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Kaczyński se aferra a la retórica antieuropea para volver al poder

Derecho y Justicia, el partido del ex primer ministro, vuelve a llevar la delantera en los sondeos. Asustar con la “hegemonía alemana” y con el “nos toca pagar por culpa de Grecia” ha dado resultado

La Unión Europea nunca ha sido el país de las maravillas de Jarosław Kaczyński, el ex primer ministro polaco y cabeza del partido Prawo i Sprawiedliwość (Derecho y Justicia). Pero hasta el año pasado, era posible incluirlo dentro del grupo de los euroescépticos moderados.

La situación cambió drásticamente tras la crisis griega, cuando Alemania –por la que siente muy poca simpatía– aumentó su protagonismo. La cólera de Kaczyński la despertaron las declaraciones en Berlín del ministro de Asuntos Exteriores polaco en noviembre de 2011. Radek Sikorski, teniendo delante a la Asociación Alemana de Política Exterior y en presencia de los expresidentes de Alemania, hizo un llamamiento al país vecino como Estado más fuerte de la Unión Europea para que salvara de la crisis a la eurozona. Propuso asimismo reforzar la Comisión Europea, la preparación de una lista europea general de candidatos para el Parlamento de Estrasburgo y la unificación de los puestos de jefatura de la Comisión y Presidencia de la UE, con una ampliación de sus poderes.

“Esa persona no tenía ninguna razón para ofrecer a Alemania el liderazgo de la Unión Europea”, afirmaba con dureza Jarosław Kaczyński. “Lo que hizo fue otorgar a Polonia la posición de segunda categoría que hemos tenido a lo largo de decenios. No son esos los objetivos de la política exterior polaca, no queremos volver a la situación previa al año 1989”.

Antes de 1989 los comunistas polacos se habían rendido a Moscú, y ahora el partido en el gobierno Platforma Obywatelska (Plataforma Ciudadana), del primer ministro Tusk y del ministro Sikorksi, entrega el país a Berlín. Kaczyński llegó a amenazar a Sikorksi con llevarlo a un Tribunal de Estado por haber quebrantado la Constitución polaca, que en su artículo número 5 dice: “La República de Polonia cuidará de conservar su independencia y la inviolabilidad de su territorio”.

En una declaración a los medios de comunicación, el dirigente de Derecho y Justicia acometió con vivo tono: “En el pasado, muchos polacos entregaron su vida a la lucha por conceptos en los que los representantes actuales del país [es decir, Sikorski] ceden de buen grado”. Con su estilo retórico característico, insinuó asimismo que las palabras de Sikorski forman parte de una conspiración de mayor envergadura promovida por el periódico alemán Die Welt y el diario polaco Rzeczpospolita.

Kaczyński, cuyos padres lucharon durante la guerra contra Alemania y Rusia, lleva años ensalzando las heroicas luchas de los polacos frente a Hitler y Stalin. Su argumentación puede resumirse así: Alemania y Rusia llevaron a cabo el reparto de Polonia a finales del siglo XVIII, y cuando los polacos consiguieron la independencia en el año 1918, ambos países se lanzaron de nuevo sobre Polonia en 1939. Según el político, actualmente el Gobierno de Donald Tusk está ayudando a recomponer el maligno eje Berlín-Moscú. A los alemanes les entrega la varita para dirigir la orquesta europea, y a los rusos una investigación sobre la tragedia en el aeropuerto de Smoleńsk de abril de 2010, en la que murió el presidente del Gobierno, Lech Kaczyński, hermano gemelo de Jarosław.

Kaczyński sueña con otro eje, el polaco-húngaro, o sea la coalición con Victor Orbán. Tras perder las elecciones una vez más, en otoño de 2011, exclamó: “¡Llegará un día en que lo consigamos, un día en que tengamos Budapest en Varsovia!”. En su última entrevista para la prensa polaca declaraba: “No vamos a gritar que queremos salir de la Unión Europea, [pero sí] cambiar el estatus [del Estado polaco] y procurar construir una coalición de fuerzas, sobre todo al sur de nuestras fronteras”.

Sikorski fue diputado de Derecho y Justicia y ministro durante el Gobierno de Kaczyński. En 2007 se pasó al partido Plataforma Ciudadana, en aquel entonces en la oposición y más tarde en el Gobierno. Pero hace 15 años, Sikorski era más de derechas que Kaczyński. Fue diputado del partido que reclamaba la inspección revisionista del pasado comunista de muchos polacos, y que en vez de la Unión Europea tenía la idea de algo más parecido a una federación de países de Europa Central (que Polonia dirigiría).

