Al final de una campaña como la que hoy termina, no está de más preguntarse qué nos ha enseñado a todos nosotros como ciudadanos. A juzgar por los argumentos e ideas que han intercambiado los candidatos, la respuesta es tan contundente como triste. Nada, o incluso menos que nada: en las malas campañas desaprendemos a ser ciudadanos. Así es como se nos ha ilustrado sobre la herencia socialista recibida, la derecha cavernícola y machista, la crispación independentista, la intrínseca bondad del nacionalismo inmaculado y tantos otros tópicos vacíos que contribuyen a acrecentar la desafección política y la inhibición electoral.
De ahí que sean de agradecer las aportaciones, aunque sean de última hora, del expresidente de nuestra vecina República Francesa, Nicolas Sarkozy, incapaz de observar en silencio el ascenso populista. Sarkozy ha querido hacerse visible en un momento de decaimiento político tanto de la derecha como de la izquierda para aspirar de nuevo a liderar a la primera y vencer a la segunda en las siguientes presidenciales.
Esas ideas sarkozianas llegan cuando no queda campaña para que los candidatos las discutan y contrasten, por ejemplo, con la propuesta de la estrella del rock económico en que se ha convertido Thomas Piketty de mutualizar la deuda pública y crear un Gobierno económico del euro con su correspondiente órgano parlamentario. Pena de campaña.
Comentarios
El problema de la idea segregacionista de Sarkozy es que la propia Francia puede terminar siendo segregada. Francia no forma parte del llamado "Euro Norte", o por lo menos no toda ella, ya que una Federación Europea del Norte de Europa no dejaría de ser más que una Gran Alemania.A los 16 estados alemanes, se añadirían otros estados y regiones de altos ingresos como Flandes, Holanda, Austria, Lombardía, Veneto, Milán, Dinamarca, Alsacia-Lorena, Luxemburgo, Ródano-Alpes...con una población total de unos 160 millones de habitantes y con un PIB de $ 6 Tr., el tercero más alto del Mundo tras los EEUU y China. No haría falta más que ampliarse las instituciones actualmente existentes en la República Federal de Alemania (como se hizo tras la Reunificación): Seguridad Social, Bundestag (convertido en Parlamento de la Federación del Norte de Europa), Bundesbank (ampliado con representantes de nuevas regiones)...En torno a dicha Federación, el resto de la UE (ampliada a Turquía, Marruecos, Ucrania...) no sería más que un Area de Libre Comercio de 1.000 millones de habitantes...
Esta campaña, aparte de la nada de los candidatos del PSOE y del PP, lo que ha demostrado a los ciudadanos con un mínimo de espíritu crítico, es la NADA periodística actual de los medios tradicionales. El domingo iré a votar y no en blanco como he hecho últimamente. Y mañana compraré El País pero sólo porque me regalan la película Truman Capote.
Hola Enrique,Francia segregada? Y quien se puede creer que una de las únicas potencias nucleares de Europa garante de nuestra seguridad común se quede segregada de lo que sea?Y quien se puede imaginar que Francia deje Alsacia Lorena de nuevo a Alemania? Un catalán?Y quien escucha todavía a Sarkozy?Y quien diga que el problema de "calentonamiento" global no tendrá ninguna influencia sobre los precios agrícolas es que nunca ha plantao una puñetera patata en su triste vida de trader en gases a efecto invernadero.Digo yo...Ya he votado desde mi país de deportación favorito. Me importan un pito las campañas. Voto por ideal y por ideas que nunca traicione. Los demás que hagan lo que quieran y que traicionen a sus votantes como quieran.
