Al Maliki descarta un Gobierno de unidad de emergencia para frenar a los yihadistas
El anuncio se hace público un día después de la visita de John Kerry a Bagdad y Erbil
El primer ministro de Irak, el chií Nuri al Maliki, rechazó este miércoles la formación de un Gobierno de unidad nacional para afrontar la crisis provocada por los avances de las guerrillas yihadistas suníes. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea presionan desde hace días para que el jefe del Ejecutivo de Bagdad comparta el poder político con los líderes kurdos del norte de Irak y con la minoría suní del oeste. Pero en su discurso semanal televisado, Al Maliki dijo que las llamadas a formar un Gobierno de emergencia nacional suponen “un golpe de Estado contra la Constitución y una intentona para terminar con la experiencia democrática” iraquí.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, había viajado el lunes a Irak para promover dicho Gobierno unitario, con el que quiere evitar la partición definitiva del Estado entre los tres principales grupos que lo componen. El martes se reunió con los líderes kurdos, al norte del país. Kerry dijo que “Irak será más fuerte y seguro” cuando los chiíes, que son el grupo religioso mayoritario, la minoría suní y los kurdos participen conjuntamente en las tareas de Gobierno en Bagdad. La negativa del primer ministro da al traste con estas aspiraciones.
Naciones Unidas hizo este miércoles un nada frecuente llamamiento al uso de la fuerza militar. “La parte de la crisis [iraquí] que ha sido causada por el avance del EIIL debe ser abordada militarmente”, declaró en Bagdad Nickolay Mladenov, el enviado especial de la ONU para Irak. Mladenov cifró en 1.300 las víctimas de la ofensiva de los radicales.
Con su negativa, Al Maliki mantiene una línea dura con las minorías, a las que según sus críticos viene discriminando desde el principio de su primer mandato, en 2006. Su referencia a un “golpe de Estado” resulta ahora absurda, porque el Parlamento de Irak está llamado a elegir al primer ministro el próximo julio, lo que supondría una oportunidad para instaurar un nuevo Ejecutivo constitucional de unidad nacional.
La cerrazón del chií Al Maliki, que quiere ser reelegido, cierra los ojos a lo que ya son hechos consumados: el oeste de Irak está bajo el control efectivo de las milicias radicales suníes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), que este mes han logrado éxitos espectaculares junto a grupos locales aliados. Quieren fundar un califato islámico suní en la región. Hasta este mes de junio habían limitado sus actuaciones militares a Siria, donde pelean contra el régimen de Bachar el Asad y se enfrentan, además, con otras facciones islamistas de la guerra civil que destruye el país desde hace más de tres años.
El norte de Irak ha quedado en manos de los kurdos, que como muchos suníes acusan a Al Maliki de sectarismo. También entre los chiíes han surgido voces críticas contra la exclusión de las minorías. El líder religioso de los chiíes en Irak, el ayatolá Alí Husein al Sistani, también ha pedido al Ejecutivo que acepte en sus filas a representantes kurdos y suníes.
Estados Unidos vinculó a la formación del Ejecutivo unitario sus promesas de ayuda militar contra los avances yihadistas, pero el miércoles comenzó la llegada de asesores militares estadounidenses a Irak. Por la mañana aterrizaron allí la mitad de los 300 efectivos prometidos, de los cuales ya hay decenas en el frente occidental. El Ejército regular iraquí ha sido incapaz de contener buena parte de los avances de EIIL, que se ha acercado hasta las puertas de Bagdad.
EIIL, una reciente escisión de Al Qaeda tristemente célebre por la brutalidad con la que combate en Siria, se ha servido de alianzas locales en esta campaña. Su potencia bélica se basa en el apoyo de muchos grupos regionales suníes y en una economía saneada por los secuestros sistemáticos, los botines de guerra, el tráfico ilegal de petróleo, los tributos que imponen en los territorios que conquistan y, según se sospecha, al dinero de simpatizantes internacionales que desconfían de Irán, potencia chií en la región. El EIIL ya controla la segunda ciudad de Irak, Mosul, así como con otras localidades significativas como Tikrit.
Ayer llegó la noticia de que el EIIL había logrado ganarse a milicias locales de su rival en Siria, el también islamista Frente Al Nusra, en una localidad fronteriza con Irak. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG afín a los rebeldes sirios, las fuerzas de Al Nusra en la localidad de Albu Kamal se unieron a EIIL. De ser cierta, esta alianza local podría sentar un precedente que acabe con las divisiones entre los distintos grupos islamistas rebeldes, aún enemistados entre sí. El Frente Al Nusra es la filial en Siria de Al Qaeda, que hace unos meses expulsó oficialmente de sus filas al EIIL.
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