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Suiza restringirá los permisos de trabajo a los ciudadanos de la UE

Bruselas advierte que la decisión vulnera el pacto de libre circulación de 2002

Lucía Abellán
Carteles en la principal estación de tren de Zurich en contra de la inmigración en 2006.
Carteles en la principal estación de tren de Zurich en contra de la inmigración en 2006.Walter Bieri (AP)

Suiza ha hecho realidad su amenaza de poner trabas a todos los europeos para entrar en el país. Las autoridades de Berna comunicaron este miércoles lo que ya insinuaron a principios de año: que frenarán el acceso de todos los ciudadanos comunitarios a su mercado de trabajo cuando sobrepasen un determinado cupo. La medida, que entrará en vigor el 1 de mayo, agrava la excepción que regía hasta ahora —las restricciones se aplicaban a los europeos del Este— y en la práctica dinamita el acuerdo de libre circulación firmado en 2002.

Bruselas considera una afrenta esta decisión, que hasta el último momento confió en impedir. “Las medidas adoptadas son contrarias al acuerdo de libre circulación porque diferencian entre grupos de Estados miembros”, aseguró en un comunicado la alta representante europea para la política exterior, Catherine Ashton, que lamentó lo ocurrido. Una portavoz de este departamento asegura que la Unión Europea estudia plantear una acción conjunta con los Estados miembros para contestar esta medida y subraya la necesidad de profundizar el diálogo con Berna para crear un marco común que regule sus relaciones, más allá de las normas sobre libre circulación.

En realidad, la novedad confirmada este miércoles acaba con esas diferencias vigentes desde hace un año. Invocando la crisis y el aumento de la inmigración, el país helvético comenzó en mayo de 2012 a aplicar cupos a los permisos de trabajo de ocho Estados de Europa del Este. Lo que hace ahora es extender ese esquema a todos, de forma que el sistema de cupos rija para 25 países comunitarios (Rumanía y Bulgaria siempre han estado fuera de la libre circulación).

Berna ha concedido entre 60.000 y 80.000 nuevos permisos de trabajo al año a comunitarios

Suiza puede aplicar esta medida gracias a una cláusula de salvaguarda incluida en el acuerdo que selló con la Unión Europea en 2002. La cláusula permite limitar la entrada de ciudadanos comunitarios si la inmigración de un año superaba en más de un 10% la media de los tres últimos ejercicios. El Ejecutivo helvético aseguró ayer que esa barrera se ha excedido en 2012. Pero Bruselas discrepa: si se toman todos los Estados en su conjunto, ese porcentaje aún no se ha alcanzado, señala la portavoz de Ashton. Lo que hace Suiza es aplicar referencias temporales diferentes en el caso de los ocho países del Este y en el de los 17 restantes.

Con esta medida, Suiza intenta acallar el creciente descontento de su población hacia la inmigración europea, que ha crecido más en los últimos años como consecuencia de la crisis (entre 60.000 y 80.000 nuevos permisos de trabajo expedidos cada año, según un portavoz de la representación suiza ante la Unión Europea). El país ha optado por atender esas demandas por una medida que finalmente tendrá pocas implicaciones prácticas pero que le crea un importante enfrentamiento con las autoridades comunitarias. El acuerdo solo puede aplicarse un año (todas las restricciones expiran en mayo de 2014) y con la fórmula de cálculo utilizada, las limitaciones afectarán a unas 3.000 personas, según ese portavoz. Además, solo se verán afectados los permisos de trabajo con duración superior a un año.

Paradójicamente, los principales afectados por el freno a la mano de obra comunitaria proceden de la rica Europa. Los alemanes son los extranjeros más presentes en Suiza (les siguen franceses y portugueses). En total, hay casi dos millones de extranjeros en el país helvético, de los que más de 1,2 millones son comunitarios.

Suiza goza de una gran prosperidad económica y de un envidiable nivel de paro a ojos europeos (y especialmente a ojos españoles), inferior al 4% de la población activa. Las autoridades de ese país son conscientes de la situación pero argumentan que las entradas de foráneos han aumentado mucho en los últimos años “y eso se nota en la presión a la baja de los salarios y en la subida de los precios de la vivienda. El Gobierno las ha tomado en serio”, defiende el representante suizo.

Con el actual acuerdo de libre circulación en la mano, Suiza no puede volver a imponer barreras a la libre circulación a partir del año próximo. Solo se mantendrán, hasta 2019, para Rumanía y Bulgaria.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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