Fang Lizhi, el astrofísico que alentó Tiananmen
Tras la matanza pidió asilo en la Embajada de EE UU
Cuenta el viejo halcón de la diplomacia estadounidense Henry Kissinger en su libro China (Debate, 2012) que Fang Lizhi se convirtió en “el símbolo de la división entre Estados Unidos y China”, cuando el conocido astrofísico y disidente pidió asilo, junto con su familia, en la Embajada de Washington en Pekín al día siguiente de la matanza de Tiananmen, el 4 de junio de 1989. Fang no estuvo en la plaza durante aquel largo mes y medio de protestas, pero sus enseñanzas de que los estudiantes debían cultivar un pensamiento libre e independiente de los dogmas del Partido Comunista Chino (PCCh) alentaron a muchos de los que se manifestaron.
Dos años antes, Fang se involucró directamente en las protestas estudiantiles que provocaron la caída del gran reformador de China, el entonces secretario general del PCCh Hu Yaobang. El astrofísico también fue castigado. Fue expulsado del PCCh y perdió su empleo como vicepresidente de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Anhui.
Fang Lizhi, de 76 años y muerto en Tucson (Arizona), donde residía en la actualidad, no logró hasta un año después, junio de 1990, salir de esa Embajada para iniciar su exilio, primero en Reino Unido y luego en EE UU. Según lo que el mismo Fang reveló el año pasado, el Gobierno japonés participó en las negociaciones para su salida del país y “se comprometió a reanudar el programa de créditos a China”, suspendido tras Tiananmen, “a cambio de resolver el problema Fang Lizhi”.
Hijo de un cartero y dotado de una inteligencia para la física que le permitió ingresar a los 16 años en la Universidad de Pekín, la más prestigiosa de China, Fang Lizhi estaba convencido de que los intelectuales están llamados a jugar un papel preponderante en el destino de su país y preservó el elitismo de esta clase por la misión que debía de cumplir. De ahí su defensa de los valores de la educación, que incluían el libre pensamiento y la creatividad. “Los intelectuales son el componente más dinámico de las fuerzas productivas”, diría.
En 1956, cuando acababa de ingresar —tras su graduación— en el Instituto de Física Moderna de China, expresó sus ideas durante el movimiento aperturista de Las cien flores, pero Mao Zedong no estaba preparado para recibir tantas críticas y, como otros muchos intelectuales chinos, Fang Lizhi fue tildado de “derechista” y expulsado por primera vez del PCCh. Comenzaba un periodo difícil. Durante la Revolución Cultural (1966-1976), pasó casi un año detenido y después fue enviado a trabajar al campo. Solo se llevó consigo un libro de astrofísica, que releyó tantas veces que terminó por reorientar su investigación desde la física pura a la cosmología.
Tras la muerte del Gran Timonel (1976), Fang fue rehabilitado y recuperó tanto su cátedra como el carné del PCCh. Inició entonces un periodo muy activo de conferencias tanto dentro como fuera del país y en la década de los ochenta, con la apertura que impulsó Hu Yaobang, se convirtió en uno de los mayores críticos al dogmatismo del PCCh.
Para Fang Lizhi, los intelectuales —como sostiene la tradición confuciana— tienen la obligación de velar por el bienestar del pueblo. La libertad de expresión “es un derecho, no un regalo de las autoridades”. Esa misma libertad fue la que utilizó después en EE UU para criticar al Gobierno que le había acogido por preocuparse solo de hacer negocios con China sin tener en cuenta la situación de los derechos humanos del país más poblado del planeta.
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