El sentimiento de islamofobia se extiende por toda Europa
Los expertos alertan sobre posibles represalias antimusulmanas tras el ataque
Las víctimas del islamismo radical van más allá de los afectados directos de ataques terroristas. La población musulmana residente en Europa observa cómo la sombra de la sospecha se cierne sobre todo el colectivo con cada acto extremista. Los expertos alertan de un crecimiento de la islamofobia en el continente, con ataques a mezquitas y discriminación laboral de la mujer musulmana como las principales manifestaciones.
Miles de ciudadanos se han lanzado a las calles de Alemania durante las últimas semanas para alertar de la supuesta islamización que vive el país. La organización que los moviliza lleva el elocuente nombre de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente. Con diferentes rostros, el fenómeno se manifiesta en otros países. El Frente Nacional acapara el mayor número de votos en Francia con un discurso contrario a la diversidad cultural. Los ataques a las mezquitas se multiplican en Suecia. El brutal asesinato islamista de un soldado en Londres en 2013 disparó las agresiones a la comunidad de esa religión. Y la tendencia no remite.
Una agencia de la UE recopila datos del acoso a fieles de esa religión
“Aunque aún no se conocen todos los datos de lo ocurrido, estamos preocupados porque el nivel de islamofobia en Europa pueda aumentar tras el atentado de Francia”, advierte Michaël Privot, director de la Red Europea Contra el Racismo (ENAR, por sus siglas en inglés). Este experto alerta del poder de las redes sociales como diseminadoras de estos mensajes. Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, cada vez que se produce un acto terrorista de corte yihadista proliferan los contenidos antimusulmanes en Internet, asegura.
No existen informaciones comparables en toda la Unión Europea sobre el número de agravios a este colectivo —desde denegar un empleo por vestir el velo hasta incendiar un lugar de culto—. La Agencia de Derechos Fundamentales de la UE ha empezado a recopilar datos para ofrecer una visión completa el año próximo, con entrevistas a 25.000 personas en los Veintiocho para preguntarles por sus experiencias. De momento, una portavoz explica que Austria, Francia, Holanda, Polonia y Suecia han acreditado un aumento de incidentes en el último año.
Respecto a la retroalimentación que se produce entre la estigmatización de musulmanes y la mayor propensión de este grupo a cometer actos violentos, esta agencia europea sigue considerando válido un estudio realizado en 2010, según el cual los jóvenes que han sido víctimas de discriminación “son los que mayor riesgo corren de adoptar a su vez actitudes violentas”. En ese trabajo, uno de cada cuatro jóvenes encuestados (en Francia, España y Reino Unido) declaraba haber recibido un trato injusto o discriminatorio.
La mayoría de las quejas provienen de mujeres que sufren rechazo por el velo
Más allá del efecto que provocan los atentados, la islamofobia hunde sus raíces en fenómenos más complejos. “Hay debates erróneos sobre la identidad, sobre lo que significa, por ejemplo, ser alemán. También en tiempos de dificultades económicas la gente tiende a dar respuestas sencillas a problemas complejos. Pero el caso de Alemania ilustra bien que se trata más bien de percepciones: en Alemania no hay tanta población musulmana”, explica desde Londres Steve Rose, de la organización Tell Mama, encargada de recoger ataques a la comunidad musulmana y a concienciar sobre el problema.
Dentro del colectivo islámico, las mujeres sufren la mayor discriminación. El Colectivo Contra la Islamofobia en Francia asegura que entre un 70% y un 80% de las denuncias que recibe proceden de ciudadanas, en buena medida por el rechazo que genera el velo que suelen llevar. La Agencia de Derechos Fundamentales está realizando un estudio que se centrará en las trabas que encuentran estas mujeres para insertarse en las sociedades europeas.
Como otros expertos, el representante de la ONG británica anima a permanecer “con los ojos bien abiertos” para observar posibles represalias contra la comunidad de esta creencia a raíz del episodio de París. “Los Gobiernos han sido muy débiles en esto; sólo empezaron a reconocer el problema en 2013. No se está haciendo el suficiente esfuerzo para evitar la discriminación”, cierra Privot, de la Red Europea Contra el Racismo.
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