Fracasan las negociaciones para crear un Gobierno de unidad en Turquía
Se abre la posibilidad de que Erdogan convoque nuevas elecciones en otoño
Pese a vivir uno de los periodos más convulsos de sus últimos años, Turquía lleva casi 70 días sin Gobierno —gestionada por un Ejecutivo en funciones— y ese parece ser el destino al que está abocado el país euroasiático para los próximos meses después de que este jueves fracasasen las negociaciones para formar una coalición entre los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y los socialdemócratas del Partido Republicano del Pueblo (CHP). Volver a las urnas el próximo otoño, menos de medio año después de los últimos comicios, es "la única opción", afirmó el primer ministro, Ahmet Davutoglu.
Las elecciones del pasado 7 de junio arrebataron por primera vez en 13 años la mayoría absoluta al AKP, y desde entonces se han producido varias rondas de contactos entre los islamistas y los socialdemócratas. Pero ni la explosiva situación en su frontera con Siria, ni la vuelta a las armas del grupo armado kurdo PKK, ni los llamamientos de los principales grupos empresariales del país —tanto laicos como islamistas— a que se pactase una gran coalición a la alemana han logrado acercar las posiciones de los dos principales partidos turcos.
El propio Davutoglu reconoció que hay "diferencias profundas" entre las dos formaciones respecto a algunos temas, en especial la política exterior y la educación. El CHP, así como otros grupos parlamentarios, exigen al AKP un giro de 180 grados en su política sobre Siria, a la que achacan la llegada de miles de yihadistas a territorio turco para infiltrarse luego en el país vecino. En cuanto a la educación, los socialdemócratas pretendían modernizar el sistema y poner freno a la islamización creciente de la enseñanza.
Tras finalizar las negociaciones, el líder del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, acusó al AKP de ofrecer sólo un "ejecutivo de transición de tres meses para llevar al país a las elecciones" frente a la propuesta socialdemócrata de crear un "Gobierno duradero" para toda la legislatura. De acuerdo con el director del think-tank GPoT, Mensur Akgün, las bases del partido islamista y el presidente de Turquía y aún líder espiritual del AKP, Recep Tayyip Erdogan, "no querían una coalición, sino volver a las urnas".
El presidente Erdogan sueña con que en unos nuevos comicios el AKP recupere la mayoría absoluta y no dependa de otros partidos para gobernar, pudiendo así él continuar inmiscuyéndose en los asuntos ejecutivos, pese a que su puesto de jefe de Estado es más bien de carácter simbólico. Sin embargo, muchos analistas creen que el tiro le puede salir por la culata, ya que los electores podrían acusar al AKP de haber metido al país en el actual conflicto con el PKK y de haber permitido que el avispero sirio anide en la propia Turquía. "Tres o cuatro meses son mucho tiempo en Turquía para predecir qué puede ocurrir en unas nuevas elecciones. Pero probablemente el PKK tratará de explotar esta debilidad con más violencia", opina Akgün.
En principio, el mandato para formar gobierno expira el próximo 23 de agosto, por lo que quedan algunas jornadas para explorar diferentes opciones. El AKP anunció que se reunirá con los ultraderechistas del Movimiento de Acción Nacionalista (MHP), pero fuentes del partido islamista reconocen que la posibilidad de que haya resultados positivos "son muy débiles".
De cara a unos nuevos comicios, con todo, se deberá formar un Gobierno interino que necesita de la aprobación parlamentaria o, en caso contrario, el presidente debería crear un Ejecutivo con representación proporcional de los partidos en el hemiciclo. Para Akgün, es altamente improbable que Erdogan acceda a esto último y cree que se buscará alguna alternativa, como por ejemplo un pacto temporal con el MHP. Desde luego, parece poco probable que el AKP quiera entregar la llave de los ministerios a otras formaciones, más aún en aquellas carteras sobre las que pesan sospechas de corrupción.
De momento, la principal damnificada de la falta de acuerdo es la economía. El ministro de Finanzas, Mehmet Simsek, ya había advertido de que unas nuevas elecciones serían "un escenario negativo". La lira se depreció este jueves un 2% frente al dólar y un 1,3% respecto al euro, alcanzando mínimos históricos, y el principal índice de la Bolsa de Estambul perdió un 3% de su valor, en un momento en que la inversión lleva meses en retroceso y las perspectivas de crecimiento no son halagüeñas.
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