París detiene y deporta a una alumna gitana durante una actividad escolar
Leonarda Dibrani, de 15 años, miembro de una familia kosovar, llevaba casi cinco años viviendo en Francia y más de tres escolarizada
La noticia la dieron esta mañana los profesores del instituto André Malraux de Pontalier, una localidad francesa cercana a la frontera suiza. Leonarda Dibrani, una alumna kosovar de 15 años y etnia romaní, fue detenida el martes pasado por la policía mientras realizaba una excursión en autobús con sus compañeros de instituto. La familia Dibrani, un padre, una madre y seis hijos de entre uno y 17 años, llevaba cuatro años y diez meses viviendo en Francia. Les faltaban solo dos meses para obtener la naturalización. Pero en agosto, el padre fue arrestado y las autoridades fijaron su deportación para el 8 de octubre.
El día siguiente por la mañana, Albert Jeannin, el alcalde de Levier, la localidad donde vivía la familia, llamó al teléfono móvil de Leonarda y le pidió que le pasara con la profesora que cuidaba de los alumnos en la excursión. Luego, cedió la palabra a un policía, que exigió a la educadora que detuviera el autocar. Poco después, dos agentes de la Policía de Fronteras (PAF) hacían bajar a Leonarda del autobús, que se había parado en el aparcamiento de un instituto, y se la llevaban detenida. Pocas horas después la familia Dibrani, incluida la bebé Medina, nacida en Francia, era deportada a Prístina, la capital de Kosovo.
La historia ha generado enorme estruendo en las redes sociales
La historia ha generado enorme estruendo en las redes sociales, porque llega en plena ofensiva electoralista del Gobierno socialista tras los ataques del ministro del Interior, Manuel Valls, contra los gitanos del Este de Europa, un asunto aventado por el Frente Nacional que copa el debate político y la precampaña para las municipales de marzo de 2014.
Los profesores de Leonarda han afirmado en una carta abierta publicada por la página web Mediapart que sienten “estupefacción” por la forma en que Leonarda fue detenida, y han recordado que cinco de los menores de la familia Dibrani “llevaban más de tres años escolarizados, hablan perfectamente francés y habrían tenido pleno derecho a la naturalización en solo dos meses más”.
La profesora que viajaba en el autobús, la señora Giacoma, ha explicado que cuando Leonarda le pasó el móvil no dio crédito a lo que oía: “Me costó entender que me llamara el alcalde, y al principio me negué a parar el autobús y le dije que mi deber era llevar hasta Sochaux a todos los alumnos inscritos para la actividad pedagógica (una visita a la fábrica de Peugeot). Luego se puso el agente de la PAF, me dijo que no tenía elección y me impelió a detener el autocar diciéndome que tenía que arrestar a uno de nuestros alumnos porque estaba en situación irregular. Le dije que no podía pedirme una cosa tan inhumana, y él me dijo que no tenía elección y que parara el bus inmediatamente”.
Finalmente, el autocar paró en el aparcamiento de otro instituto, el Lucie Aubrac de Doubs. “Le dije a Leonarda que se despidiera de sus compañeros y bajé con ella”, prosigue el relato de la profesora. “Nos pusimos al abrigo de las miradas y le expliqué la situación. Lloró mucho, la abracé para reconfortarla y le dije que iba a atravesar momentos difíciles y que necesitará mucho valor… Luego llegó el coche de policía, bajaron dos agentes uniformados, y les dije que arrestar a una niña en medio de una actividad escolar era totalmente inhumano. (…) Conozco a Leonarda desde hace cuatro años y la emoción era demasiado fuerte… Luego pedí al autobús que se alejara para que sus compañeros no la vieran subir al coche policial”.
La familia Dribani fue repatriada a Kosovo en avión poco después, ese mismo día a la una de la tarde. Los profesores hablaron por teléfono con Leonarda y con su hermana Maria hasta poco antes del despegue.
En su nota pública, los educadores de los institutos André Malraux y Toussaint Louverture afirman que están “profundamente sorprendidos por los métodos utilizados para devolver a niños de la minoría romaní a países que no conocen y cuya lengua no hablan”, y se declaran “estupefactos por ver cómo los esfuerzos de integración realizados por estos niños en la escuela son reducidos a nada por unas políticas ciegas e inhumanas”.
El Partido de Izquierda ha fustigado la política del ministro del Interior, Manuel Valls. “Es un bonito juego contar que los romaníes no se quieren integrar y después ir a perseguirlos a los colegios. La política inhumana de Manuel Valls es una vergüenza para Francia”, dice el comunicado, que concluye: “La lepenización de las mentes ha llegado hasta la plaza Baveau”, sede del ministerio del Interior.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.