El exjefe del Estado Mayor turco se sienta en el banquillo acusado de terrorismo
El general Basbug, acusado de liderar una trama que planeaba un golpe de Estado
Este lunes ha comenzado el juicio contra el general Ilker Basbug, exjefe del Estado Mayor turco entre 2008 y 2010, acusado de terrorismo. Se le acusa de ser uno de los dirigentes de la trama ultranacionalista Ergenekon que, según la fiscalía, planeaba un golpe de Estado contra el partido del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. Según el fiscal, Basbug, de 68 años, habría creado una campaña en Internet con más de 40 páginas webs dedicadas a desacreditar el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en poder desde 2002.
La vista ha tenido lugar en la prisión de máxima seguridad de Silivri, a varios kilómetros al este de Estambul. Hasta esta cárcel, reservada a terroristas y miembros del crimen organizado, se desplazaron familiares y simpatizantes del, hasta hace poco, todopoderoso estamento militar. Un centenar de ellos pudieron entrar en la sala, situada en un anexo de la prisión donde Basbug lleva detenido desde el 6 de enero. Varios llevaban pancartas, en las que se podía leer “los soldados no pueden ser terroristas al igual que el sol no puede ser cubierto por barro”.
Vestido esta vez de civil y compartiendo banquillo con 29 acusados más, Basbug intentó sin éxito que su caso fuera llevado a la Corte Suprema, aquella que juzga a ministros, presidentes y Jefes del Estado Mayor. “La acusación de hoy no es solo contra Ilker Basbug, sino también contra las Fuerzas Armadas turcas, y en términos políticos, también contra el Estado”, aseguró el abogado del general. Sin embargo, la petición fue desestimada al considerar que no se tratan de delitos relacionados con su cargo, sino delitos de terrorismo.
El arresto de Ilker Basbug, excomandante supremo del segundo mayor Ejército de la OTAN, ha causado un gran revuelo en Turquía. Durante décadas el Ejército se ha considerado garante de la Constitución laica del país y el protector de los valores heredados del fundador de la República, Mustafa Kemal Atatürk. En su nombre ha llevado a cabo tres sangrientos golpes de Estado, respectivamente en 1960, 1971 y 1980. En 1997, cuando Basbug ya era un oficial de alta graduación, la cúpula militar emitió un comunicado forzando la dimisión del Gobierno islámico de Necmettin Erbakan, donde militaba Recep Tayyip Erdogan.
El estamento militar siempre ha sospechado de que los políticos turcos con perfil religioso, como Erbakan, o Erdogan, quisieran desmontar las bases laicas sobre las que se asienta la República. El último encontronazo ocurrió en 2007, cuando tras la segunda reelección del partido de Erdogan (AKP) los militares se opusieron al nombramiento de Aldula Gül como presidente de la República por ser islamista. Su fracaso marcó el fin de una época. Nunca se recompusieron de su derrota y a partir de ahí, el Gobierno comenzó a llevar a cabo reformas democráticas dedicadas a minar su poder.
Gracias a un amplio apoyo popular, el AKP consiguió acabar con los tribunales especiales y leyes que se encargaban de juzgar a los uniformados y que les convertían en una especie de poder paralelo, en ocasiones superior a los propio Gobiernos electos. Desde entonces, una serie de juicios como el caso Bayloz (Mazo) o Ergenekon, una trama golpista ultranacionalista que intentaba derrocar al actual Gobierno a través de atentados selectivos, han sentado por primera vez a los militares en el banquillo obligándoles a dar explicaciones por sus acciones.
El juicio de Basbug es, en este sentido, la antesala de otro de los procesos judiciales más esperados: el juicio contra el general Kenan Evren, de 94 años, que lideró el sangriento golpe de Estado de 1980 y por el que la fiscalía pide cadena perpetua. Su arresto fue posible gracias a la reforma constitucional que el AKP promovió en 2010 y que acabó con el blindaje que los propios generales habían fijado al redactar la actual Constitución de Turquía.
Según recoge Reuters, a la entrada del juzgado un oficial dijo al general Basbug que “las fuerzas armadas turcas nunca han sido vencidas”. “Por supuesto, todo esto pasará” respondió el general. Pero ya nadie les va a devolver su imagen intocable de antaño. Con la depuración de la vieja guardia, erigida bajo la supremacía de los valores kemalistas, se acaba una era en Turquía.
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