En aquel entonces Jarosław Kaczyński se declaraba a favor de la Unión Europea. “Estamos a favor de una Polonia fuerte dentro de Europa, por eso instamos a votar a favor de la entrada de Polonia en la UE”, decía en un anuncio televisivo en el año 2003, antes del referéndum decisivo. Y añadía: “Una ‘decisión en contra’ de la UE será un punto a favor de nuestros enemigos [pensaba en Rusia], así que los polacos que deseen un país libre y seguro deberían votar por la integración con Europa occidental”.

Tras hacerse su partido con el Gobierno, la retórica de Kaczyński no cambió. Llegó incluso a sugerir la formación de un poderoso Ejército europeo.

Durante dos años de su mandato Kaczyński solía añadir al lema “Polonia en Europa” las frases “como un Estado independiente”, “como un país fuerte, equiparable a sus vecinos”. Estas palabras estaban orientadas a tranquilizar a la parte conservadora radical del electorado de Derecho y Justicia, a sus aliados de la Liga de las Familias Polacas (en contra de la UE) en la coalición de Gobierno y al sacerdote Tadeusz Rydzyk, abiertamente a favor del Gobierno y jefe de la emisora de radio Radio María, de la ciudad de Toruń.

Este religioso-redentor encabeza una semi-secta religiosa a la que llaman con malicia “las boinas de angora” (por el tipo de gorro que usan con frecuencia las oyentes de edad de la emisora). Para Rydzyk, la Unión Europea representa el mal: el aborto, la eutanasia y los desfiles de homosexuales. “Lo que veo en Occidente es sobre todo las fuerzas de Satán”, dijo el cura en una retrasmisión de 2002. Antes del referéndum sobre el ingreso en la UE, profetizó: “La UE quiere aplastar a nuestro pueblo, hacerse con nuestras tierras para crear sus propias repúblicas. Establecer en algún lugar de Europa del Este los pulmones del continente, un sitio donde poder ir a la caza de osos. Los polacos estarán entonces a su servicio como criados”.

La mano derecha política de Rydzyk, Anna Sobecka, locutora de radio y diputada de la Liga de las Familias Polacas, afirma sobre la UE: “Es un sistema totalitario, artificial, burocratizado y puesto en entredicho. Hay un gobierno único en Bruselas, y con toda intención: Polonia perderá su soberanía. Se suprimirá el 90% de las granjas y tendremos tres millones más de parados”.

Sin embargo, tras el ingreso de Polonia en la Unión Europea, la situación de agricultores y ganaderos ha mejorado, y las granjas prosperan gracias a las ayudas de la UE. Por su parte, también Sobecka y Rydzyk intentan prosperar. Ella es candidata al Parlamento Europeo (de momento sin resultado). Él ha puesto en marcha en su Escuela Superior de Cultura Social y de Medios de Comunicación en Toruń los estudios “Cómo obtener fondos de la UE” y ha solicitado subvenciones a Bruselas: 15 millones de zlotys destinados a la mejora de las instalaciones para los estudiantes. En la radio declara: “Hay que aceptar el dinero de la Unión Europea. ¡Conseguir cuanto más mejor es una obligación patriótica!”.

La posición de Kaczyński ha cambiado a raíz de las declaraciones de Sikorski y de la entrada de Polonia en el pacto fiscal de la UE, de acuerdo con el cual 27 países deberán pagar 200 millones de euros al Fondo Monetario Internacional para socorrer a las economías endeudadas, entre ellas la de Grecia. La aportación polaca será de entre 6 y 9 millones de euros. “Intentar comprender este tipo de decisiones es posible solo si apelamos a intereses exclusivamente personales o a las posibilidades de carrera profesional y ascensos de individuos concretos dentro de la Unión Europea”, advierte Kaczyński tras la cumbre de la UE. Su rostro expresa rechazo: “Ningún argumento que tenga que ver con el interés nacional puede justificar el tipo de decisiones que ha tomado el Gobierno de Tusk. Nos encontramos frente a un intento de restricción de nuestra soberanía y de nuestra democracia”.

Una semana más tarde, Kaczyński fue breve en sus declaraciones. “No deberíamos pagar nosotros por los errores de Grecia. Íbamos a acudir al banquete europeo como un invitado de honor, y no a ser un plato del menú, que es lo que ha resultado que somos”, concluyó su intervención.

En los sondeos justo antes de Navidad, su partido Derecho y Justicia llevaba la delantera (ha pasado de contar con un 19% de apoyo a un 27%). Los expertos explican el fenómeno así: asustar con la “hegemonía alemana” y con el “nos toca pagar por culpa de Grecia” ha dado resultado. Pero añaden que el radicalismo de la postura de Kaczyński puede ser consecuencia del hecho de que haya surgido un partido de derechas que le hace la competencia y que intenta ganarse al padre Rydzyk y a sus “boinas de angora”.

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