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Se abre en Boston el juicio contra el gánster más buscado de EE UU

James 'Whitey' Bulger fue el padrino de la mafia irlandesa durante casi tres décadas y está acusado de 19 asesinatos

Yolanda Monge
James Bulger.
James Bulger.AP

Poderoso en términos de asesinatos impunes —19 documentados— y respetado bajo el código que impone la Mafia, James Whitey Bulger gobernó el crimen organizado de la ciudad de Boston durante casi 30 años para acabar como pocos padrinos acaban: sentado ante un tribunal de justicia, no muy lejos de las calles en las que implantó su reino de “crimen y caos”, en palabras del fiscal Brain Kelly.

Tras dos aplazamientos y una cuidadosa selección del jurado, el juicio contra el antiguo padrino de la mafia irlandesa, detenido en 2011 tras más de 15 años prófugo de la justicia, se ha iniciado esta semana en la capital de Massachusetts. Una antigua reina de la belleza islandesa fue la responsable de que la plácida existencia bajo el sol de Santa Mónica (California) que vivía Bulger como un jubilado más tocase a su fin ahora hace dos años.

Por aquel entonces, el FBI —incapaz de encontrar a Whitey— lanzó una intensa campaña de busca y captura contra Catherine Greig, la mujer 20 años más joven que él que huyó junto al mafioso en 1994, tras ser este alertado por un agente corrupto del FBI de que iba a ser detenido. Resultó que Anna Bjornsdottir, vecina de los Bulger –que por supuesto vivían bajo un nombre falso, con cerca de un millón de dólares y más de 30 armas escondidas en una falsa pared de los apartamentos Princess Eugenia-, reconoció en uno de los muchos anuncios que la Agencia Federal pasó en horario de máxima audiencia en la televisión local a la compañera de Bulger —con quien un día discutió sobre un gatito abandonado— y realizó la pertinente llamada de denuncia a las oficinas del FBI. Bjornsdottir fue recompensada con dos millones de dólares por la jugosa información. Greig detenida y condenada a ocho años de cárcel por ayudar a un fugitivo.

Incapaz de encontrar a Whitey, el FBI lanzó una intensa campaña de busca y captura contra Catherine Greig, la mujer 20 años más joven que él que huyó junto al mafioso en 1994, tras ser este alertado por un agente corrupto del FBI de que iba a ser detenido

Tras el soplo de la mujer escandinava, agentes federales rodeaban el modesto edificio de Santa Mónica donde residía el hombre más buscado de EE UU —tras haber caído de la lista de los 10 Osama Bin Laden— y sacaban esposado durante la noche al gánster que cubrió de vergüenza —y sospecha— al FBI durante años —Bulger, confidente de la Agencia, asesinó mientras esta miraba para otro lado y se llegó a insinuar que en realidad nunca quisieron encontrarle por temor a que revelara más corrupción—.

Personaje de película —sobre el que ya se ruedan dos cintas (una con Leonardo DiCaprio y otra bajo el nombre de Ben Affleck y Matt Damon)— e inspirador del papel protagonizado por Jack Nicholson en The Departed (Infiltrados, ganadora de cuatro Oscar en 2007), el físico de Bulger sucumbe ya a la tiranía de la edad. Con 83 años, la cabeza rapada y una barba blanquísima, Bulger necesita gafas para leer cada documento que le pasa su abogado y le costó ponerse en pie cuando el juez se lo pidió al inicio del juicio, que se espera dure todo el verano.

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El fiscal expuso al jurado en su alegato de apertura que Bulger dirigió el violento grupo conocido como la Banda de Winter Hill durante cerca de tres décadas, asesinando a 19 personas, extorsionando millones de dólares de los traficantes de drogas y otros criminales y corrompiendo a policías y agentes federales. El imperio de intimidación instaurado por Bulger y sus secuaces fue posible en parte a la ayuda del agente del FBI John Zip Connolly, que creció en el mismo barrio pobre del sur de Boston que Whitey y que luego en su vida adulta conspiró con el gánster —Connolly respaldado por su placa— para acabar con la Mafia de Nueva Inglaterra, una extensión de la Cosa Nostra italiana.

Mientras Bulger se enriquecía con el juego, el tráfico de drogas y la extorsión, el FBI le dejaba hacer a cambio de que aportara información sobre la mafia local –italiana, la gran obsesión de la Agencia Federal en los años setenta y ochenta-. Según un informe de 2004 de un Comité del Congreso, no existía “duda alguna” de que agentes de la ley sabían que sus informantes –incluido Bulger —estaban cometiendo crímenes—.

Mientras Bulger se enriquecía con el juego, el tráfico de drogas y la extorsión, el FBI le dejaba hacer a cambio de que aportara información sobre la mafia local –italiana y la gran obsesión de la Agencia Federal en los años setenta y ochenta-

Connolly pasa hoy 23 horas del día solo en una prisión de máxima seguridad en Miami (Florida), desde que en 2002 fuera encontrado culpable de asesinato en segundo grado tras proveer a Bulger con información que resultó en la contratación de un sicario para matar a un hombre de negocios de Boston en Miami que era un testigo.

La fiscalía ha anunciado que presentará cerca de 80 testigos y más de 1.000 documentos que prueban los crímenes de Bulger. La defensa planea llamar a testificar a un número similar de personas y pretende situar en el centro del proceso el hecho de que su cliente gozó durante años de la protección de las distintas Administraciones que gobernaron el FBI.

El que fuera compañero de Bulger en el crimen, Stephen The Rifleman Flemmi, antiguo francotirador del Ejército, testificará contra su jefe, después de que fuera detenido y se le encontrara hace años culpable de 10 asesinatos por los que fue condenado a pasar el resto de su vida en prisión. Cuando suba al estrado a declarar, Flemmi relatará cómo, entre otros delitos, Bulger estranguló con sus propias manos a su novia de 26 años porque ésta conocía la relación de ambos con el FBI. La cooperación de Bulger con el FBI para desarticular a grupos mafiosos rivales habría durado desde 1975 a 1990.

La familia de Bulger estaba representada esta semana en la sala del juicio por su hermano Jackie. Notable fue la ausencia de William, el hermano que escaló en la escena política de Boston mientras James hacía lo propio en los bajos fondos. William Bulger, importante político de Massachusetts y presidente del Senado estatal durante dos décadas, fue además presidente de la Universidad de Massachusetts. En 2003, el Bulger político se alejaba de la vida pública tras una dura batalla con el entonces gobernador del Estado, el luego candidato republicano a la Casa Blanca Mitt Romney, por no querer testificar contra su hermano y acogerse a la Quinta Enmienda.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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