Los islamistas de Túnez renuncian a la 'sharía' como principal fuente de derecho
El ministro de Exteriores español pide que la Constitución incluya el respeto a las minorías
Al ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, le quitaron un peso de encima nada más llegar el lunes, por primera vez, a Túnez. El islamista Ennahda (Renacimiento), el principal partido del país, ha renunciado a seguir peleando para que la sharía (ley islámica) sea considerada por la nueva Constitución como la principal fuente del derecho.
La decisión anunciada por Ennahda, tras un intenso debate interno y una votación de su comité consultivo, supone una importante concesión y contribuye a calmar el ambiente tras semanas de enfrentamientos entre islamistas y partidos laicos. La Asamblea Constituyente de Túnez —dominada por los islamistas, que obtuvieron más del 40% de los sufragios en las elecciones generales— prepara, desde finales del año pasado, una Carta Magna.
El jefe de la diplomacia tunecina, el islamista Rafik Abdessalem, ha anunciado ufano, en una conferencia de prensa, que “el artículo 1 de la antigua Constitución”, aprobada tras la independencia en 1956, era una referencia religiosa considerada como “suficiente”. No había que añadir nada más. Eso era lo que reivindicaban los laicos.
“Túnez es un Estado libre, independiente y soberano; el islam es su religión, su lengua el árabe y la República su régimen”, reza el texto de ese artículo sobre el que ahora hay consenso. A lo largo del día varios dirigentes islamistas tunecinos hicieron declaraciones para explicar su marcha atrás. Ennahda muestra así, según Ziad Doulaiti, “su moderación”. La decisión tomada servirá “para reforzar el consenso nacional y favorecer el éxito de la transición democrática”, añadió.
"El Gobierno español está encantado con el proceso de transición"
Ennahda ha flexibilizado su postura justo cuando los partidos laicos —dos de ellos forman parte de la coalición gubernamental con la que gobiernan los islamistas— han empezado a reagruparse e incluso a fusionarse para poder ofrecer más resistencia al partido hegemónico religioso. El primer ministro que condujo al país hasta sus primeras elecciones democráticas, Beji Caid Essebsi, desempeña un papel destacado federando a las corrientes laicas pese a su avanzada edad (82 años).
García-Margallo no comentó la concesión que acaban de hacer los islamistas, pero sí expresó el deseo de que la Constitución en preparación “garantice la libertad de profesar cualquier religión, respete a las minorías y los derechos de las mujeres”. “El Gobierno español está encantado con el proceso de transición que está haciendo Túnez”, añadió. “Estamos convencidos de que Túnez será un ejemplo” para buena parte del mundo árabe y musulmán.
Es probable que la Ley Fundamental tunecina recoja también la libertad de culto religioso pero es dudoso que, como pidió el ministro español, también garantice la libertad de conciencia y permita, por ejemplo, las conversiones del islam al cristianismo. Ningún país árabe lo acepta.
Porque Túnez es “clave”, España “va a continuar con la cooperación” con el país en el que empezó la primavera árabe “pese a las actuales dificultades presupuestarias”, aseguró García-Margallo.
El ministro concluyó su primera rueda de prensa en Túnez vaticinando que “el cambio en Siria es inexorable”. “Tardará más o menos, pero lo es”. “Las aspiraciones del pueblo sirio no son distintas de las del pueblo tunecino”. “España desea desempeñar un cierto liderazgo en la UE para facilitar la transición en Siria”, concluyó.
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