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Mozambique, ante las elecciones más reñidas de su historia

Una ley electoral más transparente pone a prueba la hegemonía del Frelimo desde la independencia del país

Nyusi, Dhlakama o Simango. Los mozambiqueños lo van a tener más complicado que nunca en las elecciones que el país celebra este miércoles, después de 45 días de campaña electoral. Por primera vez se contempla la posibilidad de que el candidato del hegemónico Frelimo (el desconocido Filipe Nyusi) tenga que ir a una segunda vuelta. Por primera vez no se descarta que la oposición de siempre, el Renamo con su líder de siempre Afonso Dhlakama, gane, empate o pierda (ser relegado a tercer partido). Por primera vez, un tercero, el Movimiento Democrático de Mozambique (MDM), de Daviz Simango, surge con empuje suficiente como para romper el status quo político del país.

Pese a las cualidades de los aspirantes a la presidencia, la mayor novedad no se llama Filipe Nyusi,  Afonso Dhlakama o Daviz Simango. Se llama nueva ley electoral. Firmada a principios de septiembre como uno de los puntos del acuerdo de paz entre el partido gobernante Frelimo y el opositor Renamo, permite los representantes de los candidatos en los colegios electorales. También se ha aprobado el acceso al recuento de votos a los observadores internacionales y a los periodistas. En principio son las elecciones con más garantías de la historia de Mozambique;. también lo ha sido su campaña electoral. Salvo un par de incidentes, no ha habido brotes de violencia.

A las elecciones presidenciales, legislativas y provinciales concurren 30 partidos, pero la atención se centra en los tres con candidatos a sustituir al actual presidente, Armando Guebuza. Su partido, el Frelimo, que gobierna desde la independencia de 1975, presenta a un candidato desconocido (Filipe Nyusi); su enemigo Renamo, por quinta vez presenta a Dhlakama; y el MDM a Simango, con mucho gancho entre los jóvenes urbanos, y ya gobernando en ciudades como Nampula y Beira, la segunda más grande del país, tras la capital, Maputo.

Simango, nacido en Tanzania, parece llamado a romper con la bipolaridad Frelimo-Renamo, que ha desangrado al país desde su independencia. Tras ella, ambos partidos se enzarzaron en una guerra civil que duró 16 años. En 1992, en Roma, Dhlakama fue uno de los firmantes del acuerdo de paz que, con intermitencias, se mantuvo hasta el 21 de octubre del pasado año. En ese mes, el ministro de Defensa, el hoy rival electoral Filipe Nyusi, ordenó bombardear la base guerrillera del Renamo en la sierra de Gorongosa. Dhlakama sobrevivió, aunque no su colaborador más próximo. Los ataques armados se extendieron por el país y el Renamo amenazó con dividirlo por encima del río Save, donde su guerrilla es más fuerte.

En septiembre, las dos organizaciones firmaron la paz y, después de cinco años, Dhlakama pisaba Maputo, escoltado con diplomáticos de varias embajadas. La ley electoral y el acceso paritario al Ejército (50% para Frelimo y 50% para Renamo) fueron los puntos claves para pactar el alto el fuego.

El MDM de Simango puede beneficiarse del hastío de una población que no mejora sus condiciones de vida en medio de esa dualidad, que él llama Frenamo. Más de la mitad de la población sigue sumida en la pobreza y no ve ninguno de los beneficios que le debía acarrear ese crecimiento sostenido del país por encima del 7%. Sus gigantescas minas de carbón a cielo abierto y los yacimientos de gas no redundan en mejorar el nivel de vida de las clases bajas.

Alrededor de 9 millones de personas han sido registrados en el censo electoral, de los 25 millones de habitantes. Finalizada el domingo la larga campaña, las apuestas siguen a favor del de siempre, el Frelimo, se llame como se llame su candidato; pero también se coincide en que el escenario del nuevo parlamento no se parecerá al actual, con sus 191 diputados del Frelimo; 51 de Renamo y 8 del MDM. La respuesta del pueblo, con unas urnas más transparentes que nunca, pueden romper los sueños de Nyusi, Dhlakama o Simango.

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