El hecho de que en Europa se puedan hacer las cosas mejor, no significa que el proyecto Europeo y su ideario sean malo o, inviable o carente de utilidad real. Podemos mejorar mucho y, justamente ese es el reto que hay que encarar. Simplemente, es mucho más sencillo reconducir o remodelar una idea, un concepto, un proyecto, que desecharlo, dándolo por inservible y recomenzar de cero o deshacer todo lo conseguido. No hay en todo el mundo, una iniciativa de tan entusiasmante proporciones, de tan nobles y útiles objetivos como el proyecto Europeo. Nada le es comparable. Nada, nos podría hacer sentir tan orgullosos de nosotros mismos. Sin embargo, nos encontramos con gente común, políticos, grupos y hasta países que no solo son calificados de Euroecépticos sino también de eurofóbicos. ¿Quien ha dicho que la construcción Europea es sencilla? ¿De donde sale la idea de que sin la moneda Euro, estariamos mejor?En España, tenemos muy importantes problemas, que nos lastran seriamente. 1) Carencia de una cultura política. No somos ciudadanos completos aún. 2) Carencia de una cultura democrática. Nos acordamos de la palabra democracia solo en términos de libre albedrío individual, sin ofrecer contrapartidas en términos de aporte y compromiso colectivo 3) Indiferencia a Europa y desconocimiento de su alcance y significado. La vemos en términos de trueque o balance entre lo "poco" que en nuestra opinión nos da y lo mucho que esperamos o merecemos.Esa visión simplista y simplificada, asociada al enfoque tan economicista al que nos han acostumbrado, donde casi todo, es cuestión de balance entre lo que obtengo y lo que tengo que hacer para obtenerlo, nos ha llevado a desenfocar la perspectiva real de las cosas. Para colmo, estamos en manos de un gobierno que lastra nuestro proceso de maduración socio-política, el mismo, se empeña en hacernos sentir culpables, con el argumento de que ellos, ese gobierno, SI hace las cosas correctamente, es decir, todas aquellas que alguien tenía que hacer y, que nadie se atrevía a hacerlas en el pasado. Uno se pregunta, ¿Y los demás somos inútiles o cortitos? Un gobierno paternalista, porque nos dice que ahora si estamos en manos de gente apropiada, que efectivamente va a solucionar esto. Un gobierno manipulador, que nos señala que dejar de hacer las cosas como ellos las han venido haciendo, significa regresar al pasado. Si estamos en manos así, las preguntas son ¿como podemos superar nuestras carencias de ciudadano, para llegar a ser conscientes politicamente, ¿como podemos llegar a entender que la democracia no cae desde arriba, sino que surge de nuestra participación, compromiso y amplitud de miras, ¿como podemos entender nuestra posición y participación europea, si en nuestro pequeño contexto (el espacio Español) nos meten miedo a cambiar las cosas?Invito, con entusiasmo, a todos a participar en las elecciones al Parlamento Europeo. Que la medida de nuestra movilización, hacia las urnas de votación y después de eso, sea el tamaño o, la medida, de nuestras aspiraciones de mejora y de perfeccionamiento. Como ciudadanos, como país y como continente.
Es mejor sin duda que la soberanía de Europa vuelva a las naciones, única entidad legítima de los ciudadanos, y que la EU vuelva a ser lo que siempre debió ser sido: un tratado comercial.
Anda, que como votáramos todos a un partido, que es lo que quieren todos, nos íbamos a acordar del bipartidismo como de una época dorada. Si por los partidos fuera, con sus peticiones excluyentes, lo que querrían todos es el unipartidismo. O eso, o cambiar de un bipartidismo a otro. Lo que IU y los demás quieren es bájate tú para ponerme yo, y es lógico, que a todos gusta ganar de vez en cuando, que no todo tiene que ser perder y perder.
La victoria de Rajoy, si se produce, va a ser como la recuperación que vocea, pírrica: con victorias así está perdido. Cañete le ha dejado empantanado, con sospechas creíbles de machismo ejerciente, un machismo que pasará factura en la comisaría. Aparte de la recuperación fantasma de la que alardea nuestro presidente, que produce más terror que el fantasma de la ópera, más que nada porque no se la ve ni se la siente pero tanta mención acaba haciendo daño, por lo del componente sádico que incorpora. Porque no hay nada peor que estar pasándolas canutas y que encima te digan que si sufres es porque quieres. Piensa el sadomasoquista que todos son de su condición.
Y tras la jornada de reflexión, la reflexión de hoy: ¡Votad, votad, malditos!
No hago más que darle vueltas a esto del bipartidismo. Qué invento para el resto. En el fondo, querrían ellos ser parte de ese par de afortunados. Un poco como con la nobleza y el dinero. Se les critica desde abajo pero qué duda cabe que si se alcanza su posición, qué pocos renunciarían. Hay pocos casos como el del pretendiente americano, la novela de Mark Twain. Quién renuncia a su posición voluntariamente, y sobre todo, quién renunciará a ponerse en la posición del que cayera de tan privilegiada posición. A todos estas formaciones a las que se les llena la boca con críticas al bipartidismo, había que hacerles firmar ante notario, quién fuera notario, un documento por el que se comprometieran a renunciar a un bipartidismo que les acogiera en su seno. En la novela del estadounidense, se deja claro el asunto respecto a la nobleza: "ustedes no culpan a los pocos afortunados que, naturalmente, se niegan a abandonar el agradable nido en el que nacieron: ustedes desprecian a la poderosa, pero estúpida masa que les permite seguir en ese nido". Extrapolemos. Quizás quienes critican el bipartidismo a quien están criticando es a esa masa electoral que sostiene el bipartidismo, pero claro, mejor censurar a los elegidos que a los electores, tan mal visto por estos últimos, que podrían recelar de tales críticos, sobre todo si les piden el voto con el mismo énfasis que aquellos. "Pero yo pensaba que usted era contrario a la nobleza", pregunta el inocente. "A la hereditaria sí. Me opongo a los millonarios, pero sería peligroso que me ofrecieran a mí sus millones". Esta vez les dejo la extrapolación a ustedes.
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Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).