagawa, Keizo Hamada, firmaron ayer en Santiago de Compostela un protocolo de colaboración con el objetivo de promover el camino de Shikoku, la conocida Ruta de los 88 templos, y lograr que ese camino “sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad y para ello aprender de la larga y abundante experiencia que posee el Camino de Santiago”.

En realidad, Japón ya tiene una ruta de peregrinaje reconocida por la Unesco como tal. Es el camino de Kumano, una ruta interreligiosa, budista y sintoísta, hermanada con la Ruta Jacobea y que recorre varias provincias del sudeste de Japón. Kumano es una remota región montañosa situada al sur de Kioto, que ocupa la mitad inferior de la península Kii y es el origen de la espiritualidad japonesa, según los expertos.

La Ruta de los 88 templos que ahora promocionan las autoridades japonesas se desarrolla en la isla de Shikoku, también en el sudeste japonés, y enlaza con el camino de Kumado a través de Koyasan, la milenaria ciudad monástica situada en la cumbre del Monte Koya. El Shikoku-Henro es el recorrido espiritual que efectuó el monje Kukai en el siglo IX y que culminó con la fundación de la comunidad de budismo esotérico, Shingon. Alrededor de medio millón de peregrinos recorren cada año, según cifras oficiales niponas, el circuito de poco más de 1.200 kilómetros que, a diferencia de la ruta de Santiago, no tiene ramales ni principio ni final porque se trata de un trazado circular. La costumbre es recorrerlo en el sentido de las agujas del reloj.

La apertura turística puede ayudar a crecer a su maltrecha economía

Ahora, Tokio quiere aprovechar el reconocimiento internacional y turístico del Camino de Santiago para atraer a parte de ese turismo religioso y cultural que llega a la capital gallega de todos los lugares del mundo y crear un circuito de peregrinaje propio uniendo las dos rutas religiosas. Una vía que puede servir a su vez para la expansión de una economía que no acaba de recuperarse y que, quizás, también puede ayudar a la apertura al exterior de una sociedad cerrada a todo lo que suene a extranjero y con una de las tasas de inmigración más bajas entre los países desarrollados.

Los caminos de Santiago japoneses buscan hacer de su tradición gastronómica uno de los atractivos para los peregrinos. Los fideos Udon, en sus muchas variantes y servidos sobre un caldo elaborado con algas, son el plato típico de la región, que presume de sus pollos autóctonos y de su particular forma de elaborar el sashimi de bonito y besugo.

Cada año, más de 460.000 japoneses visitan España y muchos recorren parte de las muchas rutas que llevan hasta la tumba del Apóstol, atraídos por la mezcla de religiosidad, cultura y gastronomía del camino.

“Esperamos que el Kumano-Kodo y el Shikoku-Henro tengan igual éxito entre los españoles”, insisten desde la Embajada. Unos 64.000 españoles viajaron el año pasado a Japón y en el primer trimestre, el número de turistas españoles ha crecido un 24,6%, lo que apunta a un nuevo récord de visitantes este año.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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