Tres dictaduras y una democracia
Amnistía Internacional (AI) no tiene buena prensa entre los dictadores. Merecidamente. Los más viejos del lugar recordarán cómo incordiaba al régimen franquista. Tampoco gustaba a los antifranquistas enfeudados a otras dictaduras, las comunistas de Moscú y Pekín. La labor que viene haciendo AI desde su fundación en 1961 para proteger a las poblaciones de los abusos y atentados contra sus derechos es pionera y ejemplar, a pesar de los errores que pueda haber cometido esta organización, como tantas otras dedicadas a la defensa de los derechos humanos.
Basta juntar en Google tres palabras: Amnesty International, Israel y antisemitismo para dar con las dificultades que se encuentran al informar sobre los abusos en determinadas regiones especialmente complejas. No debe extrañarnos. Las denuncias de AI, incluso las controvertidas o equivocadas, ayudan en los regímenes democráticos y, en cambio, molestan a las dictaduras, como ha ocurrido siempre.
¿Significa esto que Israel no es una democracia? En absoluto. Significa que debemos hilar fino a la hora de calificar lo que hay entre el Jordán y el Mediterráneo, y que puede resumirse en tres dictaduras y una democracia. La democracia es Israel: un Estado de derecho, con división de poderes, democracia representativa, pluralismo político y libertad de expresión. Hay dos dictaduras: la de Hamás en Gaza, donde se aplica la pena de muerte y se atenta contra los derechos humanos, además de atacar a la población israelí fuera de las fronteras, y la más benigna de Fatah en Cisjordania, cuyo jefe, Mahmud Abbas, no ha querido, por cierto, confirmar ni una sola de las condenas a muerte dictadas por sus tribunales. Y una tercera que dejaremos describir a Peter Beinart, joven intelectual sionista estadounidense, en su más que recomendable libro 'La crisis del sionismo': “Nos decimos a nosotros mismos que Israel es una democracia, pero en Cisjordania es una etnocracia, un lugar donde los judíos gozan de la ciudadanía y los palestinos no”.
Puede que la dictadura de los colonos no sea peor que la de Fatah y Hamás, pero es el mayor obstáculo para la paz entre israelíes y palestinos. Y es del todo lógico que AI no tenga buena prensa entre los colonos y los políticos que los representan.
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