El Eurogrupo debate hoy un nuevo plan si Grecia rechaza pactar
Los socios estudian fórmulas para ofrecer una futura reestructuración de deuda
Tras dos Eurogrupos, dos cumbres y varias reuniones con las instituciones anteriormente conocidas como troika en apenas cinco días, Grecia y los acreedores no terminan de rematar el acuerdo. Los ministros de Economía del euro tienen previsto reunirse este sábado por tercera vez esta semana para sellar un pacto que se les resiste. La convocatoria se fijó antes de que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, anunciara anoche que convocará un referéndum sobre la propuesta europea a Grecia.
Según explicó el viernes una alta fuente europea, si no llega el acuerdo los ministros empezarán a debatir un posible plan b, el eufemismo habitual en Bruselas —y en los mercados— para los escenarios de pesadilla: las consecuencias de un impago al FMI el martes, que pueden provocar controles de capitales e incluso una salida de Grecia del euro y de la UE, con un enorme efecto contagio en la periferia.
“El escenario central sigue siendo el acuerdo”, aseguraron horas antes de hacerse pública la decisión de Tsipras de consultar a los griegos el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el del Consejo, Donald Tusk. “Las opciones están al 50%”, dijo Tusk. La tensión seguía subiendo este sábado y el primer ministro griego, Alexis Tsipras, denunció los “chantajes y ultimatums” de los acreedores. Europa se empeña en negar la mayor: Juncker aseguró que “no hay encima de la mesa nada parecido a un lo tomas o lo dejas”; más expeditivo, Tusk fue rotundo ante la prensa: “Quedan tres días”.
Ese plazo vence el domingo por la noche: los acreedores —anteriormente conocidos como socios— juegan con la variable de las posibles salidas de depósitos en la banca griega, que se han detenido en los dos últimos días por las perspectivas de un acuerdo pero que se podrían activar de nuevo el lunes en caso de ruptura. Los socios consideran que su última oferta “es suficientemente generosa”, según resumió la canciller Angela Merkel. Berlín sugirió que el pacto debe cerrarse antes del lunes sobre la base de esa propuesta, que pide algo más de esfuerzo a Grecia en el IVA y sobre todo en las pensiones.
Reestructuración
Pero Grecia se resiste a firmar. Los europeos ofrecieron ayer a Atenas la promesa de una futura reestructuración de la deuda, con plazos de devolución más holgados y quizá alguna rebaja de intereses. Tsipras no firmó: quiere algo más que vagas promesas, consciente de que ya en noviembre de 2012 el Eurogrupo apuntó a esa posibilidad pero nunca acabó llegando.
Las posiciones están cerca, pero falta el último kilómetro: el más duro siempre. Tras cinco meses de negociación, la parálisis le ha pasado ya una abultada factura a Grecia. El Fondo pronostica que el PIB caerá hasta un 1,2% este año. Eso y las nuevas metas fiscales, menos exigentes, impiden cumplir con los criterios de sostenibilidad de la deuda griega, que debía bajar al 120% del PIB (desde el 180% actual) en 2020, según los ilusorios pronósticos asociados al rescate. Grecia se agarra a ese análisis para pedir un alivio de deuda que le deje respirar. Ahí está el nudo gordiano de la interminable historia de la crisis griega.
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