Las rencillas internas enturbian el inicio del curso político alemán
Merkel sufre una caída mientras esquiaba y pasará tres semanas de baja
El primer día de trabajo del Gobierno de gran coalición en el nuevo año, ha estado marcado por el accidente que sufrió la canciller Angela Merkel, mientras esquiaba en Suiza, lo que la mantendrá de baja durante tres semanas y, por una serie de agrias y peligrosas disputas entre los socios de la gran coalición, que parecen haber olvidado los compromisos alcanzados durante las largas negociaciones.
La última gota que está colmando el vaso de la paciencia de los socios fue la exigencia de la CSU, el partido hermano de la CDU de Merkel en Bavaria. Su líder, Gerda Hasselfeldt, ha propuesto cambios a uno de los puntos más conflictivos del acuerdo de coalición, la introducción del salario mínimo interprofesional en todo el país, un acuerdo que exigió el partido Socialdemócrata, para ingresar en el Gobierno.
Pero en vísperas de un importante encuentro anual que reúne a los diputados de la CSU en el Parlamento regional bávaro en la localidad de Wildbad Kreuth, Hasselfeldt exigió que el acuerdo sobre el salario mínimo debía contemplar excepciones y que la redacción de la futura ley debía ser consensuada con el sector laboral y también con los empresarios y dueños de locales que prestan servicios, como peluquerías.
“Las excepciones son inevitables”, dijo la líder de la CSU, “La ley debe dejar claro que los políticos no podrán aplicar nuevos ajustes en el salario mínimo y que estas medidas deberán ser de responsabilidad de los trabajadores y de los empresarios”.
El acuerdo de gran coalición establece la introducción del salario mínimo a partir de 2015, pero los acuerdos prevén la posibilidad de hacer ajustes en los aranceles hasta el año 2017. El documento no menciona la posibilidad de hacer excepciones.
La propuesta irritó al SPD, que considera que introducir cambios en la ley del salario mínimo pondría en peligro la estabilidad interna de la gran coalición. “Gracias al salario mínimo existe hoy el Gobierno de gran coalición”, dijo la nueva ministra de Trabajo, Andrea Nahles. “La ley no se debe tocar”, añadió.
El jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Thomas Oppermann fue más directo y se mostró seguro de que el salario mínimo existiría en todo el país más tardar desde el 1 de enero de 2017 y sin excepciones. “El señor Seehofer sabe lo que firmó y estoy seguro que no violará el acuerdo”, añadió.
La nueva disputa se produjo en vísperas del encuentro anual de la CSU en Wilkbad Kreuth, una reunión a puerta cerrada donde los diputados acuerdan las metas del año, además de diseñar la estrategia para hacer frente a las elecciones de marzo en Baviera y las europeas de mayo.
Las disputas en el seno del Gobierno comenzaron a fines del año pasado a causa de la iniciativa de la CSU de frenar la llegada masiva de trabajadores rumanos y búlgaros al país para impedir que la llamada “inmigración de la pobreza” se aprovechara del generoso sistema social alemán.
El SPD y los dos partidos de oposición representados en el Bundestag acusaron al presidente de la CSU y jefe del Gobierno regional bávaro, Horst Seehofer de utilizar un peligroso lenguaje populista propio de los partidos de ultraderecha, mientras que el propio Seehofer calificó a los líderes del SPD de “hipócritas”. La medida también será debatida en Wildbad Kreuth.
La CSU no es el único partido que esta envenenando la paz interna del Gobierno. El domingo pasado, el ministro de Justicia, el socialdemócrata, Heiko Maas, anunció, en Der Spiegel, que ha decidido congelar la redacción de una nueva ley que regule el almacenamiento de datos, una polémica medida, que ya fue rechazada en parte en 2010, por el Tribunal Constitucional que dictaminó que la medida violaba los derechos civiles. A propuesta de la CDU, los nuevos socios se pusieron de acuerdo para redactar una nueva ley. Pero Maas anunció que había decidido esperar la decisión del Tribunal de Justicia europeo, antes de redactar un nuevo proyecto de ley. El anuncio enfureció al ministro de Interior, el demócristiano Thomas de Maizière. “Todos tenemos que acostumbrarnos a la idea de que ahora somos socios de coalición y este exige una conducta diferente a la que existía en el pasado”, dijo el ministro.
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