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HOLANDA ESTRENA EJECUTIVO

El Gobierno de centroizquierda holandés se estrena con un alza de costes sanitarios

El primer choque con la UE puede llegar por la negativa holandesa a incluir fotos de enfermedades relativas al tabaco en las cajetillas

Isabel Ferrer
La reina Betariz con el nuevo Gobierno de coalición.
La reina Betariz con el nuevo Gobierno de coalición.ROBIN UTRECHT (AFP)

La subida de los costes sanitarios, en particular el hecho de que el monto de las pólizas médicas dependa a partir de 2014 de la renta, ha ensombrecido la toma de posesión del nuevo Gobierno de centroizquierda y proeuropeo holandés. La coalición entre liberales de derecha y socialdemócratas ha prometido, o jurado, su cargo frente a las cámaras de la televisión nacional, y en presencia de la reina Beatriz. Siete de los ministros, además del primer ministro, Mark Rutte, son del Partido Liberal. Los otros seis, y el viceprimerministro, vienen de la socialdemocracia. A pesar de que se han puesto de acuerdo en menos de 50 días, la bancada liberal ha rechazado “el asalto a las clases medias por parte de la izquierda, en materia de salud”. El embrollo ha oscurecido incluso otras decisiones trascendentes, como haber incluido a la Autoridad Palestina en el futuro apoyo de Holanda al proceso de paz en Oriente Medio.

El anterior Gobierno holandés de centro derecha (en minoría), liderado por el propio Rutte, tuvo que ceder a las exigencias del líder xenófobo, Geert Wilders, por su apoyo en el Parlamento, y alinearse solo con Israel. Ello produjo momentos de gran sonrojo para un país que ha hecho bandera de su tolerancia. A principios de este año, por ejemplo, Holanda fue el único socio de la UE que se negó a sancionar un informe comunitario sobre la violencia perpetrada por colonos israelíes contra civiles palestinos. El nuevo Gabinete no tendrá ese problema, pero inicia su andadura con las bases liberales en estado de máxima alerta.

La cobertura sanitaria es universal y obligatoria en el país y está gestionada por las compañías de seguros

La cobertura sanitaria es universal y obligatoria en el país y está gestionada por las compañías de seguros. El Estado fija los límites de los servicios de salud esenciales para toda la población, y el seguro básico ronda los 109 euros. Por encima de esa cifra pueden contratarse prestaciones adicionales, abonadas por el usuario. El nuevo pacto gubernamental no modifica la cobertura básica, pero liga las pólizas médicas a la renta, y las sube a partir de 36.000 euros de ingresos. En hogares con 70.000 euros, los pagos mensuales pueden alcanzar los 500 euros. Las cifras han sido calificadas de “destructivas para las clases medias” por el propio Partido Liberal de Rutte.

Tal ha sido el enfado, que el mandatario ha admitido no haberlo sabido explicar bien en su momento. La prensa conservadora, en especial el rotativo sensacionalista De Telegraaf, ha llegado a llamarle “Marx” Rutte, por “atacar al ciudadano que trabaja más duro”. Analistas financieros más serenos han aplaudido el intento de controlar los costes sanitarios, aunque admiten que “podrían dañar la competitividad en el sector”. La medida del rechazo de los liberales la daba este lunes el último sondeo de opinión: de celebrarse ahora elecciones, el partido de Rutte perdería 11 escaños. El pasado septiembre obtuvo 41 en un Parlamento de 150.

Con el primer Consejo de Ministros previsto para este lunes, el primer roce exterior puede protagonizarlo el Ministerio de Sanidad. Su titular, la liberal Edith Schippers, no quiere incluir fotos de enfermedades en las cajetillas de tabaco, tal y como propone la UE. Tampoco le parece bien retirar las máquinas expendedoras de tabaco de bares y clubes, para evitar pérdidas en el sector.

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