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EL CONFLICTO EN SIRIA

Rusia plantea una batalla diplomática en la ONU para defender a Siria

Moscú considera "inaceptable" un borrador de resolución promovido por países occidentales y árabes que recoge recomendaciones de la Liga Árabe

Vista del pleno del Consejo de Seguridad en Nueva York (EE.UU.).
Vista del pleno del Consejo de Seguridad en Nueva York (EE.UU.).Devra Berkowitz (EFE)

El choque diplomático sigue vivo en el Consejo de Seguridad sobre la manera de hacer frente a la ola de represión en Siria. El órgano de las Naciones Unidas encargado de velar por la paz celebró anoche en Nueva York una reunión a puerta cerrada para tratar los términos de un nuevo borrador de resolución ante la violencia en el país y la brutal represión de Bachar el Asad. Rusia, el único aliado sin complejos que le queda a la dictadura siria, ya ha dicho de antemano que no aceptará la imposición de sanciones. Mientras tanto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha pedido desde Davos que se actúe con "coherencia" y ha señalado que hay que "ayudar a las personas que han salido a la calle para pedir democracia".

En el documento obtenido ayer por EL PAÍS, se apoya explícitamente “la iniciativa de la Liga de Estados Árabes detallada en su decisión del siete de enero de 2012 de facilitar una transición política que conduzca a un sistema político democrático y plural, en el que los ciudadanos sean considerados iguales independientemente de sus afiliaciones, etnias o credos”. Se pide a Assad que integre a la oposición en un gobierno de unidad nacional, “delegando su total autoridad sobre su vicepresidente, para que coopere completamente con el gobierno de unidad nacional”. La Liga Árabe tiene una misión de observación en el país cuya capacidad ha sido puesta en duda.

El borrador "no contiene ni una sola consideración hacia nuestra postura" e ignora "aspectos fundamentales para nosotros", declaró el viceministro de Asuntos Exteriores, Gennady Gatilov, citado por la agencia Itar-Tass. Gatilov detalló que su país se niega a apoyar cualquier resolución que pida la dimisión de El Asad. "Cualquier decisión sobre el futuro de Siria debe hacerse durante el proceso político sin condiciones previas, y la petición de dimisión de El Asad es una condición previa", dijo Gatilov.

"No podemos apoyar una llamada a la salida de El Asad en ninguna resolución del Consejo", afirmó, aunque en sus declaraciones no llega a decir que Rusia vaya a ejercer el veto sobre esta resolución.

Francia, que lidera las negociaciones por parte de los países occidentales, apoya plenamente el plan de la Liga Árabe para resolver la crisis, incluida su componente política. Pero al mismo tiempo que se negocia la resolución, crecen las dudas sobre la misión de la Liga Árabe, a la vista de la falta de compromiso del régimen sirio con la propuesta y el continuo derramamiento de sangre.

El encuentro del Consejo de Seguridad se celebra además días antes de que el secretario general de la Liga Árabe, Nabil el-Araby, y el primer ministro de Catar, Sheik Hamad bin Jassim al-Thani, acudan a la ONU para tratar la cuestión siria. La última estimación del organismo habla de más de 5.000 personas muertas desde el inicio de la escalada de violencia en marzo.

Las consultas de esta tarde se celebran a petición de Marruecos, el representante de los países árabes en el órgano de la ONU. La intención es presentar el texto redactado por Alemania, Francia y Reino Unido, apoyado por Marruecos y Catar, a los 15 miembros con la intención de votarlo a lo largo de la semana próxima, coincidiendo con la visita de los dos mandatarios árabes.

Para que la nueva versión de la resolución pueda ser adoptada en los nuevos términos, necesitaría contar con el apoyo primero de los cinco países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia). Y no es el caso en este momento, a pesar de la apertura de mano de la delegación ruso y la china, principales aliados de Damasco.

Rusia y China ya usaron el veto en octubre para bloquear una resolución propuesta por los países europeos en el Consejo de Seguridad. Como alternativa, Moscú propuso unos meses después un texto alternativo, que se apoyaba esencialmente en la declaración presidencial adoptada en verano. Washington, París y Londres agradecieron el gesto pero la consideraron desequilibrada.

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