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La UE empieza a reconocer su impotencia para desalojar a El Asad

Los Veintisiete preparan una misión de asesoría y formación militar a favor del Gobierno de Malí

El ministro García-Margallo ve probable que se apruebe en poco tiempo la supervisión bancaria europea, algo imprescindible para España.Vídeo: Nicolas Bouvy (EFE) / EBS

Por decimonovena ocasión en otros tantos meses, la Unión Europea ha adoptado este lunes un paquete de sanciones contra la Siria de Bachar el Asad con el propósito expreso de provocar un cambio de régimen en Damasco. La estrategia oficial de presión europea no cambia, como tampoco lo hace la situación sobre el terreno, salvo a peor tras año y medio de enfrentamientos. Ello hace que entre los Veintisiete ya hay quienes reconocen que algo distinto habrá que plantearse con Siria y Asad porque lo hecho hasta ahora no lleva a ninguna parte. “Hasta esta reunión la idea era que Asad debía salir. Ahora se debate sobre si lo prioritario es la salida inmediata de Asad o el inicio de una transición política”, comentó el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. Además de aprobar “una vez más” sanciones contra el régimen sirio, la UE adoptó otro paquete restrictivo para Irán y decidió implicarse en la crisis en Mali con la formación de soldados que ayuden al Gobierno de Bamako a recuperar la mitad del territorio nacional perdido en el norte del país.

El comunicado del Consejo de Ministros de Exteriores comunitarios celebrado en Luxemburgo ya revelaba la impotencia de la UE ante la crisis siria, puesta de manifiesto en su dar vueltas a la misma noria de las sanciones, presentadas como “una vez más”. La última relación, 19ª de la serie, añade 28 personas a la lista negra de quienes ven sus bienes congelados en la UE, a la que tampoco podrán viajar (y ya suman 181 personas físicas), y dos personas jurídicas (y ya son 54 entidades con activos congelados). Además se vetan los vuelos de la línea aérea siria y se prohíbe toda implicación de la UE en el comercio de armas con Damasco.

Variantes de lo ya aplicado infructuosamente durante más de año y medio, lo que ha hecho a algunos ministros pensar que esa vía de presión está cegada. Lo reconoce García-Margallo, que dijo hablar a título personal, aunque señalara también que la opinión no fuera solo suya. “Ahora se habla de si la transición debe pilotarla Asad u otra persona”, reveló el ministro, que estableció un paralelismo con la transición española: “España cree que quienes piloten esa transición deben ser el sector aperturista del régimen y una oposición unida”.

Para que haya juego es crucial la participación de Rusia, gran valedora del presidente Asad. Moscú asegura que Asad no va a abandonar el poder porque para él la cuestión es asunto de vida o muerte. Desde el punto de vista europeo, Rusia debería ayudar a encontrar el hombre de la transición, alguien que garantice los derechos del 13% de la minoría alauí a la que pertenece Asad y controladora de las instituciones del régimen, y como contrapartida la UE se encargaría de unificar a una oposición fragmentada y sin credibilidad, ferozmente dividida entre la del exilio y la del interior y en el propio interior de Siria.

Catherine Ashton, responsable da la política exterior comunitaria, eludió pronunciarse sobre este debate y se aferró al instrumento de la sanciones, que presentó como unas medidas, entre otras, para acelerar el cambio de régimen en Siria.

“Estamos reflexionando sobre un tema que va muy mal”, reconoció el ministro, que aplicó semejante opinión a Irán. “Hay frustración porque no hay resultados” de los esfuerzos diplomáticos para convencer a Irán de que ofrezca garantías sobre que sus planes nucleares no tiene ambiciones militares. Teherán lleva años toreando a la comunidad internacional y en particular a la UE, que insiste en seguir presionando al régimen de los ayatolás con medidas encaminadas a asfixiarle económicamente si no se aviene a negociar sobre sus planes nucleares. Las sanciones aprobadas ayer son añadidos a las ya adoptadas en el pasado (a personas, instituciones, tecnología, comercio y transporte) con la novedad de que ahora se prohíben las importaciones de gas iraní, a las que la UE apenas recurre. El poco gas iraní que llega a Europa lo hace vía Turquía, que lo mezcla con el procedente de Azerbaiyán cuando comercia con Europa.

Los ministros pasaron también revista en su reunión de Luxemburgo a la situación en Mali, un país del Sahel con una superficie superior a la de España, que a sus ojos se presenta como una potencial plataforma terrorista capaz de desestabilizar los procesos de transición en el norte de África y colocar a Al Qaeda a las puertas de la Unión. Alentada por la resolución del Consejo de Seguridad del pasado fin de semana que pide a la Unión Africana y a Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) que intervengan para estabilizar la situación en un Mali donde desde la pasada primavera la mitad norte del país esta fuera del control de Bamako, la UE se propone intervenir en el proceso.

Ashton ya está trabajando en cómo puede la UE contribuir a formar y sostener al Ejército de Mali para que sea capaz de hacer frente al desafío que representan secesionistas, integristas y bandidos de distinta laya que enseñorean el norte del país. “España colaborará con sus socios en una operación militar”, adelantó el ministro, siempre que tal misión cuente con el aval de una nueva resolución del Consejo de Seguridad, tenga un componente africano y sea apoyada por los Veintisiete. Por delante queda mes y medio antes de que la Unión Africana y la CEDEAO expongan su plan de acción para Mali ante el Consejo de Seguridad. “Luego habrá una resolución y en función de ella veremos qué se puede hacer, sin presencia de tropas española sobre el terreno”, dijo García-Margallo.

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