Giro a la izquierda para seguir en el centro
A pesar de la debilidad del primer ministro, la indefinición mantiene postergados a los laboristas
El laborista Ed Miliband (Londres, 1969) lidera la oposición a un jefe de Gobierno, David Cameron, que acaba de ser humillado en Europa, que es cuestionado entre las propias filas del Partido Conservador y que hace una semana tuvo que disculparse por fichar como jefe de comunicaciones a un periodista del grupo Murdoch declarado culpable de los pinchazos telefónicos ilegales. Aun así, ese debilitado primer ministro aventaja a su rival —aunque solo sea por dos puntos— ante las elecciones del próximo año.
La falta de carisma de Miliband tiene su papel en ese desastre, pero sobre todo ha pesado la indefinición de un dirigente que se situó a la cabeza del Labour reivindicando un giro a la izquierda sin abandonar el centro. Y que no acaba de perfilar esa noción de un nuevo capitalismo con el que abordar el declive de las clases medias. Los laboristas británicos tienen un problema de identidad desde que la victoria tory de 2010 finiquitó su poder a lo largo de tres Gobiernos consecutivos, divididos entre reeditar o bien dar la espalda al Nuevo Laborismo de Tony Blair.
Miliband, él mismo un antiguo miembro de la élite del Nuevo Laborismo, pero que acabó consiguiendo el liderazgo gracias al apoyo de los sindicatos, ha prometido que su Gobierno acotaría la expansión de los grandes bancos o que consideraría congelar las tarifas de gas y electricidad de las compañías energéticas. Si aquí aflora el Rojo Ed, según la caracterización de la poderosa prensa conservadora, las opiniones del principal responsable de la agenda política de su partido, Jon Cruddas, filtradas esta semana, apuntan en cambio a que el líder laborista está dispuesto a avalar nuevos recortes sociales con la mira puesta en los sondeos.
Muchos británicos contemplan con aprensión la certeza de que un Gobierno conservador revalidado en las urnas ahondará en las medidas de austeridad. Pero las garantías de Miliband de que él aflojaría la presión sobre las clases medias tampoco convencen. Al tiempo, el auge del partido antiinmigración UKIP cercena el voto laborista entre la clase obrera, especialmente en su tradicional bastión del norte del país.
Ed Miliband está considerado un líder de transición que no sobrevivirá en el puesto si pierde las legislativas de 2015. Su hermano David le supera hoy ampliamente en las encuestas sobre la confianza en los políticos; y, en menor medida también rebasa a Cameron.
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