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Morsi ya supera a Mubarak en procesos por “difamación” del presidente

Un total de 24 personas, entre activistas y periodistas, han sido acusadas ante la fiscalía por "insultar" al rais islamista desde que asumió el poder el pasado 1 de julio

El presidente egipcio, Mohamed Morsi, el 21 de enero de 2013, en Riad (Arabia Saudí).
El presidente egipcio, Mohamed Morsi, el 21 de enero de 2013, en Riad (Arabia Saudí).EFE

En poco más de seis meses bajo la presidencia de Mohamed Morsi, los tribunales egipcios ya han abierto más causas judiciales por “insultar” al raïs que durante los 30 años de gobierno de Hosni Mubarak. Un informe publicado por la Red Árabe de Información sobre Derechos Humanos (ANHRI, por sus siglas en inglés), aún va más allá: en la era Morsi, estos procesos superan los iniciados en los últimos 120 años.

Un total de 24 personas, entre activistas y periodistas, han sido acusadas ante la fiscalía por difamación contra el rais islamista desde que asumió el poder el pasado 1 de julio. De estas denuncias, tres han sido presentadas por la administración presidencial y las otras 21 por políticos o particulares, muchos de ellos abogados islamistas. Durante la era Mubarak, solo se recurrió al artículo 179 del código penal en cuatro ocasiones, mientras que bajo el reinado de Faruk I (1936 a 1952), hubo cinco casos.

Sin embargo, de momento, en solo dos casos la justicia ha emitido ya su veredicto. En el resto, la fiscalía aún está estudiando los recursos, los ha archivado o bien se encuentran en pleno proceso judicial. El único condenado, a seis años de cárcel, ha sido un maestro de escuela del Egipto rural. Taufik Okasha, un polémico y lenguaraz presentador televisivo defensor de Mubarak, fue absuelto recientemente de “insultar al presidente e incitar a su asesinato”.

Otro presentador televisivo, el popular Bassem Youssef, vio como la fiscalía archivaba una denuncia a principios de enero. Youssef se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas en Egipto. Muchos lo comparan con Jon Stewart, rey de la sátira política en las ondas estadounidenses. De hecho, el formato de su Barnamaj (el programa) se parece mucho al de Stewart.

“De acuerdo con estos números, el grado de acoso a los medios de comunicación por parte del gobierno de los Hermanos Musulmanes es mayor que el existente en la dictadura de Mubarak”, declaró a El País Gamal Eid, director del ANHRI, con base en El Cairo. “Es realmente preocupante que se atente contra la libertad de expersión de esta forma tras la revolución”, añade.

El informe, titulado “El crimen de insultar al presidente”, apunta que esta tipología de delito suele estar presente solamente en sistemas dictatoriales, no en democracias consolidadas. Además, señala también que la delito de “insultar al presidente” no está claramente definido en el código penal, lo que abre la puerta a perseguir cualquier crítica hacia el rais. Por ejemplo, el simple hecho de que Youssef imprimiera la efigie de Morsi en una almohada para resaltar lo aburrido de sus discursos fue incluido en la denuncia en su contra.

Aunque es cierto que las cifras presentadas por al ANHRI son claras, ello no implica que exista una menor libertad de expresión en los medios de comunicación egipcios en comparación con el periodo previo a la revolución de invierno del 2011 que destronó a Mubarak. Simplemente, al igual que el resto de la sociedad, los periodistas han perdido el miedo y la autocensura no se encuentra tan extendida como antes.

No obstante, entre los reporteros, el miedo a una involución es muy real. El Sindicato de Periodistas se movilizó contra el proyecto constitucional, aprobado a finales de diciembre, al considerar que no incluye suficientes garantías a la libertad de prensa. En consonancia con el resto del texto, la sección dedicada a esta cuestión es ambigua. Por ejemplo, el artículo 48 establece que “la libertad de prensa está garantizada”, pero siempre “de acuerdo con los principios básicos del Estado y la sociedad”, una coletilla preocupante para muchos reporteros, sobre todo si su interpretación correspondiaera a una judicatura dominada por los islamistas.

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