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Jamón español o cecina serbia

La imprecisa lista de mercancías vetadas alienta la picaresca y sube los precios

Jamones españoles en un supermercado de San Petersburgo.
Jamones españoles en un supermercado de San Petersburgo. ANATOLY MALTSEV (efe)

“Vamos a rezar a la Virgen de Montserrat y a nuestro dios, para que nos permitan seguir importando el jamón español”, dice, con una risa nerviosa, Sergei, propietario de una pequeña compañía moscovita que vende jamón, embutidos, quesos y otros productos españoles. “Hasta el momento no hemos sentido las consecuencias del veto ruso”, que comenzó hace una semana. “Tenemos suficientes reservas en nuestros almacenes y las estamos vendiendo poco a poco”.

Sergei está convencido de que las sanciones no incluyen el jamón, pero Julia, dueña de otra tienda, insiste en que sí. “Sé que ayer [el miércoles] en el Gobierno se habló del tema y se confirmó que no podremos importar el jamón español, el prosciutto italiano, el foie gras francés y otras exquisiteces”, explica Julia.

El decreto del Gobierno ruso sobre la prohibición de importación de productos de los países que impusieron sanciones contra Rusia o las apoyaron, contiene una lista de dichos productos tan imprecisa que da lugar a equívocos burocráticos al tiempo que enciende la imaginación de los comerciantes para sortear el veto o subir precios. Ayer, el viceprimer ministro ruso, Arcadi Dvorkovich, indicó que se introducirá una excepción para permitir la importación de productos para diabéticos y alérgicos, así como semillas y piensos. Pero también quiere levantar el veto a Groenlandia y las Islas Feroe, que exportan gran cantidad de pescado a Rusia.

Entre los productos prohibidos están los de la partida 210 —“carne salada, en salmuera, seca o ahumada”— y la partida 1601 —“embutidos y sus análogos preparados con carne (...)”.

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Pero resulta que muchos proveedores importaban el jamón bajo la partida 1602 —“productos preparados o conservados con carne, subproductos de carne o sangre, u otros”. Por eso los primeros días después de la entrada en vigor de las contrasanciones rusas muchos pensaban que no afectaría el pernil. Algunos camiones españoles llenos de jamones bajo esa partida han tenido que darse la vuelta en la frontera.

El representante del Servicio Federal de Aduanas de Rusia, Liudmila Ledovskijh, confirmó en una entrevista al portal Gazeta.ru que el jamón está incluido en la lista de productos vetados. “El jamón pasa bajo la partida 210, así que no podrá entrar en el territorio del país”, precisó.

“Bueno, siempre habrá una solución, la cuestión consiste solo en el precio”, replica Julia. “Por ejemplo, podemos importar el jamón en paquete de regalo, con jamonera, cuchillo y funda. Lo importaremos bajo otra partida y puede ser que funcione”.

Sea como sea, los precios subirán sin duda. “Los proveedores con los que trabajamos, ya han subido los precios y no sólo de los productos prohibidos. El aceite de oliva no está en la lista pero el precio ya subió unos 20%”, explica Julia. “Intentaré no subir los precios mientras tenga mercancía, tengo para un par de meses. Pero como la gente se ha vuelto loca con esas sanciones y está llevándose todo como en vísperas de Año Nuevo, no sé cuánto podré pasar sin abastecimientos”.

El grupo X5 Retail Group, propietario de varias redes de supermercados recibió el lunes cartas de sus proveedores con la advertencia de subida de precios al por mayor de entre el 20 y el 36% a partir del 11 de agosto en pescado rojo, mariscos y verduras.

Julia espera que las sanciones no duren mucho. “Si las anulan en dos o tres meses, tendré tiempo para llenar mis almacenes de productos para Navidad. Si no, tendré que empezar a importar productos de Serbia, que tienen buen embutido y carne curada, o de Argentina, pero ya por otros precios, más altos”, lamenta.

Claro que los rusos no comen cada día jamón serrano a unos 80 euros en Moscú. O cecina de León a 90 o queso manchego a 40. El ciudadano de a pie se abastece de productos de Rusia, Ucrania o Bielorrusia, por lo que le afectará más el veto a los lácteos ucranios , más baratos que los rusos.

"El aceite de oliva no está

El subdirector de la compañía SK Retail, que se dedica pescado rojo, explicó al diario Kommersant, que si antes importaba el salmón de Noruega, ahora tendrá que comprarlo a Chile. Más caro. Y congelado, cuando el noruego fresco llegaba en cuatro días.

“Han prohibido no solo la importación de salmón sino de los alevines, por lo cual las empresas rusas no podrán cultivar bastante cantidad de pez para cubrir las necesidades de los consumidores rusos”, se queja el representante de la Unión Pesquera de Rusia Konstantín Leónov. “Rusia no tiene propios alevines. Si no cambiamos la situación, a partir del año 2016 el consumidor ruso se quedará sin salmón, porque no podremos cultivarlo”.

Los que sí empiezan a sentir las consecuencias negativas de las restricciones de importación de distintos productos occidentales a los mercados rusos son los dueños de restaurantes y de cadenas de supermercados que vendían productos exportados. Ambos sectores se ven obligados a buscar rápidamente fuentes de suministro alternativo y subir los precios. Así, la cadena de steak house Goodman, que compraba vaca y cordero en Australia, ya pone en su menú el país de origen de la carne: Rusia, Uruguay y Argentina. Y eso se nota no sólo en el cambio de las especialidades de la casa, sino también en el precio.

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