Comienza el juicio contra Edwards por desviar fondos para ocultar a su amante
El exsenador demócrata se enfrenta a 30 años de prisión Su abogados alegarán que no sabía que se desviaron fondos para ocultar su 'affaire'
El excandidato demócrata a la Casa Blanca John Edwards se enfrenta hoy a la primera sesión de la vista oral en la que un jurado deberá decidir si es culpable de desviar fondos de su campaña de las primarias en 2008 para ocultar tanto una relación extramatrimonial con Rielle Hunter como el embarazo de aquella. Con el inicio del juicio se empieza a escribir el último capítulo de un escándalo plagado de mentiras y desmentidos que acabó con la prometedora carrera política del exsenador por Carolina del Norte.
La fiscalía acusa al expolítico de fraude electoral. En su escrito, se alega que estaba al tanto de que dos donantes concretos –la multimillonaria Rachel Mellon y el responsable de las finanzas de la campaña Fred Baron- habían entregado fondos no contabilizados por valor de 925.000 dólares (704.351 euros) que fueron destinados exclusivamente a encubrir la existencia de la amante de Edwards a los votantes.
“Tener una aventura no es un delito federal”, les ha dicho a los 12 miembros del jurado el fiscal David V. Harbach. “Edwards escogió violar la ley porque si su 'affaire' se hacía público destruiría cualquier oportunidad de ser presidente,y él lo sabía". Si el jurado hace caso a la acusación y lo declara culpable, el político demócrata podría pasar un máximo de 30 años en prisión.
La defensa del exsenador hará pivotar sus alegatos sobre dos ejes principales: que éste no estaba al tanto del destino final de esas donaciones y que, en todo caso, se trataba de regalos de amigos por lo que Edwards podía gastarlos como quisiera al no estar vinculados a ningún fin electoral.
Uno de los principales objetivos de la defensa de Edwards es desacreditar a Andrew Young, ayudante del exsenador durante la campaña de 2008 y principal testigo de la acusación. La relación entre ambos era tan estrecha que el propio Young declaró ser el padre de la hija de Hunter cuando se desveló que estaba embarazada.
El antiguo asistente, que goza de inmunidad penal, fue el encargado de gestionar las donaciones de Mellon y Baron para pagar los viajes en avión privado y los hoteles de lujo en los que se ocultó a la amante de Edwards durante las primarias. Estos y otros detalles los reveló el exasistente en su libro El Político, que publicó en 2010 y cuyos derechos ya ha vendido a Aaron Sorkin, guionista de El Ala Oeste o La Red Social.
Los abogados del exsenador, además, harán pivotar sus alegatos sobre dos ejes principales: que éste no estaba al tanto del destino final de esas donaciones y que, en todo caso, se trataba de regalos de amigos por lo que Edwards podía gastarlos como quisiera al no estar vinculados a ningún fin electoral. “Nunca se le ocurrió que ese dinero pudiera constituir una violación de la ley federal. John Edwards no toco un solo penique de esos fondos”, ha señalado Allison Van Laningham, una de las abogadas del excandidato. “Ha podido cometer muchos pecados, pero ningún crimen”.
La relación de Young con el candidato era tan estrecha que él mismo declaró ser el padre de la hija de Hunter
En su primera intervención ante el jurado, Laningham ha defendido que el desvío de casi un millón de dólares fue orquestado exclusivamente por Young y su esposa para construirse una mansión en Chapel Hill (Carolina del Norte) alegando que le pidieron dinero a Mellon antes de saber que Hunter estaba embarazada. La letrada no ha negado que parte de esos fondos se destinara a encubrir la aventura de Edwards pero, ha puntualizado, se hizo para “evitar una humillación” al propio exsenador y a su esposa.
El jurado deberá decidir, por tanto, si cree al político, que negó reiteradamente tener una relación extramatrimonial con Hunter y ser el padre de su hija, o al exayudante, que aseguró ser él quien la había dejado embarazada. Esta mañana, la juez encargada del caso, Catherine Eagles, designada por Barack Obama en 2010, ha informado al jurado que Young había tratado en varias ocasiones de contactar con otros tres testigos para conocer qué iban a declarar. Uno de ellos, según Eagles, alguien con el que el asistente pasó una noche en 2007. Con esta revelación, la magistrada, que ha evitado en todo momento describir el comportamiento de Young como manipulación de testigos, ha dado aire a la defensa de Edwards en su objetivo de desacreditar l su antiguo asistente.
La examante de Edwards intervendrá en el juicio como testigo de la defensa y de la acusación
La examante de Edwards, que ahora vive en Charlotte (Carolina del Norte) con la hija de ambos, Frances Quinn Hunter, de cuatro años, intervendrá en el juicio como testigo de la defensa y de la acusación. Sus abogados se han incorporado recientemente al equipo legal del político. Entre las pruebas de la fiscalía se encuentran grabaciones entre Hunter y Mellon -que no acudirá a testificar debido a su avanzada edad, tiene 101 años. (Baron tampoco lo hará porque murió en 2008).- y entre la aquélla y Andrew Young, el principal testigo de la acusación.
A falta de saber si el propio Edwards intervendrá en el juicio, quien sí lo hará es su hija mayor, Cate. La joven de 30 años, abogada de profesión, ha estado durante toda la sesión sentada detrás de su padre e incluso ha dado algunas indicaciones a sus defensores. Su testimonio es importante porque podría aclarar si su madre, Elisabeth Edwards -que falleció de cáncer en 2010 y se divorció del exsenador poco antes de morir-, estaba al corriente de su aventura extramatrimonial y el papel que tuvo en la trama urdida para ocultar su existencia. La acusación ha anunciado que tiene cintas que evidencian que la señora Edwards estaba al tanto del desvío de fondos para esconder a Hunter de la opinión pública.
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