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Japón trabaja a contrarreloj para liberar al rehén de los yihadistas

Un nuevo vídeo amenaza con la muerte de Kenji Goto y del piloto jordano Muaz al Kasasbeh en 24 horas si Ammán no excarcela a la iraquí Sayida al Rishawi

Imagen del vídeo difundido por el EI del periodista japonés Kenji Goto, con una foto del piloto jordano secuestrado.Foto: reuters_live
Macarena Vidal Liy

Los contactos que desarrolla el Gobierno japonés para lograr la liberación del rehén Kenji Goto, en manos del Ejército Islámico (EI), han redoblado su sentido de urgencia. Un nuevo vídeo difundido por los secuestradores en la noche del martes asegura que asesinarán al periodista de 47 años y a un piloto jordano en un plazo de 24 horas si no se les entrega a la iraquí Sayida al Rishawi, condenada a muerte en Jordania.

En el vídeo, como en el que el sábado pasado anunciaba la muerte del primer rehén japonés retenido por el EI, Haruna Yukawa, se muestra una imagen de un Goto visiblemente demacrado y vestido con el mono naranja que el grupo yihadista hace llevar a sus presos occidentales. El periodista porta una foto del piloto jordano en manos del EI, Muaz al Kasasbeh, y que el grupo también amenaza con asesinar.

Una voz que asegura ser la de Goto insta al Gobierno japonés a presionar a Jordania para que ponga en libertad a Al Rishawi. Es, afirma la voz, su último mensaje. Si la mujer, condenada tras una serie de atentados en Amán en 2005 que dejaron 60 muertos, no es excarcelada en 24 horas, él será asesinado. En el caso del piloto jordano, capturado el pasado diciembre, el plazo es aún menor, declara.

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El Gobierno japonés celebró este miércoles una reunión extraordinaria para analizar la situación. En declaraciones transmitidas por la cadena de televisión nipona NHK, el primer ministro, Shinzo Abe, ha subrayado que su Gabinete “sigue buscando colaborar con las autoridades jordanas para garantizar la puesta en libertad de Goto” y ha admitido que se trata de “una situación extremadamente difícil”. El responsable de Exteriores nipón, Fumio Kishida, declaró por su parte que “seguimos la colaboración con Jordania y otros y desarrollamos nuestros más intensos esfuerzos para conseguir que Goto vuelva a casa”. Ni Abe ni Kishida quisieron proporcionar detalles sobre la naturaleza de los contactos o el contenido de las conversaciones. En Jordania, el viceministro de Exteriores Yasuhide Nakayama declaró que por el momento no hay nueva información.

La madre de Goto, Junko Ishido, leyó este miércoles en una rueda de prensa una carta abierta al primer ministro japonés en la que le “suplica” que ponga en juego “toda su fuerza en las negociaciones con el Gobierno jordano”. “Le queda muy poco tiempo”, indica.

La opinión pública nipona se encuentra pendiente del sino de un reportero al que sus allegados describen como cauto, generoso y con una larga experiencia en Oriente Próximo. Goto fue capturado tras regresar en octubre a la zona para procurar la liberación de Yukawa, de 42 años, un aventurero capturado en agosto cerca de Alepo, en el norte de Siria, con el que había trabado amistad.

Para el conservador Abe, se trata de su mayor prueba desde su retorno al poder en diciembre de 2012. El primer ministro, que ha basado su política exterior en la promesa de convertir a Japón en un actor más prominente en el escenario internacional, se ve en el dilema de tratar de conseguir la liberación de Goto, como le exige la opinión pública, sin aparecer en una posición de debilidad ante los terroristas.

Hasta el momento, los ciudadanos japoneses aprueban su gestión de la crisis. Un 59%, según una encuesta del diario Sankei Shimbun el martes, considera que la maneja de manera adecuada.

Aunque también han surgido voces disonantes que culpan a Abe de haber precipitado la crisis. El primer ministro viajó a Oriente Próximo hace 10 días y prometió en Egipto 200 millones de dólares (172 millones de euros) en ayuda no militar a los países de la zona para combatir la amenaza terrorista. Tres días más tarde, un primer vídeo del EI, en el que se veía a Goto y Yukawa arrodillados junto a un hombre enmascarado y armado con un cuchillo, anunciaba que el grupo mataría a los dos rehenes en 72 horas si Tokio no les entregaba un rescate de, precisamente, 200 millones de dólares.

El martes, en una sesión de preguntas al primer ministro, el legislador Seiji Maehara, expresidente del Partido Democrático de Japón —el principal de la oposición—, criticó la decisión de Abe de ofrecer esa ayuda mientras los rehenes seguían secuestrados. “¿Cómo asumió el riesgo de anunciar esa asistencia en esos momentos?”, le preguntó.

A su vez, Abe contestó que “si cedemos a las amenazas de los terroristas por temor a arriesgarnos, nunca aportaríamos ayuda humanitaria a los países de la zona... No cederemos a las amenazas terroristas. Seguiremos aumentando nuestra ayuda humanitaria”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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