La libra esterlina acelera su caída por la incertidumbre en Escocia
Según un portavoz de Cameron, no hay plan de contingencia si gana el sí Fuerte caída de las entidades escocesas en la bolsa de Londres
El pánico político del domingo tras el sondeo de YouGov que puso primera vez a los independentistas por delante ante el referéndum de Escocia se ha contagiado este lunes a los mercados. La libra ha caído frente al dólar y el euro, el tipo de interés a 10 años ha subido y las acciones de las grandes empresas británicas en Escocia han perdido más de 5.000 millones de euros en bolsa. Mientras, los tres partidos unionistas británicos seguían intentando ponerse de acuerdo sobre su oferta de más autonomía para Escocia, confirmando la sensación de que se trata de una improvisada reacción de última hora que los independentistas han definido como un intento de sobornar a los votantes.
Las reacciones en los mercados y en Westminster parecen de genuino temor a un triunfo de la independencia. Lo que no está claro es el efecto que tendrá porque empieza a parecer un ataque de pánico. Podría reforzar al campo del no si lleva a los votantes a preferir la prudencia del status quo frente a los riesgos de la novedad. Pero también podría reforzar al sí, cuyo éxito en las últimas semanas parece explicarse por el entusiasmo y optimismo de su campaña, siempre cercana al ciudadano, que contrasta con el catastrofismo, el pesimismo y ahora la improvisación de la campaña del no.
En todo caso, la frialdad de las cifras indica que la libra, que ya había caído un 0,5% frente al dólar hace una semana al confirmarse el auge del sí, ha caído este lunes otro 1,5%, hasta 1,615 dólares por libra, su valor más bajo en 10 meses y un 6% por debajo de su cotización a mediados de julio. La moneda británica se depreció también un 1,3% frente al euro, que se cotizó a 1,247 euros por libra.
La deuda a 10 años, tradicional referencia comparativa entre los países europeos, ha subido dos puntos básicos hasta el 2,48%, por encima de lo que se paga en otras grandes economías continentales.
Las acciones de las grandes compañías asentadas en Escocia, sobre todo financieras, se han depreciado más de 5.000 millones de euros. Lloyds Banking Group ha liderado las caídas al depreciarse un 3,3%, más de 2.100 millones de euros; el Royal Bank of Scotland (RBS) ha caído un 2,8% (casi 1.400 millones); el gigante energético SSE ha perdido un 2,7% (500 millones de euros); Standard Life un 2,6%; y Aberdeen Asset Management un 1,3%.
La número dos del independentista Partido Nacional Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, ha echado al Gobierno de Londres la culpa de la inestabilidad financiera por haberse negado a negociar un acuerdo sobre la libra. Pero el economista estadounidense Paul Krugman ha calificado de “alucinante” que Escocia quiera ser independiente y al mismo tiempo seguir compartiendo la libra. “La combinación de independencia política con una moneda compartida es una receta para el desastre”, ha escrito en The New York Times.
El nerviosismo del sector financiero se debe a que si Escocia se independiza no se sabe qué pasará en asuntos de gran calado como la moneda (y con ella, la parte de deuda pública británica que debería ser asumida por Escocia), la pertenencia a la UE, o el reparto del gas y el petróleo del Mar del Norte. Las entidades bancarias corren especiales riesgos porque temen una fuga de depósitos por las dudas que pueda haber en el mercado si gana la opción de la independencia. El RBS tiene previsto anunciar de inmediato el traslado de su sede a Inglaterra si el sí gana el referéndum del 18 de septiembre y es una de las grandes empresas que han puesto en marcha planes de contingencia por la consulta.
Son los políticos los que no tienen nada preparado. Downing Street ha confirmado este lunes que no tiene ningún plan de contingencia y el Tesoro ha admitido que sólo ahora está empezando a planear qué hará si se impone la independencia.
La misma improvisación destila el anuncio del domingo de que Escocia tendrá más poderes fiscales y de política social y laboral si decide seguir en Reino Unido, realizado por el responsable del Tesoro, George Osborne, en una entrevista en la BBC. En la noche de este lunes, el ex primer ministro laborista Gordon Brown anunció un calendario para la puesta en marcha de esos nuevos poderes, pero los tres grandes partidos no han podido hacer un anuncio conjunto de sus propuestas porque todavía no se han puesto de acuerdo.
Uno de los problemas de fondo es que dar más poderes al Parlamento escocés acentúa el llamado problema de West Lothian: la polémica por el hecho de que los casi 60 parlamentarios escoceses en Westminster votan, a veces de forma decisiva, en la tramitación de legislación que en realidad no se aplica en Escocia. Es un asunto que molesta especialmente a los conservadores, que ahora solo tienen un escaño en Escocia y a veces no tienen ninguno.
Los independentistas han recibido con sorna la oferta de más autonomía, que han calificado de “soborno de última hora”. El responsable de Finanzas del Gobierno escocés y uno de los hombres fuertes del SNP, John Swinney, ha recordado a los votantes que en el fracasado referéndum de 1979 para establecer la autonomía, en el que ganó el sí pero sin el quórum necesario, “a Escocia le dijeron que votara que no y así tendríamos un Parlamento más fuerte y lo que nos dieron fue 18 años de gobiernos conservadores por los que no habíamos votado, desolación industrial y ningún Parlamento”. Un argumento utilizado de forma constante estos días para conseguir el apoyo a la independencia de tradicionales votantes laboristas.
Los bancos aconsejan a sus clientes
Los principales bancos del mundo han conminado a sus clientes a tomarse en serio la posibilidad de que haya una ruptura en el Reino Unido, después de que algunos sondeos hayan apuntado que ha aumentado el apoyo a la independencia de Escocia. Estos son algunos de sus consejos:
Deutsche Bank. "Tenga miedo, mucho miedo. [...] Las implicaciones de un voto afirmativo serían enormes, y se ven magnificadas por la sensación de falta de preparación institucional. Un voto de sí podría descarrilar fácilmente la recuperación económica del Reino Unido".
Goldman Sachs. Las consecuencias a corto plazo de un sí en el referéndum indepedentista para la economía escocesa, y para la de Reino Unido de manera más amplia, pueden ser "severamente negativas". A largo plazo, "hay pocas razones por las que una Escocia independiente pueda no prosperar: en general, no hay evidencias que sugieran que los países pequeños sean más ricos o más pobres".
UBS. Existe un "riesgo significativo" de que los depósitos bancarios huyan de Escocia en los días tras la votación del sí.
Barclays. El voto al sí podría evitar que el Banco de Inglaterra aumente los tipos de interés y alentar los "riesgos de fragmentación financiera en toda Europa".
Morgan Stanley. El voto al sí podría hacer caer un 10% el valor de la libra esterlina.
Société Générale. "La complacencia del mercado a Escocia ha sido destruida".
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