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Extremistas en ascenso

Hace medio siglo que Daniel Bell decretó el fin de las ideologías. En su visión de la sociedad posindustrial, organizada alrededor de los servicios y de las comunicaciones, se incluía la dilución de las diferencias entre derecha e izquierda y la aparición de alternativas tecnocráticas en los gobiernos. Aunque los años transcurridos desde la publicación de su libro parecían ir confirmando sus observaciones, lo que encontramos al final del camino es todo lo contrario: un mundo polarizado y extremista, dividido como nunca por ideologías y partidos.

Esta observación está documentada en Estados Unidos gracias a las encuestas realizadas por el Pew Research Center durante 25 años, pero fácilmente se puede extrapolar a otros países. Desmintiendo la profecía sociológica e incluso las primeras tendencias observadas al finalizar la guerra fría, en las dos últimas décadas el tradicional foso entre izquierda y derecha, progresistas y conservadores, o demócratas y republicanos si atendemos a los partidos estadounidenses, no tan solo se ha mantenido sino que incluso se ha ampliado en una sociedad cada vez más polarizada por los partidos mucho más que por la raza, la religión, la edad o el sexo. Y el mayor ensanchamiento del foso se ha producido, según el PRC, durante las presidencias de Bush y de Obama, y especialmente en esta última, con un presidente que se propuso, precisamente, combatir la polarización y buscar los consensos transversales, aunque haya conseguido exactamente lo contrario.

En 1992, justo al terminar la guerra fría y el final de la presidencia de Bush padre, los republicanos y los demócratas tenían escasas discrepancias respecto al medio ambiente, la inmigración y el papel del gobierno, tres cuestiones en las que las diferencias han crecido y ahora son ahora extremas. Se han ensanchado también respecto a la protección social, el papel de los sindicatos o las políticas de igualdad. Aunque quienes más han cambiado son los republicanos, que se han vuelto más anarcoliberales e insensibles a la ecología, mientras que los demócratas son más progresistas en valores y familia y menos religiosos.

Cabe destacar que aumentan entre los demócratas los partidarios de la discriminación positiva para mejorar la situación de las minorías (52%), mientras que los republicanos se mantienen sin variaciones en una adhesión muy baja a este tipo de políticas de igualdad (12%). Donde más discrepan ambos grupos es en los objetivos y el papel del Gobierno en la economía. Un 77% de los republicanos creen que la acción del gobierno significa ineficacia y despilfarro, idea compartida por el 63% de los votantes independientes y solo por el 44% de los demócratas. La horquilla partidista se ha abierto especialmente en la presidencia de Obama, como suele suceder con todas las presidencias demócratas, mientras que con la presidencia republicana suele estrecharse la diferencia de percepción sobre el papel del Gobierno federal.

Además de las ideas y valores, interesa la sociología de cada electorado. Los seguidores del partido republicano son en un 87% blancos no hispanos, grupo que solo alcanza el 55% de seguidores del partido demócrata, donde crecen los afroamericanos y los hispanos. Esta es una cuestión capital para el futuro electoral en un país que está cambiando muy rápidamente de composición étnica. Según el último censo de población, publicado el pasado mayo, el número de nacimientos entre las minorías, que conforman el 36% de la población estadounidense, es ya mayor que entre los blancos americanos. Entre los republicanos, además de escasa población no blanca, hay menos mujeres y jóvenes, lo que da un partido muy anclado en la identidad americana tradicional. El partido demócrata, en cambio, evoluciona más rápidamente al compás del cambio demográfico y étnico.

Esta es la sociología del voto que le espera a Obama en noviembre en su enfrentamiento con Romney. Las tendencias favorecen a largo plazo a los demócratas, pero no está claro todavía que puedan sacar provecho de los cambios demográficos ni que esté asegurada la reelección del actual presidente, puesto que el grupo de población masculina blanca de más edad es el que tiene más dinero y poder para influir en las campañas electorales.

