Atentado mortal contra un instituto en Italia
El centro tiene el nombre de la mujer del conocido juez antimafia Falcone, asesinado en 1992
Melissa Bassi, estudiante de 16 años, estaba a punto de entrar a clase poco antes de las ocho de la mañana en el Instituto de Moda y Turismo que frecuentaba en Brindisi, en el sureste de Italia. En ese momento estalló una bomba. Bassi falleció en el acto y su mejor amiga, Veronica Capodieci, luchaba anoche por la vida, tras sufrir una delicada operación en el tórax. Otras cinco compañeras resultaron heridas de gravedad.
La noticia del atentado contra un centro de enseñanza y la imagen de los cuadernos quemados y desparramados frente al colegio, los cristales rotos y las paredes oscurecidas ha echado más leña al fuego de la inestabilidad que envuelve Italia.
La debilidad política resulta patente en vísperas de la segunda vuelta de las municipales, las primeras de la época post-Berlusconi. Los continuos episodios de violencia contra la agencia de recaudación de impuestos Equitalia y la agresión al consejero delegado del grupo Ansaldo Nucleare, Roberto Adinolfi, ha obligado al Gobierno de Mario Monti a reforzar la seguridad para 14.000 posibles objetivos terroristas.
“Todas las hipótesis están abiertas", declaró la ministra del Interior, Maria Cancillieri, avalando la cautela sobre la autoría del atentado de este sábado manifestada por el fiscal Cataldo Motta. Sin embargo, si tras los disparos contra Adinolfi la mente de los italianos se centró en las Brigadas Rojas y los años setenta, el atentado de Brindisi sacó del baúl a otro fantasma: las bombas de la mafia de principios de los noventa.
Un conjunto de símbolos y señales parece valorar esta sensación, no confirmada. La escuela está dedicada a Francesca Morvillo, mujer del juez antimafia Giovanni Falcone, quien murió junto a él (y a tres agentes de la escolta) el 23 de mayo de 1992, cuando la Cosa Nostra voló el Fiat en el que viajaban rumbo a Palermo. El colegio ganó un concurso sobre la lucha contra la criminalidad. Con anterioridad al atentado estaba previsto que los alumnos asistieran a la Caravana de la Legalidad, una marcha organizada por la más activa e importante asociación antimafia de Italia, Libera. Su presidente, Don Luigi Ciotti, recordó que “los clanes temen más la escuela que la justicia. La educación suena el despertador de la conciencia colectiva y corta la hierba bajo los pies de los criminales”. La Caravana está recorriendo el país con ocasión del 20 aniversario del asesinado de Falcone.
Este sábado se añadió un nuevo nombre que recordar, otra joven, heroina a su pesar, hija única de un obrero y de un ama de casa. Manifestaciones espontáneas de repulsa se celebraron horas después en las plazas de Brindisi, de Roma, de Milán y de Palermo.
En la noche del 2 de mayo, en Mesagne, el pueblo de las afueras donde vivía Melissa, una bomba destruyó el coche de Fabio Marini, presidente de la asociación antiextorsión local. El 9 de mayo, en el mismo pueblo, la Policía arrestó a 16 personas por vinculación con la Sacra Corona Unita (la mafia de Apulia), el narcotráfico y la extorsión. Algunos kilómetros más al sur, una operación antidroga desmanteló un clan de 35 personas. Los investigadores se preguntan si la bomba contra las chicas que estudiaban para ser modistas podría ser una respuesta al acecho policial.
La criminalidad organizada asesina normalmente a hombres y mujeres en la primera línea de la lucha contra sus intereses, como magistrados, periodistas, sindicalistas. Sin embargo, no han faltado en el pasado bombas indiscriminadas: el 27 de mayo de 1993 una explosión mató a cinco transeúntes e hirió a 50 en el centro de Florencia. En julio del mismo año, en Milán estalló otro artefacto causando 5 muertos. Ambos atentados se atribuyeron a Cosa Nostra. La Sacra Corona Unita tiene un perfil más bajo. Suele utilizar artefactos para intimidar. La bomba que se utilizó esta mañana, sin embargo, estaba construida para matar: tres bombonas de gas atadas, escondidas en un cubo de basura.
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