Consternación entre los peregrinos en Tierra Santa por la renuncia del Papa
Benedicto XVI es uno de los tres Papas que han visitado Jerusalén
Aunque la última vez que dimitió un Papa, en 1415, Gobernaban Jerusalén los mamelucos, había ya entonces tradiciones que hoy se siguen respetando. El peregrinaje al Santo Sepulcro era una moda en Europa. Los franciscanos, custodios de la Tierra Santa, recorrían a diario un camino de oración, parando en aquellos puntos en los que Jesucristo vivió desde su arresto hasta su resurrección. En el vía crucis de este lunes, en la mente y las oraciones de los frailes y los creyentes que les han seguido estaba el anuncio de renuncia de Benedicto XVI.
“Me siento ahora algo traidora de Juan Pablo II”, admitía Rosa María Villa, llegada de Roma en peregrinaje a la Tierra Santa, tras recorrer las 15 estaciones del vía crucis en el Santo Sepulcro. El motivo de esa culpa, tan católica, es que cree que Benedicto ha estado a la altura o incluso ha superado a su predecesor. “No sólo supo dar continuidad a la semilla que plantó Juan Pablo II de abrir las manos a la juventud. Además ha sabido tender puentes con otros credos, ha trabajado a favor de la conciliación con otras religiones, y ha sabido darle a la catequesis el valor que tiene”, explicaba.
Aunque en siglos pasados los Papas fueron dados a enviar ejércitos para garantizar que los lugares santos estaban en manos católicas, sólo tres pontífices han rezado ante el Santo Sepulcro, el último de ellos, en 2009, Benedicto XVI. Antes lo hicieron Pablo VI, en 1964, y Juan Pablo II, en 2000. La visita de Ratzinger fue especialmente tensa. Dio un discurso en el Memorial del Holocausto que el diario israelí Haaretz criticó por su “banalidad”. El presidente del Parlamento, Reuven Rivlin, dijo que dejó pasar una ocasión de redimirse, "como alemán vinculado en su juventud al nazismo".
El padre Artemio Vítores, uno de los vicarios de la Custodia de Tierra Santa y superior del convento de San Salvador, acompañó a Joseph Ratzinger a rezar ante el sepulcro de Cristo. “Lo vi muy concentrado, en un momento de gran recogimiento, cuando puso su mano sobre la losa”, recuerda. “El de la renuncia es un gesto muy valioso. Inesperado. Nadie lo veía venir. Pero es valiente. Un pastor debe cuidar de las ovejas. Y si el pastor está enfermo, y no puede ejercer, esas ovejas se pierden. Él ha decidido que física y psicológicamente ya no puede seguir ejerciendo, y su decisión le honra”.
Entre los peregrinos había cierta consternación, mezclada con confusión. No todos los días dimite un Papa. Es algo que no ha ocurrido nunca en las vidas de estos fieles. La reacción de muchos de ellos era la de exaltar sus virtudes. “Este Papa no era dado a la espectacularidad del anterior. Es un intelectual, un teólogo, alguien que entiende muy bien la Iglesia”, decía a las puertas del Santo Sepulcro Diego Zanda, un joven sacerdote italiano. “Es un reformista. Ha cambiado muchas cosas dentro del clero que, de puertas afuera, no se ven. Y ha sido un Papa ecuménico, ha tenido la mano a otros credos”.
Cada día, el padre franciscano Fergus Clarke, custodio titular del Santo Sepulcro, guía a los peregrinos en el vía crucis y dice una misa matutina. Es costumbre dedicársela al Papa. Mañana rezará por su salud. Pero no ve motivos de alarma en la crisis que se abre ahora en el Vaticano. “¿Crisis? ¿Qué crisis? Hay unos procedimientos establecidos. Y quien nos guía es el Espíritu Santo. Dios ya sabe quién será el próximo Papa”, dice, dentro de la iglesia. “Ahora habrá un periodo de transición y Benedicto XVI será recordado como un gran pastor y un excelente teólogo”.
El Santo Sepulcro es un lugar en el que, por necesidad, los peregrinos católicos se mezclan con turistas y fieles ortodoxos, protestantes, judíos y musulmanes. La renuncia del Papa era el tema común en los corrillos a las puertas de la iglesia. “No os van a contar toda la historia. ¿Un Papa renunciando? No me cuadra”, decía en voz alta, a los católicos en general, Jilline Bond, norteamericana y protestante. “Y, ¿renunciar a un puesto así? No dimite. Lo han dimitido”. Por especulaciones y teorías no va a quedar. Al fin y al cabo, no todos los días renuncia un Papa.
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