Comentarios

Los demócratas estaunidenses son mas fieles, en ideas, a los fundadores de Estados Unidos, y los republicanos siguen fieles a su nazismo disfrazado de liberales. Es una bipolaridad que padecen desde el siglo XIX, aunque de cara a la política exterior son el mismo perro con diferente collar. Ahora bien, el problema de Obama es que su propio partido no le deja gobernar, es decir, carece de autoridad. En este primera mitad del siglo XXI El mundo, y no solo Estados Unidos, se enfrenta a fuertes turbulencias sociales, próximas a un verdadero seísmo planetario.
En mi opinión, esa presunta brecha creciente entre los dos principales partidos norteamericanos, ni es extrapolable a otros países, ni es un “extremismo en ascenso”. El bipartidismo significa elegir entre dos partidos iguales. En todo el planeta, la diferencia entre partidos socialdemócratas y democristianos, es mínima. En esencia, todos son partidos capitalistas y liberales. Hace décadas que la Humanidad está consumiendo su tiempo, sin tomar las medidas que debe tomar, porque se considera que son medidas antiliberales, o porque van contra los intereses de las grandes compañías, que han ido tomando el poder de los Estados, o por miedo al electorado. Para salvar a la Humanidad de lo que se avecina, es necesario tomar medias valientes, que el bipartidismo no es capaz de tomar.
Hablemos de España. Aquí los extremistas me parece que son pocos, cuatro contados a uno y otro lado del centro: unos van al Valle y otros a la Herriko, pero a ambos les une el haber sido vencidos por la democracia. Lo que no sé es si el resto sabemos de qué palo vamos. Cuando resulta que gobiernan unos, no estamos contentos porque hacen la política de los otros y cuando gobiernan estos, los suyos no están contentos por no hacer lo que se esperaba, aunque tampoco sigan la línea de aquellos. La política en democracia es un campo delimitado sin posibilidad para demasiadas alegrías, ya sea a lo ancho o a lo largo. Eso sí, a lo tonto permite mayores licencias, de ahí que nuestros jugadores no dejen de extralimitarse. Y me parece que los ciudadanos estamos, cada vez más, un poco más hartos. En esto somos iguales. Iguales en indignación por ver excesos en la magnitud de la estolidezl y poca valentía a la hora de meter mano a las otras dos magnitudes primeras. Que no digo que haya que cambiar de campo sino mejorar el que tenemos.
Si Buffet apoya al Partido Demócrata, eso demuestra que los motivos de discrepancia entre ambos partidos son prácticamente irrelevantes y folclóricos. No se trata de secesión o esclavitud sino de mantener privilegios administrativos. En cuanto a la composición étnica todavía me pregunto porqué los hispanos blancos no son considerados blancos por los medios de comunicación norteamericanos. Los hispanos/españoles/latinos son "brown" con independencia de su origen. Algo así como los "coloured" en Sudáfrica. De todos modos, lo mismo se decía de los italianos hace un siglo, y ahora están integrados en el grupo de los blancos....
Capitalismo: ésa es la palabra tabú para el europeo medio, la que te reprimendará, la que despertará sus alarmas para aislarte. Más progre o más conservador, el europeo medio, de pueblo o de ciudad, no lo mencionará, porque no lo piensa ni lo comprende, le suena a chino, a algo malo, no sabe lo que es. Todos los discursos que ha recibido, del Estado, de la família, de la escuela, de la Universidad, de los periódicos, de la música, de la televisión, de los amigos, de sus parejas, del dueño del bar que te sirve los cafés, y del entrenador de fútbol de su equipo favorito ha llevado implícito que el capitalismo, es malo, feo, peligroso y ni es asunto nuestro, ni lo debe ser..Los EEUU son capitalistas, sus dos principales culturas políticas lo son. Y eso es lo que, en cada ocasión, hace que el europeo necesite una traducción con los republicanos y los demócratas, que no se ajustan a nuestros patrones de conservadores y progres, ambos estato-céntricos. La entera cultura americana es liberal en lo económico, una cultura que trasciende a sus dos principales partidos..Con el fallo global del sistema bancario, debido a sus abusivas prácticas, y las consecuentes crisis del crédito y de la deuda europea (con los recortes, rescates, y movimientos internacionales de dinero), estáis de enhorabuena. El capitalismo ha quedado como el enemigo público número uno..Y eso es un peligro. Porque de indignarse ante la tremenda especulación acumulada (lo cuál es obvio), se pasa (en la mente del progre europeo) a la idea de que hay que abolir la totalidad del principio de libertad de empresa y de la iniciativa privada..Y no queremos llegar a eso, ¿verdad progres?.Al tanto pues con los estatistas europeos, de izquierdas o derechas, sois una mayoría, barruntáis ideologías desde que os levantáis, pero no habéis entrado en contacto ni con la libertad, ni con el emprendimiento, ni con la pluralidad, ni con la aventura que una sociedad abierta supone, dónde a las Verdades Absolutas se les pone coto, el de la libertad de los individuos y sus legítimos proyectos de vida.
Thomas Jefferson: «"Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron" ». Scary, scary....
No, Lambda, si ya dijo Bertol Brecht que es más grave fundar un banco que atracarlo. Y todavía peor reflotarlo para que siga atacando.
Hice el quote sobre Jefferson en broma, pero sorprende lo aparentemente acertado que va sonando estos días. A mi, lo que me encanta del capitalismo es que es uno de los pocos sistemas económicos que acepta manifiestamente su falta de adscripción a principios morales. Es decir, como decían los romanos, el dinero no huele, venga de donde venga. Y en esas estamos. Rescatando bancos. Con el dinero ganado por las manos de trabajadores, oficinistas y profesionales liberales. Si esto es liberalismo, que paren que me apeo.

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